
Umbra | |
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Creador | Omega76 |
Género | Masculino |
Edad | 25 años (Inicio) 32 años (Fin) |
Datos físicos | |
Altura | 2,2 m |
Peso | 90 kg |
Raza | Sangiano |
Otros | |
Series donde aparece | Dragon Ball Rangel Z (Anteriormente) |
Medallero | |
Logros | ![]() |
Umbra (anteriormente llamado Omega) era uno de los personajes de Dragon Ball Rangel Z, pero dado que el fic fue cancelado, el creador decidió reestructurar el artículo dándole un nuevo enfoque y mucho más serio y oscuro.
Su nombre significa "sombra" en latín.
Apariencia
Anatomía
Rejuvenecido
Se trata de la apariencia que Umbra posee gracias al uso permanente de la Máscara Maldita. En este estado se caracteriza por ser peculiarmente alto; mide poco más de dos metros de altura. Esto, en conjunto con su musculatura desarrollada, le otorga un aspecto muy imponente. Es de tez clara, ojos negros y pelo largo igualmente negro, que siempre lleva atado y le llega hasta por debajo de los hombros.
Original
Cuando los poderes de la Máscara Maldita de Umbra no están siendo utilizados, éste muestra su forma actual: su aspecto es similar al de un hombre humano de alrededor de setenta años, pues el uso de la máscara gasta sus energías, aumentando su edad biológica de manera desproporcionada. Debido a esto, su pelo se torna gris por las canas, su piel se vuelve un poco grisácea y arrugada, y además pierde algo de altura y de masa muscular. También, debido a que había perdido las manos en un combate y que sólo había podido regenerarlas con el uso de la máscara, éstas también desaparecen.
Vestimenta
Siendo nuestro protagonista alguien que conoció el ascenso social a una edad relativamente baja, es comprensible que varios de sus atuendos más importantes estén orientados a destacar y que la calidad de sus prendas sea lo suficientemente buena, incluso, para no ser destruida fácilmente en combate.
- Como soldado: Umbra lleva una armadura que cubre todo su torso y sus hombros, que además cuenta con muñequeras y botas de cuero, reforzadas por placas metálicas de color grisáceo a modo de protección. Esta armadura fue usada en los tiempos de la guerra, tras la cual Umbra la guardó, conservándola como un recuerdo de sus hazañas en el campo de batalla.
- Como guardia real: La vestimenta reglamentaria de los guardias consiste en una casaca roja (color representativo de la Familia Real) con el emblema del ejército bordado a la altura del pecho, abajo de la cual lleva puesta una camisa blanca, acompañada por un pantalón igualmente blanco, así como un pañuelo blanco atado al cuello y botas y guantes de color bordó con detalles dorados. La mayoría de estos artículos se perdieron en la inmensidad del océano después de que Umbra se exiliara a nado hacia el Sur del planeta Sang, no obstante, al estar su diseño estandarizado, existen todavía muchos ejemplares de los mismos.
- Como discípulo de Iloi: Se trata de un gi celeste con muñequeras y una faja de color lila. Estos elementos son compartidos por todos los seguidores del monje al momento de entrenar.
- Actual: Se lo ve la mayoría del tiempo usando una túnica blanca con preciosas hombreras doradas, pantalón blanco, faja negra y muñequeras rojas, y unas botas con detalles dorados, todos hechos con un material altamente resistente, haciéndolos ideal para cualquier tipo de pelea. Por otro lado, es necesario señalar que éstas son las prendas características de los Restauradores, la organización que Umbra solía liderar, por lo que su significación para él es bastante obvia, pues se trata del último vestigio en su poder de lo que fueron sus años de mayor felicidad.
Personalidad
Inicios
Como miembro de la Guardia Real, siempre le guardó un gran respeto al Rey Lazaw y a sus hijas, Cinis y Lacemonia. Mientras fue un militar destacado, su lealtad hacia el rey era incondicional, y su vida era buena. La vida del guerrero sería placentera y éste un hombre feliz, sin preocupaciones por lo que pasaba a su alrededor e incapaz de dudar del rey, por lo menos, hasta que Lacemonia realizó su confesión.
Actualidad
Tras haber perdido a su gran amigo, Youza, Umbra también había perdido en cierto modo la esperanza, no sólo porque quienes lo mataron habían demostrado ser seres violentos sin compasión alguna, sino también porque él, al igual que sus compañeros, notaron que ellos también eran débiles y que, después de todo, aunque se los considerara salvadores del Universo, no dejarían nunca de ser meros humanos. Esto lo desilusionó, ya que ahora sabía que él, y todos aquellos a quienes amaba, no dejarían de estar nunca en peligro por más fuerte que se hicieran.
Las cosas cambiaron cuando cayeron en su posesión las Reliquias del Triunfo, que al haberle otorgado un poder inigualable y un control de la naturaleza tan poderoso, se le hizo imposible no pensar en sí mismo como un dios, pero más que nada, como un dios benefactor; uno que usa sus poderes divinos no en función de sí mismo, sino de toda la humanidad (o por lo menos de todos los sangianos), teniendo el objetivo de que todo el mundo alcance la felicidad por medio de la eliminación de la muerte y el mal.
Es alguien generalmente tranquilo, pero no relajado, puesto que está pensando permanentemente; su capacidad de verlo potencialmente todo en conjunto con su perfeccionismo lo convierten en alguien muy ocupado, aunque esta actividad no es estresante para él (pero tampoco placentera) porque lo ve como la única, o por lo menos la más importante razón de su existencia.
Como se mencionó antes, Umbra se considera un dios, por lo cual no es alguien que acuda a la violencia por maldad, sino por la sensación de que se trata de un deber que él debe cumplir. Esto lo convierte en un ser admirado por lo sangianos, pero también temido, porque interferir con su reinado es algo extremadamente peligroso. Se podría decir que padece una forma de megalomanía severa, la cual es alimentada constantemente por los hechos que le permiten comprobar su poder (aplastar una revolución, aniquilar a un rival o simplemente utilizar sus poderes, los cuales en cierto modo siempre lo sorprenden como si fuera la primera vez que les da uso).
Como estratega y militar retirado que es, al momento de luchar, el guerrero se luce, combinando de manera ingeniosa sus habilidades para mantener siempre la ventaja. En combate siempre se muestra tranquilo, como si estuviera seguro de que va a obtener la victoria, y esto se manifiesta en los gestos y comentarios que puede hacer durante el transcurso de la misma.
Conducta observable
Exteriormente, Umbra es alguien que generalmente se muestra tranquilo, capaz de mantener en todo momento la compostura. Su mentalidad prioriza preservar la imagen de alguien digno de ser emperador, por lo que, naturalmente, siempre se muestra en un modo grandilocuente, sin dejarse llevar por emociones que alteren su comportamiento. Por otro lado, mientras estuvo rodeado de la nobleza cortesana se hizo conocedor de los llamados "buenos modales", de tal suerte que no requiere mucho esfuerzo para provocar una buena impresión en sus interlocutores cuando la situación es la apropiada.
Estas cualidades se ven reflejadas en su uso del lenguaje y su gesticulación, que normalmente son muy moderados, pero cuando es el momento de pelear o de castigar a un súbdito desobediente Umbra evidencia su superioridad, aunque siempre manteniéndose dentro de ciertos parámetros. De hecho, no es alguien capaz de sentir un odio visceral por sus oponentes, incluso si éstos significan un obstáculo real en el camino para lograr su fines, aunque por supuesto han sido excepciones aquellos que traicionaron su confianza, como Grand, quien fue severamente castigado con la muerte por haber creado a Mondo.
Ahora bien, para sus adentros, Umbra sí es capaz de expresar internamente un rango mucho mayor de emociones, las cuales rara vez salen del interior de su mente; la cáscara de la frialdad alberga todo tipo de pensamientos y de contradicciones, muy típicas de los humanos, de las cuales las más fundamentales serán abordadas a continuación.
Pensamiento e ideas
Inicios
Era natural que Umbra, de pequeño, careciera de cualquier noción sobre cosas como la política, la justicia y la dignidad, no sólo por su corta edad, sino también por la pobre educación que recibió de parte de su familia de origen humilde, la cual simplemente lo preparó para realizar unas pocas tareas domésticas así como a honrar a sus padres; no fue sino hasta unos pocos años después de su conscripción que empezó a desarrollar una firma lealtad hacia la Corona, la cual se responsabilizó de sus cuidados y su educación y en cuyo nombre se dispuso a dar su vida en cada combate. Así, el joven luchador se familiarizó con la idea de jerarquía, particularmente en el ámbito militar, donde recibió múltiples promociones por sus hazañas, convenciéndose de que su deber era el de abrir el paso a la gloria de la Familia Real y aplastar a sus enemigos.
De este modo, Umbra entendía entendía la continuidad existencial de la monarquía como su misión personal y profesional como guerrero, además de haber vivido durante su niñez los estragos que causaban la guerra y la inestabilidad política. En función de esto, podríamos afirmar que el más grande ideal de Umbra era el honor, es decir, la lucha permanente por obtener nuevos méritos a través de la realización de hazañas dignas de ser reconocidas por la nobleza. ¿Y cómo iría a ser de otra manera, si una sociedad de jerarquías y de élites sólo podría ser puesta en movimiento por la expectativa de demostrar la propia superioridad frente a los demás y de sorprender a aquéllos cuyas dignidades ya han sido reconocidas?
Rodeado todo el tiempo de las grandes figuras políticas y militares luego de haber conocido el ascenso social, Umbra tuvo la oportunidad de ser maravillado por los halagos (que a veces se transformaban en la adulación más superficial y deshonesta), los discursos de los ideólogos y las condecoraciones tan típicos del ámbito cortesano, por lo que resultó curioso que fuera la hija más joven del Rey, la infanta Lacemonia, la que motivada por su actitud rebelde se terminara encargando de cuestionar la ideología del honor tan arraigada en los pensamientos de su tutor: teniéndola a su cargo, se volvió permeable a sus críticas y frustraciones con respecto a la discriminación, la guerra, la severa desigualdad y las injusticias que la Corona aceptaba y fomentaba, y siendo Umbra alguien con una formación filosófica relativamente escasa, tenía dificultades para contraargumentar ante sus razonamientos, debiendo recurrir al consejo del Rey, de los nobles o de los intelectuales reputados. No obstante, el guerrero se mantuvo fiel a sus creencias, tolerando la actitud rebelde de la niña pero recordándole permanentemente la importancia de las jerarquías, la autoridad y la defensa del orden contra las ideas y los grupos sediciosos.
Una voluntad de cambio
El punto de inflexión se produjo cuando Lacemonia le comunicó su voluntad de exiliarse debido a su rechazo a la vida palaciega y a la guerra que se estaba llevando a cabo contra los revolucionarios. Aunque admirara la actitud de Lazaw, Umbra empatizaba con la soledad que la joven había experimentado durante toda su vida debido a la ausencia de sus familiares, que estaban ocupados todo el tiempo de cuestiones administrativas y militares, así como el encierro en el palacio real y la vigilancia impuestos por su padre; tal vez no era consciente de ello en su momento, pero en el momento en el que accedió a ayudarla en su huida, Umbra ya había interiorizado los valores de su compañera, los cuales con el tiempo irían afianzándose hasta predominar por sobre el viejo ideal del honor.
Por otro lado, los numerosos viajes le hicieron entender a Umbra que éste había vivido gran parte de su vida como una simple herramienta, un medio para que otros pudieran cumplir sus ambiciones; un mero instrumento había sido para el Rey Lazaw como posteriormente para Grand, quien de plano lo engañaría a él y a sus compañeros en beneficio propio. Aquello sería motivo de frustración para el sangiano, que descubriría que a pesar de su destacable poder siempre se había sometido por voluntad propia a la autoridad de otros; tal autoridad estaba en manos de los responsables de la desgracia de los más débiles, y para cambiar eso era preciso crear un nuevo orden cuyo principio no fuera la obediencia, sino la igualdad y la cooperación. Con esa mentalidad fue fundada la Orden de los Restauradores [de la paz], una organización dedicada a detener las guerras en distintos planetas y mediar en cualquier potencial conflicto antes de que estalle; en ella todos sus miembros eran fuertes, gracias a lo cual la igualdad entre ellos era completamente factible; los Restauradores, encarnaban el sueño de Lacemonia por construir un mundo pacífico y justo para todos.
La perversión de un viejo ideal..., ¿o la realización de un sueño?
Dado que la mayoría de nosotros, los seres humanos, nos inclinamos hacia una noción de justicia, nos resulta reconfortante saber que somos los buenos de nuestra propia historia, que nuestras creencias son las correctas y que ante las desgracias del mundo podemos refugiarnos en nuestro otro "mundo ideal" donde el mal y la injusticia han desaparecido; pero los hombres de acción, aquellos que se encargan de poner en movimiento lo que nosotros llamamos Historia, son los que se encuentran delante de sí al mundo tal como es, no como ellos desearían que fuera, y el acto de cambiar la realidad es mucho más arduo y doloroso que simplemente desearlo. Lo peor es que no todos sueñan lo mismo, dando inicio a una feroz competencia que tarde o temprano se convierte en derramamiento de sangre, tras lo cual uno se encuentra con las terribles consecuencias de haber desafiado el orden.
Es por esto que los repetidos fracasos de los Restauradores llevan a Umbra a plantearse la crucial cuestión del poder: ya no se trata del qué, sino del cómo: ¿de qué manera puede uno administrar el poder para conquistar sus sueños? ¿Cómo evitar la derrota en la guerra? Naturalmente, la adquisición de la lanza gravitatoria y las reliquias del triunfo le permitieron posicionarse virtualmente por encima de cualquier mortal, incluidos sus compañeros, de los cuales él podía ahora prescindir. Sin embargo, el costo era renunciar ahora a toda su personalidad, a las relaciones que lo habían motivado a emprender y continuar su viaje; era el costo de convertirse en un verdadero héroe.
Relaciones
Al igual que cualquier persona, Umbra posee vínculos personales con toda clase de individuos, pero naturalmente, algunos son más importantes en el desarrollo de nuestro carácter, y aunque esos vínculos se disuelvan, dejan una huella permanente en nuestra personalidad; aunque ya no estén más, nunca dejarán de acompañarnos.
En esta sección veremos cuáles fueron aquellos que contribuyeron a definir el carácter de Umbra:
Lacemonia
La conoció desde que era un bebé, se hicieron amigos rápidamente. En cierto modo, se trata de la única relación auténtica que estableció en toda su vida. Umbra se convirtió en una figura significativa para la infanta, cuyo padre estaba muy ocupado resolviendo cuestiones políticas y militares y su hermana, la princesa Cinis, se estaba capacitando para cuando heredara el trono; fue su confidente durante el largo tramo de su vida en el que ambos habitaron el Palacio del planeta Sang y su amante en el exilio.
El paso del tiempo llevó al guerrero a considerar a su amada como una igual, puesto que ella había demostrado no sólo que era capaz de fortalecerse, sino también de madurar y de hacerse valer ante otros. Había quedado atrás la vieja relación de tipo tutor-aprendiz, y en cambio, ahora ambos podían complementarse. Incluso la determinación de Lacemonia por lograr la paz y la igualdad para todos los sangianos (y posteriormente, para todos los habitantes del Universo) logró inspirarlo y producir un cambio significativo en él.
Tan maravillosa relación encontraría un final abrupto y amargo con la muerte de Adonia a manos de su camarada y el abandono de Satsu, lo cual trastornaría la imagen que tenía su amada de él, siendo su último recuerdo el de un luchador trastornado y sanguinario, el cual sólo podía producirle temor. Ante semejante situación, Umbra optó por abandonarla definitivamente, pues no toleraría condenarla a convivir con alguien que ya le resultaba irreconocible. Sin embargo, el sangiano no abandonaría la esperanza de contribuir a crear el mundo con el que su más grande compañera había soñado, empleando su poder para honrar aquel compromiso.
Garan y Jovan
Grandes colegas suyos, dotados del mismo ingenio que él. Los conoció en uno de sus entrenamientos y desde aquel momento supo que eran guerreros formidables. Los tres gozaron en conjunto su fama como soldados, la cual fue favorable para su amistad, una que estaba mediada por la lealtad y la pasión por la lucha.
Tras el regreso de Umbra al planeta Sang, Garan y Jovan se convirtieron en simples obstáculos para derribar a la monarquía, a la vez que éstos se sentían traicionados por el abandono de aquél. Tantos límites habían sido atravesados que ninguna vieja amistad excusaría la traición de uno ni la colaboración de los otros con un régimen opresor, de modo que los ahora guardias de la Reina Cinis terminarían encontrando su destino en un combate de vida o muerte contra el desertor.
Lazaw, Grand y Escil
Los tres se habían servido de Umbra como un simple peón, sometiendo la voluntad de éste a sus intereses y ambiciones personales, cosa que se volvería para él motivo de frustración. Esto resulta más triste considerando que el primero de ellos fue objeto de la admiración incondicional del guerrero y ambos habían tenido una relación buena al punto de que aquél le confiaría el cuidado de su hija menor; el segundo y el tercero, por su parte, sí vieron a Umbra (y a sus compañeros) como alguien desechable y únicamente funcional a sus metas en un corto plazo.
Iloi
Segundo hombre en ganarse la admiración de Umbra, tanto por fortaleza física y destreza como por su mentalidad pacifista y superadora. No se trata, fundamentalmente, de alguien con quien haya interactuado tanto o conocido en profundidad, pero sí fue alguien que cambió en gran medida su manera de ver el mundo, aparte de haber sido su maestro por un tiempo y haberle otorgado una de sus técnicas más emblemáticas: el japanaisu.
Youza
Después de su combate contra Umbra, éste se convirtió en su gran rival: ambos eran muy fuertes y deseaban superarse el uno al otro, pero al final de todo fue el sangiano quien se ganó el respeto de Youza, luego de vencer a Mondo. Podríamos decir que la relación de camaradería entre Umbra y Youza era semejante a la que aquél había tenido en el pasado con Garan y Jovan, y a esto se debió que su muerte trascendiera como un suceso traumático para el sangiano, el cual por un momento llegó a desmotivarlo a él y al resto de los Restauradores de seguir luchando por la paz.
Toku, Satsu y Adonia
En cuanto al resto de sus compañeros, no hay mucho que decir. Considera que sus técnicas son interesantes, especialmente la de fusión, propia de Toku y Satsu, pero en general nunca llegó a tenerles más estima que la que se espera de un compañero de viaje. Por otro lado, durante mucho tiempo no pudo evitar sentir algo de rechazo por Adonia, ya que, al venir de una sociedad conservadora, no le gustaba que éste estuviera todo el tiempo vestido como una mujer.
Más tarde, la muerte de Adonia abrumaría a quien había sido su líder y ahora pasaba a convertirse en su asesino, porque a pesar de haber tenido una relación superficial con ella, eso no implicaba que no la valorara, aparte de que todo se trataba de un accidente: Adonia no había hecho nada para merecer su muerte, y al contrario, se trataba de una persona honrada que había luchado junto a él y el resto de sus camaradas, pero eso no la previno de ser perforada por la lanza gravitatoria. ¿Había sido un accionar mecánico de aquella arma? ¿O acaso el ataque fue provocado por el deseo inconsciente de Umbra de conservar las Reliquias del Triunfo a cualquier costo? Cualquiera fuera la respuesta, se trataba del acto irreversible de dar muerte, no a un enemigo en combate, sino a un compañero inocente. Aquél fue el acontecimiento que puso fin a la existencia de los Restauradores.
Reliquias del Triunfo:
Podríamos afirmar que la relación del sangiano con las Reliquias es obsesiva, como lo demuestra el antecedente de Escil y de los Omegas, quienes efectivamente sucumbieron por su ambición desmedida de poder ante unos simples objetos inertes, incapaces por sí solos de dar felicidad o tranquilidad a nadie, pero subjetivamente Umbra ve a sus armas como una extensión de su propia personalidad y como sus herramientas para construir una nueva realidad. Antes de disponer de ellas, su cabeza estaba llena de dudas y miedo. Como guerrero que era, obviamente no estaba dispuesto a mostrarlo, pero siendo que su experiencia lo llevó a perder en más de una ocasión a sus seres queridos, encontró una esperanza en lo que las Reliquias eran y en lo que podía hacer con ellas.
La tragedia del héroe
Una persona que lucha por la justicia se expone a la muerte prematura, el exilio forzoso, la marginación, el desprestigio y la envidia. ¿Es adecuado entonces juzgarlos por sus errores, que después de todo no son más que parte del costo de convertirse en un héroe? A lo largo de la Historia nos encontramos con un sinfín de personas que, luchando por la justicia, debieron convertirse en emperadores, conquistar pueblos, batirse a duelo, tomar partido y romper la ley, aun sabiendo que al hacer todo eso ponían en peligro su vida y aun la de sus seres queridos.
Semejante razonamiento puede ser adecuado para describir la situación de Umbra: gran parte de su existencia él decidió vivir agobiado por las distintas amenazas que su poder y los anhelos de justicia de él y sus compañeros atraían, pues ellos no podían cambiar su modo de ser aunque lo desearan, por lo que terminaron abrazando un modo de vida que los ponía permanentemente en riesgo.
El descubrimiento de las Reliquias del Triunfo significaba un alivio desde la perspectiva de Umbra, dado que le permitiría a los Restauradores dejar atrás la decepción y el dolor que les había provocado la muerte de Youza. Esa esperanza se desmoronó cuando fueron sus amigos quienes lo confrontaron y éste terminó asesinando accidentalmente a Adonia: un error como ése no sólo era inconcebible para él sino también imperdonable, y sabiendo que a partir de aquel momento su presencia sería abrumadora para aquellas personas que a él le importaban, optó por marcharse y nunca más volver a verlas.
Si tan alto fue el costo de convertirse en un Dios, ¿qué otra cosa debía hacer ahora, sino asumir su papel? Si era necesario aleccionar a sus adversarios y darles muerte cuando fuera necesario, ¿quién más tendría el poder y la voluntad de hacerlo? Pues aunque fuera un acto ruin, debía hacerse por el bien de la continuidad de un orden que garantizara el imperio de la justicia, encarnada en su figura, porque sólo él tenía la fuerza para hacer frente a semejante tarea y nadie más debía manchar sus manos con sangre.
Él conocía las desgracias de la humanidad: los enfrentamientos, la arrogancia y el egoísmo absoluto, y nada de eso hizo disminuir su determinación, aceptando llevar la carga del poder absoluto sobre sus hombros, dispuesto a erradicar todos esos males. Al proclamarse Emperador de los sangianos, y a pesar de todo el sufrimiento que había experimentado, Umbra asumió una única pero muy importante misión: construir para los demás el mundo de felicidad del que él ya se había privado para siempre.
La leyenda de Umbra
Se trata de un relato, escrito desde el punto de vista de su protagonista, que profundiza algunos aspectos de la historia aquí narrada.
Historia
Hermano Garan, ¿crees acaso que eres tú quien me castiga por mi deserción? ¡Eso sólo demuestra lo inexperto que eres! Tú, que te has convertido en rey de este planeta, piensas que eres quien administra la justicia, mientras que otros piensan que es el pueblo quien debería tener dicha facultad. ¡Están todos equivocados; la justicia es, en realidad, de quien tiene la fuerza...! ¡¡Yo, Umbra, soy la justicia!! |
— Umbra, momentos antes de su batalla decisiva contra Garan
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Contexto
La historia de Umbra de comienzo en el planeta Sang. Este planeta está habitado solamente por una raza similar a la humana: los sangianos, los cuales lograron organizarse a lo largo de su historia en un único Estado Global, el cual se pudo mantener a pie a pesar de las distancias gracias al hecho de que una gran cantidad de sangianos de los sectores más acomodados de la sociedad habían aprendido a manejar el ki, por lo cual era relativamente fácil controlar todos los territorios del Reino y cualquier rebelión (por más numerosa que fuera) podía ser reprimida.
El esquema propio de un sistema feudal que fue adoptado por el gobierno de Sang con el tiempo fue generando un disgusto creciente, pero ya no de unos pocos campesinos pobres, sino de comerciantes, intelectuales, propietarios, e incluso de algunos nobles, los cuales optaron por rebelarse contra el Rey. Este sector de la sociedad (el cual presentaba usuarios de ki y disponía de armamento y ejércitos para la revolución) logró presionar al Rey para que renunciara a muchas de sus facultades y promoviera la igualdad civil. No obstante, dado que ambos bandos estaban muy parejos en cuanto a poderío militar, los dos se vieron obligados a entrar en una paz temporaria, pero tratando de averiguar el uno a espaldas del otro cómo obtener la ventaja.
Infancia
Umbra nació en el seno de una familia pobre, siendo el menor de cinco hermanos, los cuales comían cada día lo mínimo para mantenerse de pie y carecían de casi todos los bienes esenciales para tener una vida digna. Tenía doce años cuando sus padres, como no pudieron pagar el tributo al Rey, tuvieron que enviar a todos sus hijos a realizar servicio militar durante unos años. Entonces, los hermanos fueron separados e instruidos para pelear en una potencial guerra entre el ejército de la Familia Real y el rebelde como soldados de categoría baja.
Umbra estuvo favorecido por su baja edad, la cual le permitió desenvolverse con mayor facilidad al momento de practicar y desarrollar más rápidamente su cuerpo y sus habilidades. Inicialmente, el guerrero se dedicaba a resolver crímenes menores y a sofocar pequeñas rebeliones aisladas.
Adolescencia y salto a la fama
¡¡Por la gloria del Rey!! |
— Grito de batalla de Umbra
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La vida de Umbra dio un giro de ciento ochenta grados poco después de que cumpliera los quince, cuando la paz entre la Alta Nobleza y la burguesía se quebró nuevamente luego de que el rey de aquel entonces fuera asesinado en medio de un acto público. El trono lo heredó el inexperto príncipe Lazaw, quien estuvo influenciado durante toda la primera parte de su gobierno por sus ministros, los cuales, como era de esperar, estaban interesados en extinguir definitivamente el fuego revolucionario para que sus vidas no corrieran peligro.
Umbra, quien había olvidado casi del todo a su familia y se había dedicado a darlo todo por el bienestar del Reino, experimentó intensos sentimientos de patriotismo y lealtad durante toda la guerra, lo cual lo empujó a ser alguien muy osado y violento en las batallas.
En este breve conflicto (había durado unos pocos meses) el ganador claramente fue el bando rebelde, ya que logró desligar a algunas de las provincias del gobierno central (es decir, del Rey Lazaw), y justo cuando este nuevo país estaba por contraatacar y expandirse, lo cual implicaría una victoria decisiva en esta guerra. Acá es donde entran en acción tres guerreros que van a pasar a la historia: Garan, Jovan y Umbra. Ante la pérdida de su superior en combate, estos soldados diseñaron un plan para emboscar al frente revolucionario, lo cual llevó al Combate de Valle Onir, donde los tres protagonizaron un ataque sorpresa con el cual destrozaron al oponente, evitaron la posible caída de la monarquía, y se convirtieron en auténticos héroes nacionales.
Después de la batalla, el Rey Lazaw y un delegado de las provincias rebeldes firmaron un tratado de paz, ya que tanto los monárquicos como los revolucionarios habían sufrido grandes bajas y la economía había ido de mal en peor. Esta paz iba a ser, para sorpresa de todos, mucho más duradera que la anterior.
Umbra, al igual que sus colegas, presenciaron un vertiginoso ascenso social al haberse convertido en próceres. Los tres se hicieron militares importantes y conocieron a grandes figuras del arte, la política, la filosofía y la ciencia de aquel momento. A la vez, todos tuvieron la oportunidad de llevar sus técnicas a un nuevo nivel gracias a un entrenamiento intensivo que recibieron, convirtiéndose en los guerreros más temidos de Sang.
Un día, Umbra recibió en su mansión la visita del rey mismo, quien temía que, en algún momento, fuera víctima del mismo destino que su padre, por lo cual le pidió que se convirtiera en su guardia oficial, ofreciéndole a cambio mucho dinero y tierras para cuando se jubilara. Al joven no le importaban tanto el dinero ni las tierras tanto como la fama y la lealtad que él mismo sentía por la Familia Real, por lo cual accedió a hacerlo gratis.
Vida junto a la familia real
Tú siempre demostraste ser un noble guerrero, y con el tiempo te has convertido, para mí, en un amigo. Por eso te doy ahora la misión más importante que podría darle a uno de mis hombres: protege a mi hija, y no sólo de cualquier atentado contra ella, sino también de los malos pensamientos. Guíala por el mismo camino que tú recorriste cuando eras un chico inexperto y edúcala para que se convierta en una mujer digna de la nobleza. |
— Lazaw a Umbra, pidiéndole que se encargue de Lacemonia.
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Así fue como Umbra se convirtió en el guardia del rey, y rápidamente, en un amigo de confianza, de manera que presenció su casamiento, así como el nacimiento de sus dos hijas: Cinis y Lacemonia. Debido a los escasos avances tecnológicos de la época, el nacimiento de la hija menor, Lacemonia, derivó en una complicación del parto y en la muerte de la reina.
Cinis ya había llegado a los diez años, y al ser la princesa y heredera al trono cuando Lazaw muriera, empezó a recibir educación política, legal y económica, mientras que su hermana menor, Lacemonia, con tan sólo siete años, tenía garantizado que no tendría tantas obligaciones como el resto de su familia, pero esto implicaba algunos perjuicios.
Analicemos brevemente la situación:
- El Rey Lazaw es alguien muy ocupado, ya que, naturalmente, tiene que resolver los conflictos que se desarrollan en los territorios que gobierna.
- La princesa, Cinis, está destinada a gobernar el planeta Sang de la misma forma en que lo hace actualmente su padre, por lo cual tiene que empezar a entrenarse y a aprender a gobernar un país. Además, cuando cumpla catorce (o quince, como mucho) se casará con algún otro noble para tener hijos y evitar que su linaje real "se extinga".
- Por otro lado, la infanta Lacemonia, tendría el derecho de elegir, una vez que fuera ya mayor, qué carrera estudiar y qué sentido darle a su vida, pero su infancia estaría marcada por el aislamiento y la falta de cariño. Esto le hizo adoptar una actitud caprichosa para así ocultar sus verdaderos sentimientos y el sufrimiento que le provocaba estar sola prácticamente todo el tiempo.
Como resultado, Lacemonia tuvo muchas dificultades para aprender y comunicarse con otras personas. Prácticamente lo único que hacía era jugar todo el tiempo ella sola en su patio o en sus aposentos. Preocupado por su situación, Lazaw decidió que Umbra sería mejor como tutor para su hija que como guardaespaldas. Además, la paz había durado tanto que nadie pensaba que pudiera interrumpirse nuevamente. De este modo, el héroe de guerra se convirtió en una especie de Piccolo 2.0 (?), criando a la infanta como si fuera hija suya. De esta manera, la niña pudo crecer en un entorno más o menos normal, siendo instruida por quien se había convertido en un gran amigo de su padre.
Pasó el tiempo, y sin que nadie pudiera advertirlo, un nuevo intento (esta vez fallido) de matar al rey, reactivó la situación de guerra en el planeta Sang. En esta ocasión, ambos ejércitos habían logrado reponerse lo suficiente como para dar lugar a un conflicto que podría durar varios años. La infanta Lacemonia, que ahora tenía quince años, había oído hablar de las guerras anteriores. La joven no podía entender por qué la gente se mataba entre sí, lo cual la llevó a discutir todo el tiempo con su tutor. Él, como era un soldado muy leal, siempre trataba de explicarle por qué era necesario luchar contra aquellos que cuestionaran la autoridad del Rey, pero ella, con sus conocimientos de lógica e historia, tendía a dejarlo sin palabras. Umbra pensaba al inicio que si fuera tan listo como Lacemonia, seguramente podría ganarle en alguna discusión y demostrarle que estaba equivocada, pero con el tiempo, él también comenzó a dudar si estaba bien matar a miles de personas con tal de respaldar la autoridad del monarca.
Un día, Lacemonia le confesó a Umbra que aunque pensaba que él era un tonto, también lo veía como alguien de buen corazón, por lo cual no debería tener en problemas en ayudarla a huir de Palacio. Luego de insistir por unos minutos, convenció al guerrero de acompañarla en su viaje hacia un destino no determinado aún; dichos minutos fueron críticos, ya que Umbra tuvo que elegir entre la lealtad hacia su rey que él mismo había decidido alimentar por muchos años, y el cariño que había desarrollado por quien consideraba casi como una hija.
Huida con Lacemonia
¡¡Yo sé que eres un buen hombre!! ¡Si me aprecias, por favor, ayúdame a huir! ¡Yo no necesito a mi padre y tú tampoco! ¡Sabes que no necesitamos nada de lo que hay acá así que por favor, ayúdame! |
— Lacemonia a Umbra, pidiéndole que la acompañe en su viaje
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Esa misma tarde, Umbra, aprovechándose de su poder y reputación, convenció a los distintos guardias del palacio de permitirle llevarse a la infanta consigo. Para ambos se sintió muy extraño abandonar su hogar, lo cual les hizo reflexionar durante un rato: ¿Valía realmente la pena dejarlo todo aspirando a alcanzar una vida mejor, cosa que podía no suceder? ¿Y si los atrapaban, qué harían? Finalmente concluyeron que lo mejor era partir de todas formas; dejar atrás sus viejas vidas y comenzar de nuevo, sin miedo. Y eso fue lo que hicieron, llevando únicamente bienes imprescindibles para sobrevivir en la naturaleza por un buen rato; su plan consistía en escaparse a algún denso bosque en los confines del planeta Sang, donde sería imposible que los encontraran.
Ni bien llegaron a los límites de la capital con otra ciudad más pequeña, los dos cambiaron sus ropas y apariencias para no ser reconocidos ni levantar sospechas. La noche había caído ya cuando ambos cruzaron hasta un gran pastizal, alejado de la ciudad. Incluso creyéndose inalcanzables por la mano del Rey y sus guardias, Umbra y Lacemonia siguieron caminando, de modo que no durmieron durante toda la noche.
Cuando Lazaw se enteró de la abrupta desaparición de su hija y de su escolta, pensó, indignado, que éste la había secuestrado abusando de su poder y de su confianza, pero entonces, Cinis le mostró una nota que había encontrado en su habitación, que explicaba los motivos por los cuales Lacemonia se había ido. Esto sólo lo enfureció más, por lo cual se propuso invertir una parte importante de sus recursos en recuperar a la infanta y encarcelar a Umbra.
A la mañana siguiente, Umbra y la ex-infanta llegaron a un pequeño pueblo, el cual debían atravesar para así escabullirse en un buque mercante que los llevara al continente sur; volar hacia allí era peligroso, ya que podrían ser reconocidos por su ki y capturados rápidamente. Una vez ahí, ambos fueron reconocidos por un aldeano, quien inmediatamente los denunció con la policía. ¿Cómo se dio cuenta de la verdadera identidad de Lacemonia? Pues ella llevaba siempre unos pendientes dorados y muy llamativos y característicos con el emblema de su dinastía, y había olvidado quitárselos. ¡Por un mínimo descuido, ahora estaban rodeados de guerreros dispuestos a arruinar su plan! No obstante, aun podían salvarse; Umbra es un guerrero muy hábil y experimentado, por lo cual fue capaz de dejar inconscientes a todos sus captores sin herirlos gravemente.
Dado que la aparición de nuevos enemigos era inminente, Umbra y Lacemonia coincidieron en que la mejor opción que tenían era volar la mitad del trayecto y hacer el resto a nado para desconcertar a quienes fueran detrás de ellos, y así fue. Para cuando llegaron al Continente Sur, ambos llevaban más de veinticuatro horas sin dormir y dos de nadar con todas sus fuerzas. En la costa, ya no contando con sus provisiones, agotados por el esfuerzo realizado, iluminados únicamente por la luna del planeta Sang y expuestos al frío, los nobles, viendo venir una muerte inminente, sintieron sus sentimientos intensificarse. Entonces, acostados sobre la arena, se dieron un beso con sus fuerzas restantes, para luego quedar inconscientes. Los últimos pensamientos en la mente de Umbra giraron en torno a qué lo había hecho emprender esa aventura con aquella muchacha, traicionando la voluntad del Rey por el cual él mismo había matado y arriesgado su propia vida; ¿qué estarían pensando sus colegas, Garan y jovan, de él?; ¿realmente había valido la pena forjar una relación "pura" con Lacemonia a costa de perder todas sus amistades? Ya era tarde, pues su vida estaba por llegar a su fin.
A la tarde del día siguiente, contrario a lo que esperaba, Umbra se levantó con mucha más vitalidad que el día anterior, pero hallándose muy sediento y todavía cansado por el esfuerzo que había realizado. Lo primero que vio fue el cielo rojizo de Sang, y segundos después, el rostro de Lacemonia, lleno de lágrimas de alegría. Ésta lo abrazó y volvió a besarlo, pero ahora no con miedo a no volver a verlo nunca, sino con la esperanza de construir un futuro juntos. Entonces, luego de descansar por unas pocas horas y comer fruta y pescado y beber jugo para recuperarse, la recién formada pareja decidió retomar su viaje hacia el sur.
Encuentro con los monjes
Mientras estemos juntos y nos mantengamos fuertes, nada nos detendrá en nuestra búsqueda por conquistar nuestros sueños. Conocer nueva gente es sólo parte de la aventura. ¡Piénsalo! |
— Lacemonia, a Umbra, momentos antes de iniciar su entrenamiento.
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Los jóvenes pasaron los próximos diez meses recorriendo el denso bosque. Con el tiempo sus provisiones fueron reduciéndose, por lo cual se vieron obligados a cazar bestias silvestres y vivir casi como animales, pero con el consuelo de que se habían librado de las penas a las que eran sometidos en su entorno.
Un día, para su sorpresa, Umbra y Lacemonia se toparon con misterioso individuo, el cual les reveló ni bien se encontraron que ellos estaban no dirigiéndose a algún sitio en específico, sino caminando en círculos en torno a un templo poblado por al menos trescientos hombres. Esto se debía a que estaban sometidos a una ilusión que alteraba su percepción del equilibrio, pero viendo que ambos eran de corazón puro, el misterioso monje decidió darles la oportunidad de ingresar a su templo.
Una vez fue deshecho el encanto, Umbra y Lacemonia vieron frente a ellos las grandes puertas de algo que les recordaba al palacio donde residían. Tomados de las manos, se preguntaron si valía la pena volver a vivir en civilización a costa de volver a exponerse a todo el sufrimiento del que habían sido víctimas antes, pero fue la ex-infanta quien nuevamente convenció al guerrero. Entonces las puertas se abrieron de par en par frente a ellos y una multitud de sangianos los recibieron. Era evidente que estas personas eran de su misma raza, pero de una cultura muy distinta a la suya. Todos estos hombres estaban dispuestos en dos largas filas: una a la izquierda y otra a la derecha, y sus ropas eran todas iguales pero de gran calidad, y enormes edificios y parques los rodeaban en lo que parecía ser un gran patio sobre cuyo centro se erigía una gigantesca construcción.
Ambos aventureros estaban boquiabiertos por la maravilla arquitectónica que presenciaban, sin embargo no tuvieron tiempo de reponerse de tal impacto para cuando llegó frente a ellos el líder de la comunidad, Iloi, quien los felicitó por carecer de pensamientos impuros y les ofreció entrenarlos y divulgarles sus enseñanzas de altruismo, austeridad y búsqueda de la paz interna. No se resistieron.
Así fue como se les inculcó el pensamiento Iloyista. Ambos dedicaban sus días al entrenamiento tanto físico como mental y sus tardes y noches a su vida social y personal, así como al mantenimiento del templo (con lo grande que era resultaba obvio que el mismo no se limpiaba ni arreglaba solo). Su nuevo maestro les abrió la cabeza; los introdujo a una visión del mundo que hasta ese momento creían imposible, una donde todos los sangianos podían vivir en paz y alejados de los malos pensamientos. Esta etapa en la vida de Umbra, si bien fue breve, también fue crítica para él, porque además de llevar sus poderes a un nuevo horizonte le otorgó una nueva perspectiva, la cual dejaría una huella imborrable en su memoria, de modo que eso se va a ver reflejado más adelante en sus métodos.
Rápidamente, los amantes, sobre todo Umbra, se ganaron el respeto de sus nuevos compañeros y de Iloi. La joven Lacemonia por su dedicación y el formidable Umbra por su talento y voluntad. Así fue como el líder de la comunidad iloyista les reveló las técnicas más avanzadas que conocía, entre ellas el Japanaisu, una poderosa ráfaga de ki.
Interrupción de la paz
Eres muy fuerte, Umbra. Me duele admitirlo, pero me has superado; confío en ti para vencer a Mondo. Sólo procura ser cuidadoso. ¡Eres nuestra última esperanza! |
— Youza, después de quedar malherido en su pelea contra Mondo.
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Pasaron los años y la pareja se sentía por primera vez plenamente a gusto con sus vidas, y ambos habían dominado el estilo de pelea de Iloi así como habían hecho varias amistades y aprendido mucho de la filosofía que regía el templo. Nadie preveía que, lejos de pasar toda su vida en aquel paradisíaco lugar, serían llevados muy lejos de él...
Un día normal de entrenamiento, Iloi y sus seguidores fueron sorprendidos por la aparición de una gigantesca nave espacial que vino de las estrellas y aterrizó cuidadosamente en medio de los jardines del templo. Todos los presentes se reunieron a su alrededor y vieron de ella salir a un misterioso hombre que se presentó como Grand. Él afirmaba haber sentido específicamente en el planeta Sang dos fuertes ki: obviamente se trataba del de Umbra y Lacemonia, a quienes se dirigió, diciéndoles que requería su ayuda, pues los de su especie estaban en guerra, y para detenerla requería la ayuda de guerreros fuertes. Fue Iloi quien contestó que usar sus poderes para participar de la violencia en vez de prevenirla iba en contra de sus enseñanzas, por lo cual se negó a dejar que sus alumnos fueran con él. Enojado, Grand afirmó que no se trataba de ninguna petición, sino de una orden, y después de un breve combate contra básicamente todo el monasterio, el visitante procedió a secuestrar a los jóvenes.
Después de un largo viaje por el espacio exterior, Umbra, Lacemonia, Grand y dos guardias suyos llegaron a un misterioso planeta de aspecto futurista y lleno de edificios. Ahí Grand les contó los detalles de la situación: la civilización estaba al borde de ceder ante unas bestias conocidas como mondos; seres de pesadilla que compulsivamente se dedicaban a devorar toda forma de vida en su camino. Su gran tamaño y fuerza compensaban su falta de intelecto, por lo cual no tardaron en convertirse en la especie dominante y arrasar con cientos de ciudades.
Tanto Umbra como Lacemonia tuvieron que someterse a las reglas impuestas por Grand, quien se propuso entrenarlos para liberar así todo su potencial. A ambos les pusieron collares especiales, los cuales podían electrocutarlos si trataban de liberarse o desobedecer, y a su vez se los hizo usar un gi blanco. Lo que siguió fue el entrenamiento: para ello dispusieron de tecnología de punta, como cámaras de gravedad aumentada, robots y pesas capaces de variar su peso con comandos de voz.
Luego de unas semanas de arduo ejercicio, se les presentó a nuestros protagonistas al resto del equipo que estaba destinado a exterminar a los mondos.
- El primero en conocerlos fue Youza, un guerrero amigable, pero que por su aspecto era fácil deducir que se trataba de alguien muy fuerte.
- El segundo y el tercero fueron Satsu y su hermano, Toku, dos metamoranos que, por sus destrezas, así como por su capacidad de fusionarse en un solo guerrero (conocido como Tokusatsu), fueron abducidos hacia el planeta de Grand.
- El cuarto guerrero en presentarse ante ellos fue Adonia, a quien por su nombre y apariencia algo excéntrica confundieron inicialmente con una mujer.
En la segunda fase de este entrenamiento que les había impuesto Grand a los seis luchadores que había secuestrado consistió en enfrentarlos entre sí, para que así pudieran conocer las debilidades y fortalezas de sus compañeros. Umbra no tuvo dificultades para hacer frente y vencer a cada uno de los oponentes que se le fueron presentando a medida que pasaban los días, con excepción de uno: Youza. En plena batalla, este guerrero pudo, con una misteriosa técnica, ralentizar el tiempo, lo cual sumado a su gran velocidad, le dio una ventaja considerable sobre Umbra, derrotándolo fácilmente. Desde aquel momento, el sangiano juró que lo derrotaría a como dé lugar en el futuro.
Habiendo pasado un mes en el futurístico planeta de Grand, los héroes descubrieron que todo su entrenamiento había transcurrido en un búnker subterráneo en medio de un enorme desierto, y al llegar a la gran ciudad la encontraron devastada; conquistada por el caos y la destrucción, y... ¿cómo no? los mondos. Al verlos quedaron todos sorprendidos, menos Umbra y Youza, quienes se mostraban serios pero relajados hasta cierto punto; las criaturas a las que se enfrentaban resultaban ser gigantescos seres humanoides, pálidos como la nieve y dotados de garras y dientes muy filosos, capaces de cortar todo tipo de material.
Los primeros combates fueron relativamente fáciles: las bestias, a pesar de su potencial destructivo, eran sencillamente incapaces de vencer a nuestros héroes, y con mucho esfuerzo, éstos lograron limpiar la ciudad. No obstante, esto era apenas el inicio, pues los mondos habían tomado el 90% de las grandes urbes del mundo, así que aún les faltaba mucho para acabar su misión.
Tras muchos días de intensas batallas contra multitudes de estas espantosas bestias, nuestros héroes habían llegado al principal dominio de los mondos: la capital del mundo, donde las cosas se pusieron realmente complicadas, en primer lugar, por la aparición de una nueva variedad de mondos aún más fuertes y grandes, los cuales pudieron darle batalla incluso a Tokusatsu, quien en un descuido perdió su brazo, y de no haber sido cauterizada su herida por Lacemonia, seguramente habría muerto desangrado por la falta de insumos médicos.
Tras una serie de enfrentamientos, Umbra y su escuadrón se encontraron con un tipo de mondo peculiar, ya que en vez de blanco como el resto, éste era negro totalmente, y sus ojos poseían un brillo rojo muy fuerte. Este ser rápidamente dejó inconscientes a todos nuestros héroes, menos a Umbra, que si bien ya estaba malherido, aún era capaz de seguir de pie. El guerrero sólo fue capaz de derrotar a último oponente atacándolo con su nueva técnica: la embestida ardiente, con la cual cubrió su cuerpo en su propio ki y se lanzó directamente hacia el vientre de la criatura, hiriéndola de muerte. Sin embargo, Mondo reveló su capacidad más asombrosa y atemorizante: la de comunicarse telepáticamente con otros individuos. De esta manera, le reveló al joven sangiano que él era el verdadero Mondo y que los demás eran copias imperfectas de sí mismo, y que él solía ser un animal común y corriente hasta que fue tomado por la fuerza para ser utilizado en experimentos desarrollados con propósitos bélicos por orden de Grand, pero que sus captores desconocían que, al haber amplificado sus capacidades, también le habían dado intelecto, ética y moral, por lo cual consideró vengarse de ellos y de toda la humanidad. El guerrero, atónito, no lo podía creer...
La ira de Umbra
¡¡Lo que aniquilé no era más que una miserable cucaracha!! ¡Su traición va en contra de todo lo que soñaste, Lacemonia! ¡¿No te das cuenta?! |
— Umbra a Lacemonia, luego de la muerte de Grand
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Cinco días más tarde, no había quien no festejara la muerte de Mondo y sus copias a manos de héroes anónimos de los que nada se supo; después de su combate final, éstos habían sido inmediatamente trasladados hasta el búnker para que pudieran recuperarse. Ahí recibieron atención médica, y en cuanto estuvieron todos en pleno estado de salud, Umbra aprovechó para enfrentar a Grand. Le contó la revelación que le había hecho Mondo y su preocupación por que las guerras volvieran a azotar al planeta que él había salvado. El líder se vio incapaz de contestar a estas objeciones, por lo que, en un impulso de ira, el guerrero tomó a Grand por los hombros y lo sacudió bruscamente para luego tirarlo contra la pared, con tal violencia que el impacto produjo en ella una grieta notable. Unos soldados procedieron a electrocutar a Umbra para detenerlo, pero usando su Embestida Ardiente, éste logró no sólo resistir el dolor, sino también revolear a los guardias por el aire. Incluso Lacemonia trató de detenerlo, mientras el resto de sus compañeros lo miraban con asombro. Los intentos por frenarlo fracasaron, y Umbra tomó a Grand del cuello y lo lanzó por el aire usando su técnica, de modo que éste destrozó por completo la pared y aterrizó, ya muerto, en el patio de la fortaleza.
Los cinco guerreros ahora no tenían adónde ir. Ellos mismos se habían exiliado luego del homicidio y se vieron obligados a vivir en la intemperie. Umbra se explicó más tranquilamente, lo cual le permitió a sus amigos entender mejor por qué había tenido aquel ataque de furia. Sólo su amante sangiana permaneció escéptica sobre su actitud. No obstante, la comprensión y el afecto mantuvo unido al grupo, y fue entonces que Youza propuso crear una organización dedicada a combatir el mal en distintos planetas. Ellos viajarían por el Universo, sosteniendo un modo de vida nómade y trayendo paz y prosperidad a donde fueran, luchando por lo que consideraban correcto. La idea fue aceptada por unanimidad, y una noche, tras robarse una nave de la misma fortaleza de la que habían huído días atrás, los guerreros emprendieron un viaje hacia el Cosmos.
Los Restauradores
Con el nombre de Los Restauradores, el grupo integrado por Umbra, Youza, Toku, Satsu y Adonia recorrió distintos planetas, combatiendo toda clase de amenazas y resolviendo guerras por medio de su elevadísimo poder. Claro, siempre trataban de mediar pacíficamente los conflictos antes de optar por el uso de la fuerza. Sólo apelaban a la violencia en última instancia.
Con sus viajes, los guerreros no sólo afianzaron su vínculo de amistad, sino que también se hicieron famosos por sus hazañas. Lograban resolver conflictos complejos muy rápidamente (a lo sumo en dos semanas) y después de eso lo único que hacían era volver ocasionalmente para asegurarse de que la paz siguiera presente. Realmente, los Restauradores se habían convertido, en cierto modo, en héroes del Universo.
Todo esto cambiaría con la visita a un extraño lugar, un planeta predominantemente rojo. Al aterrizar, como siempre, se dirigieron a la ciudad más poblada, donde lejos de ser bien recibidos, fueron sorprendidos por un: "¿Qué clase de idiotas vendrían por su cuenta al planeta Vegita?". Todo lo que se oyó a continuación fueron murmuros, y luego, un grupo se dispuso a atacarlos de frente. Los guerreros, con cierta dificultad, pudieron hacer frente a sus temibles adversarios, los saiyajin, pero en vista de que éstos los superaban en número y en poder, huyeron volando del lugar.
Cuando estaban por alcanzar su nave, Youza notó que los saiyajin los estaban siguiendo. Fue entonces que uno de ellos disparó una ráfaga de ki hacia la nave con el propósito de destruirla, de modo que el guerrero tuvo que intervenir para que eso no pasara. Youza recibió un daño considerable del impacto, quedando aturdido por unos momentos, lo que fue para sus enemigos una oportunidad perfecta para atacarlo cuerpo a cuerpo. Rápidamente fue rodeado, y aunque sus amigos lo querían ayudar, él les indicó, mientras trataba de hacer frente a al menos siete guerreros a la vez, que se retiraran. Si bien al inicio pudo hacerles frente, luego se vio superado en número, de modo que sus amigos estuvieron forzados a partir del planeta, dejando atrás al guerrero y dándolo por muerto al no tener éste oportunidad de ganar su combate.
Todos estaban profundamente decepcionados por la derrota. Incluso Umbra se sentía una basura por estar forzado a huír. La moral del grupo, luego de este hecho, estuvo por los suelos, porque habían sufrido el golpe más duro de todos: ser incapaz de salvar a un camarada.
Regreso al Planeta Sang
¿Quién te crees para volver aquí? Te aprecié toda mi vida y lloré cuando te fuiste, pero ahora, sabiendo que tu ausencia y la de Umbra, a quien dispusiste como guardia, fueron causas de la muerte de mi padre, no tengo razones para sentirme mal por ustedes dos... ¡y ahora vuelven aquí, con intenciones de quedarse! ¡Son unos cobardes y también una desgracia! ¡Los mataré ahora mismo! |
— Cinis, a punto de iniciar su combate con Lacemonia
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Todos los Restauradores se sintieron débiles sin la presencia de aquel que había concebido la idea de ser héroes de la justicia. Fue entonces que el grupo se hizo totalmente inactivo por un tiempo, con la partida progresiva de los metamoranos y Adonia a sus respectivos planetas de origen.
Umbra y Lacemonia fueron los últimos en emprender su viaje de retorno. Volvieron a la capital de su planeta natal, sin miedo alguno de ser reconocidos, pues se habían hecho realmente fuertes, y además, tenían la intención de reencontrarse con sus conocidos del pasado.
Al llegar al Palacio, los ex nobles fueron reconocidos inmediatamente como traidores, de modo que los guardias no dudaron en atacarlos, sin éxito. Luego de esta serie de combates, descendió de los cielos ni más ni menos que Cinis, hermana mayor de Lacemonia, quien reveló haberse convertido en Reina tras la muerte de su padre a manos de un ejército revolucionario. Esta información dejó a Lacemonia al borde del llanto, ya que era cierto que ella y Umbra eran de las pocas personas capaces de hacer frente a una amenaza seria. El guerrero, por otro lado, dirigió su enojo hacia la reina, a cuyo padre culpó de la huida de Lacemonia.
Las palabras de Umbra provocaron algo en Cinis: Lazaw, que lo consideraba un amigo, no sólo había sido traicionado en vida por él, sino también después de la muerte, con palabras que herían su honor. Entonces, tras un breve pero claro discurso, lanzó, sin dudar, un potente ataque a su propia hermana, la cual estaba todavía en estado de shock, pero para su suerte, su amante pudo bloquear el golpe justo a tiempo, lo cual derivó en un breve combate entre él y la reina, en el cual Umbra demostró sus capacidades. Cinis, al verse superada, se rindió y se resignó a que los visitantes hicieran lo que quisieran, pero los suplicó que se fueran cuanto antes.
La pareja se vio forzada a huír nuevamente, esta vez no como nobles, sino como criminales. Ambos entendieron que, por más que realmente lo anhelaran desde el fondo de sus corazones, nunca tendrían la oportunidad de obtener un merecido descanso. El Universo era muy violento, y sus poderes siempre los iban a poner en la necesidad de adoptar el modo de vida al que ya se habían acostumbrado: viajar permanentemente en busca de una nueva razón por la cual vivir.
El extraño caso de la Lanza Gravitatoria
La pareja siguió recorriendo el Cosmos por unos cuantos meses, resolviendo problemas donde los encuentran y viviendo simplemente de los regalos que les hicieran los nativos y, claro, de su propio afecto mutuo. Los Restauradores eran parte del pasado y el dúo de guerreros había vuelto a encontrar la tranquilidad.
En sus viajes, al estar sometidos a distintos ambientes y al participar en varios combates, Umbra y Lacemonia fueron perfeccionando sus técnicas de combate. Se hicieron más fuertes entrenando por su propia cuenta a la vez que ayudaban a la gente.
Ambos guerreros tenían la ilusión de que las cosas no iban a cambiar nunca, pero así fue cuando llegaron al planeta Meren, donde había sido solicitada la presencia de los sangianos por parte del monarca de aquel sitio, quien acudió inmediatamente a ellos con su llegada. El rey, que se presentó con el nombre de Escil, les comunicó cuál era exactamente su necesidad y el propósito por el cual los había llamdo...
"A nuestro pueblo lo atormenta un mal terrible desde hace mucho tiempo... Tan vieja como la civilización, existe un arma capaz de controlar la vida y la muerte y todas las fuerzas de la naturaleza. Quienquiera que haya sido su forjador, se trata de alguien muy hábil, puesto que este instrumento es prácticamente indestructible, por más métodos a los que hayamos recurrido."
El dúo escuchaba atentamente las palabras del monarca.
"La lanza gravitatoria, un arma letal que permite a su usuario crear, como por arte de magia, fuerzas de atracción y repulsión hasta a escala microscópica. Toda nuestra historia está marcada por la obsesión por hacerse con la lanza. Aquellos que tuvieron la suerte de ser portadores suyos se hicieron capaces de derribar ejércitos enteros por sí mismos y devastar ciudades en un abrir y cerrar de ojos."
"Fue mi padre quien se dispuso a conservar la lanza y no usarla, con una voluntad y responsabilidad enormes, pero en tanto siga existiendo, ésta sólo traerá dolor y destrucción. Enviarla al espacio exterior o esconderla son alternativas muy arriesgadas, puesto que uno nunca sabe hasta dónde puede ser llevado por su ambición desmedida el hombre. Ustedes, como usuarios experimentados de ki que son, pueden ser la clave para destruir la lanza gravitatoria. A cambio, les daré la mitad de mi fortuna. ¿Qué dicen?"
En apariencia, se trataba de una misión simple y que no requeriría mucho esfuerzo. Escil guió a los sangianos al sótano de su palacio, donde estaba custodiada la legendaria lanza. El primer intento consistió en aplicar fuerza bruta para partirla a la mitad, el segundo, en derretirla lanzándole lanzas de ki, el tercero, en usar la embestida ardiente para derretirla y además torcerla. Los esfuerzos mutuos de los guerreros resultaban totalmente inútiles.
Probablemente hayan sido más de cien sus esfuerzos por provocar algún rasguño a la lanza, sin éxito. Habían pasado varias horas y Escil había perdido ya sus esperanzas, agradeciendo a Umbra y Lacemonia por sus esfuerzos y ofreciéndoles algo de dinero por sus esfuerzos, pero ellos no estaban satisfechos. Si el arma era tan peligrosa como lo había advertido el rey, lo mejor sería destruirla "aquí y ahora".
Fue entonces que Umbra tuvo la idea de destruir la lanza por acción de la misma, de modo que se ofreció a llevarla al patio del palacio y experimentar un poco con su uso. Umbra notó que esta arma parecía estar en consonancia con su usuario, de acuerdo a la acción que éste pretendiera ejecutar; podía desplazar el aire sin tocarlo, contraer y agrietar el suelo y las paredes, pero no había forma de que la lanza pudiera ejercer un efecto de este tipo sobre sí misma.
Cansado tras todos sus intentos fallidos, Umbra se tiró al suelo, rendido. Entonces Lacemonia sugirió la posibilidad de contactar al resto de los Restauradores retirados para que ayudaran. Ciertamente era una buena idea, y suponiendo que Toku, Satsu y Adonia no hayan abandonado sus respectivos planetas natales, les sería muy fácil encontrarlos.
La reunión
A donde sea que vaya hay problemas. Honestamente, creí que por ser éste mi planeta natal la pasaría mejor, pero ahora veo que mi destino es acompañarlos. |
— Adonia, antes de partir con el resto de Los Restauradores
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En el planeta Metamoran, la pareja sólo pudo sentir el ki de Satsu, y al seguir su rastro llegaron a su casa. Obviamente sólo encontraron a Satsu, quien reveló que su hermano había partido al Espacio Exterior con todos sus ahorros y provisiones, y la razón era que presentía que algún día tendría que enfrentar la obligación de reunirse con sus ex compañeros, cosa que no quería hacer ya que eso implicaba el riesgo de morir.
Umbra y Lacemonia estaban decepcionados, pero también entendían la situación que estaba experimentando Toku, así que se limitaron a preguntarle al metamorano si estaba dispuesto a acompañarlos en una nueva misión, recibiendo su respuesta afirmativa de forma inmediata.
Los tres averiguaron la localización de Adonia y la contactaron. Ella dijo que no tenía razones para quedarse ahí y que no tenía a nadie querido o con quien estar, así que no le molestaba volver a formar parte de los Restauradores.
Una vez reunido, el grupo se dirigió al palacio de Escil, preparado para cumplir la misión que le había sido asignada. Al intentar individual, y luego grupalmente, todos fallaron rotundamente, sin lograr ningún progreso.
Para fortuna del grupo y del rey, Satsu sugirió fusionarse con Umbra, que era el guerrero más poderoso que conocía de los cuatro. Tras una breve demostración, el sangiano comprendió cómo fusionarse para crear a un guerrero más fuerte. Y así, gracias a la realización exitosa (¡al primer intento!) de la danza de la fusión, nació Umbratsu.
Este nuevo ser tomó firmemente con sus manos la lanza gravitatoria y aplicó una gran descarga de ki. Ésta, para sorpresa de todos sí pareció haber tenido resultado, pues la lanza se deshizo en cientos de pedazos que cayeron al suelo, pero fue inmediatamente después que la misma se volvió a reconstruir de esos restos, salvo unos pocos, que se amalgamaron en una especie de roca oblonga que parecía tener algo escrito. Tras este evento, el gasto de ki de Umbratsu fue tan elevado que instantáneamente se separó en sangiano y metamorano, y éstos dos cayeron casi abatidos.
Lacemonia y Adonia corrieron a asistirlos. No parecían estar mal, pero evidenciaban haber gastado una cantidad considerable de energía. Escil se limitó a levantar tanto la tabla de piedra como la lanza, incapaz de contener una risa siniestra.
El cuerpo del rey mutó para adquirir características propias de una criatura de pesadilla, consiguiendo multiplicidad de brazos y de piernas, e incluso cabezas de perro, y dimensiones de al menos el quíntuple que una persona normal. Resulta que el verdadero monarca, poseedor de la Lanza Gravitatoria, había sido asesinado por la bestia y su cuerpo usado como disfraz, no solamente con el fin de obtener el arma, sino también de seguir la pista de las Reliquias del Triunfo.
De acuerdo con las palabras de la criatura, la piedra estaba fusionada a la lanza, y la única manera de liberarla era ordenándole a la misma que se fisionara, para lo cual era necesario tener grandes reservas de ki. Dicha tarea sólo pudo ser ejecutada por Umbra y Satsu una vez que se fusionaron, y ahora que Escil tenía en su poder la lanza y la clave para hallar las Reliquias, sería imparable.
Lacemonia y Adonia, tras oír esto, no estuvieron dispuestas a dejar huír a Escil, a quien atacaron en conjunto. Éste, entonces, hizo una demostración de los poderes de su nueva arma impulsando con ella a sus contrincantes hacia la pared, creando campos de fuerza y lanzándoles rocas y columnas del castillo. Sin embargo, las guerras se impusieron y lograron vencerlo, dejándolo inconsciente. Tras esto, hablaron con los guardias del palacio sobre lo sucedido y les prometieron que averiguarían cómo destruir las Reliquias del Triunfo.
Lacemonia procedió a leer el texto que había sido creado a partir de la lanza. Éste decía:
"Para todos aquellos individuos que persiguen eternamente los poderes a los que sólo un dios accede, no les espera otra cosa que la ruina total y la desgracia. Sin embargo, negar que un simple mortal puede elevarse a un ser superior sería un error muy necio. Para ello existen instrumentos forjados de las sangre de los mismos dioses, de épocas ya olvidadas y sumergidas en la oscuridad. Aquel que los posea tendrá a su disposición todas las herramientas que a los dioses les fueron otorgadas naturalmente.
Abajo de este breve párrafo, no había más que una especie de coordenada. Esto desconcertó tanto a Adonia como a su compañera, que no sabían qué hacer con esa información. Sin embargo, si tan lejos había podido llegar alguien en su búsqueda de estas armas tan peligrosas, tal vez lo mejor sería apurarse en destruirlas.
Las Reliquias del Triunfo
Existe el poder de cambiar el Destino... ¡¡Sólo el poseedor del Stargazer podrá acceder a él!! |
— Omega, el humano, describiendo el artefacto Stargazer
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Tras dirigirse al lugar indicado por la misteriosa tabla, los Restauradores encontraron una construcción similar a un templo, bastante modesta y pequeña, en medio de lo que parecía ser un páramo gigantesco. Dentro de él había una especie de altar con una ranura en la que encajaba perfectamente la piedra si era colocada en ella con el texto boca abajo. Esa acción provocó que se abriera una puerta al fondo de la edificación. Al cruzarla, los Restauradores llegaron a una sala, aparentemente infinita, cubierta por mosaicos y con grandes columnas distribuidas a lo largo y ancho de la misma.
La puerta detrás de ellos se desvaneció antes de que pudieran percatarse, y en su lugar aparecieron dos individuos: uno de ellos tenía un aspecto humano normal, y el otro, por el contrario, parecía una criatura infernal. Ambos respondían al nombre de Omega, y revelaron ser ni más ni menos que los guardianes de las Reliquias del Triunfo, que tiempo atrás, por abusar de las mismas, fueron encerrados en una zona fuera del Espacio y del Tiempo, en la cual estarían condenados a asegurarse de que solamente fuera digno el que obtuviera las armas.
Lacemonia le contó su historia a los dos Omegas, quienes permanecieron escépticos, afirmando que cualquier uso de las Reliquias era aceptable en tanto su portador fuese apto, es decir, lo suficientemente fuerte para tenerlas en su poder y lo suficientemente sabio para hacer un uso racional de las mismas. La única forma de convertirse en dueño de todas esas armas era con un combate a muerte.
Por su elevado poder, el sangiano se dispuso a enfrentar a los guardianes, que para el combate usaron una de las reliquias: el Stargazer. Se trata de un instrumento, inicialmente de forma ovoide, que al partirse su cáscara revela su verdadera naturaleza de acuerdo con quien lo haya roto. En su caso, se partió en dos armas distintas: una espada reluciente, filosa y muy ligera y un martillo enorme y pesado. El combate, al ser dos contra uno, ciertamente fue muy difícil para Umbra, quien estuvo en varias oportunidades a punto de morir. No obstante, el guerrero pudo mantenerse de pie y agotar a sus oponentes lo suficiente como para que ya no pudieran pelear. En ese momento, los dos Omegas aceptaron su derrota y murieron, convirtiendo sus cuerpos en luz. En su lugar apareció un cofre lleno con toda clase de artefactos. Los más notables fueron:
- Una máscara negra, aparentemente normal.
- Dos dagas.
- Dos llaves: una plateada y la otra dorada, para moverse en el tiempo y en el espacio, respectivamente. Éstas fueron bautizadas llaves del Espacio y del Tiempo por los guerreros.
- Un espejo de mano.
- El Stargazer, que había vuelto a su forma original de huevo como resultado de la muerte de sus poseedores.
Experimentando un poco con los objetos que habían ganado, los guerreros descubrieron que la máscara tenía el poder de cambiar la forma de su poseedor a voluntad y que tanto la llave plateada como la dorada podían abrir portales. Entonces usaron la plateada para volver a las afueras del templo. Ahí, luego de que sus compañeros charlaran sobre cómo destruir las recién adquiridas Reliquias, Umbra confesó que no estaba dispuesto a hacerlo o que otros lo hicieran. Afirmó que les serían muy útiles para combatir el mal y enfrentar a enemigos más fuertes que ellos.
La primera en confrontar a Umbra fue la misma Lacemonia, quien sugirió que si las armas eran tan poderosas como Escil lo había dicho, lo mejor era destruirlas cuanto antes para evitar que eventualmente cayeran en las manos equivocadas. Umbra insistió en que si las Reliquias permanecían en el poder de los Restauradores, nada malo pasaría con ellas y seguramente les serían de mucha ayuda. Además, él, como ganador, tenía derecho a conservarlas luego de arriesgar su vida por ellas.
Esto derivó en un combate entre Umbra y sus dos compañeros: Tatsu y Adonia, mientras que Lacemonia no estaba dispuesta a luchar. Fue una pelea relativamente pareja, con cierta ventaja por parte del guerrero, pero en cierto punto, al verse acorralado, Umbra levantó del suelo la Lanza Gravitatoria y la usó para repeler a sus oponentes, y luego, con un deseo casi inconsciente, apuntó a Adonia, atrayéndola hacia la punta de su arma, la cual atravesó su pecho. Umbra, salpicado por la sangre, estaba impactado por el resultado de su acción. Realmente no quería llegar a eso; ni siquiera lo había intentado. Sólo fue un instante inevitable para él, del cual no se dio cuenta sino hasta que comenzó a escuchar los gritos de sus propios camaradas.
Abrumado por su nuevo poder, Umbra soltó la lanza, tirándola al suelo junto al cadáver de Adonia. El impacto de sus compañeros era visible: tanto Lacemonia como Satsu retrocedieron lentamente. El nuevo portador de las Reliquias estaba en busca de palabras que no podía encontrar; si bien compartía el impacto de sus colegas, había algo en ese poder desencadenado que encontraba seductor y que lo animaba a tomar nuevamente el arma, pero cuando estuvo por hacerlo recibió un puñetazo del metamorano. Este ataque dio lugar a un complicado combate, en el cual Satsu trató de tomar alguna de las armas obtenidas por Umbra para usarlas en su contra, pero el sangiano lo notó inmediatamente, y usando sus destrezas, notablemente superiores a las de su oponente, lo dejó inconsciente con gran facilidad.
Los únicos individuos de pie en aquel lugar eran ahora sólo Lacemonia y el mismo Umbra. Ambos se miraron mutuamente por unos minutos; la infanta ya no podía reconocer al mismo hombre que la había acompañado toda su vida, y este cambio se vería reflejado en sus siguientes palabras:
Nos vamos. Tú y yo.
Los dos sabían que Satsu seguía con vida, pero que no sobreviviría si lo abandonaban en aquel lugar inhóspito. La indiferencia de uno y el temor de la otra los empujó a abandonar el lugar en su nave. Umbra, por supuesto, no se había olvidado de armarse con sus nuevas armas antes de retirarse. Las únicas que decidió soltar, a espaldas de Lacemonia, fueron las Llaves del Tiempo y del Espacio, ya que a pesar de sentirse traicionado por Satsu, su amistad lo forzó a demostrarle un último signo de piedad.
El regreso
Hermano Garan, ¿crees acaso que eres tú quien me castiga por mi deserción? ¡Eso sólo demuestra lo inexperto que eres! Tú, que te has convertido en rey de este planeta, piensas que eres quien administra la justicia, mientras que otros piensan que es el pueblo quien debería tener dicha facultad. ¡Están todos equivocados; la justicia es, en realidad, de quien tiene la fuerza...! ¡¡Yo, Umbra, soy la justicia!! |
— Umbra, momentos antes de su batalla decisiva contra Garan
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Lacemonia pilotaba el vehículo mientras oía a su amante inspeccionar las Reliquias del Triunfo. Por un momento sintió el impulso de desviarse a una estrella cercana y cometer suicidio, acabando también con la vida de su compañero, pero no tardó en sentirse sin las fuerzas para hacerlo. Tratar de entender los sucesos que acababan de darse la hicieron sentirse enferma e impotente, por lo cual se limitó a seguir su camino.
Aterrizaron en un planeta que habían salvado tiempo atrás. Al salir, Umbra le contó que a partir de ahora seguiría él solo y que en ese sitio ella tendría una buena vida. Le dijo que se olvide de él, ya que era consciente de que sus crímenes nunca serían perdonados por ella, pero también sabía que ya no necesitaba su ayuda para lograr lo que realmente quería:
Todo este tiempo había sido imposible para Los Restauradores encontrar la paz. Por más que se hayan esforzado para hacerse más fuertes, siempre sucedía algo que los dejaba sin nada y los obligaba a empezar desde cero, sin nada. Nunca hubo descanso para Umbra, aun cuando creía haber perfeccionado sus poderes, siempre aparecía un enemigo más fuerte que se encargaba de arruinarlo todo. Las guerras. Mondo. Los saiyajin. Escil. Él mismo. Era una especie de tormenta de maldad la que arrasaba con todos los intentos del guerrero por mantener con vida a aquellos a los que apreciaba. Sin embargo, ahora contaba con las Reliquias del Triunfo, y si era cierto que podían imitar los poderes de un dios, entonces su objetivo era entrenarse en su uso y convertirse él en uno. Sólo así encontraría la paz.
Umbra partió, dejando varada a su amante, a quien conocía de toda su vida. Todos sus camaradas habían sido reemplazados por las estrellas y el vacío del espacio. Al revisar su bolsillo descubrió que aún conservaba el Stargazer en su forma de huevo, así que lo tiró contra el suelo y, tras liberar una gran nube de humo, éste se transformó en una especie de caleidoscopio de tamaño regular. Al tomarlo y ver a través de él, tuvo acceso a miles de luces, las cuales, a los pocos segundos, tomaron la forma de un palacio, pero no uno cualquiera, sino aquel desde donde gobernaba Cinis a los sangianos. La imagen cambió a ella rodeada por los viejos camaradas de Umbra: Garan y Jovan, junto a quienes había luchado en la guerra tiempo atrás.
El ex-restaurador no tardó en comprender el poder del Stargazer: éste le mostraba lo que anhelaba desde el fondo de su corazón. En este caso, lo que deseaba Umbra era asesinar a la reina y poner fin a la guerra en su planeta. Hacia allí se dirigió sin dudarlo, aterrizando precisamente en el jardín del palacio.
Al presentarse, fue rodeado por incontables soldados listos para atacar. De entre ellos se asomó Garan, que confrontó a Umbra por irse y traicionar a su reino y a toda la gente que había depositado su confianza en él. Su interlocutor se limitó únicamente a apuntar a su derecha con la Lanza Gravitatoria y usarla para empujar hacia afuera a todo el grupo de soldados en esa dirección. Esta acción no sirvió para asustar al militar, quien se puso en posición de combate, esperando el próximo ataque.
La batalla final
Aquí mismo cumpliré mi destino. Mi voluntad es ser el Rey de este planeta y traer la paz para siempre. Meterse en mi camino no les servirá de nada; sólo les dará muerte. |
— Umbra a Cinis, Garan y Jovan
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Dispuesto a terminar rápidamente con Garan, Umbra lo atrajo con su lanza hacia él, pero el guerrero pudo resistir la atracción y contraatacar con una ráfaga de ki. Estos ataques desembocaron en una feroz batalla en la que aquellos guerreros, que solían ser amigos, luchaban para darse muerte el uno al otro. Garan contó con la ayuda de todos sus soldados, que en conjunto fueron capaces de hacerle frente al desertor.
El combate estaba bastante parejo y avanzado cuando aparecieron Cinis y Jovan a ayudar al militar. Antes de seguir con el la pelea, ambos le explicaron a Umbra que, desde su última visita, ellos se habían fortalecido, enfrentando situaciones tremendamente adversas, pero resistiendo y colaborando para no perder todo lo que habían construido.
Pronto retomaron el combate, y en medio de éste, Umbra usó sus Dagas del Destino, lanzándolas contra Garan y Jovan. Inicialmente no sucedió nada, pero en el curso del combate Umbra usó su Súper Japanaisu, combinando la ráfaga con su Embestida Ardiente. El ataque pulverizó a ambos guerreros junto con un montón de soldados, pero también dejó destruidas las manos del Restaurador. Éste, entonces, se vio obligado a manipular a partir de ese momento la Lanza Gravitatoria con los pies y con la boca.
En el clímax del combate final: Umbra contra Cinis, el primero logró crear picos de aire sólido, alterando las moléculas del mismo, y lanzarlos contra su oponente, que fue atravesada por varios de estos proyectiles.
Cinis, llorando, y al borde de la muerte, le contó a Umbra todo lo que había sufrido por la ida de su hermana y la posterior muerte de su padre. Ver a su país sumergido en el odio, la ira y la destrucción realmente le preocupaba. A veces, Cinis sentía que ella le había fallado a Lacemonia y no al revés, porque cuando estaban juntas ella la motivaba a ser mejor líder y guerrera al sentir la necesidad de protegerla; a veces, sólo quería regresar a esos tiempos, aunque para ella fuera imposible.
Epílogo
No pude obtener la paz para mí mismo, pero la tendré para todos ustedes y la haré eterna; mis poderes serán a partir de hoy todo lo que ustedes necesiten, y todo aquel que intente atentar contra mi reinado tendrá una segunda oportunidad, pero nunca una tercera. Si me aceptan como su dios, no los decepcionaré y me encargaré de que sean todos felices para siempre. |
— Discurso de Umbra en su coronación
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Tras dar por muerta a Cinis y forzar a los combatientes restantes a rendirse, Umbra se autoproclamó Rey del planeta Sang. Usó la Máscara Maldita en sí mismo para transformarse y regenerar sus manos, y así se convirtió en una especie de ser divino; invencible para los de su raza y temible para cualquiera que sintiera un mínimo de rencor hacia él.
Esa misma tarde se coronó Rey del Planeta Sang, y usó sus poderes para sanar todos los males de la población que pudiera deshacer. Su Stargazer le permitió tener control absoluto del planeta entero, y con sus armas no tuvo problema para ejecutar a cualquiera que hiciera el mal. El poder de su máscara que le permitía transformarse a sí mismo y el de la lanza de alterar la materia retrasaron enormemente su envejecimiento e hicieron su reinado largo y próspero.
Probablemente para muchos sea cuestionable su visión de la vida y todas las cosas que ha hecho, pero para él, era darle a todos lo que él había anhelado toda su vida y jamás pudo poseer.
Artículo principal: Hermanos Toku-Satsu
Contexto
Tras haber sido abandonado en el desierto por Umbra, Satsu utilizó la Llave del tiempo que le había otorgado, con lo cual viajó al pasado y, tras una espera de unos días, confrontó a Umbra cuando éste se hallaba con Lacemonia luego de su partida. Obviamente el guerrero fue derrotado, pero llegando a huir y viajando más al pasado, donde comenzaría su entrenamiento para volverse más fuerte y vencer al nuevo poseedor de las Reliquias del Triunfo. Alojado en el planeta Hackin, su nuevo tutor, Nemba, le enseñará a distorsionar la realidad con su propio ki para así poder contrarrestar a los poderes de Umbra. ¿Qué pasará?
Asalto al planeta Hackin
Satsu..., no esperaba que tu ira te empujara contra mí... Ni siquiera nuestra última pelea en la que bien pude haberte asesinado fue capaz de llenar de miedo tu corazón; en cambio, lo determinó aun más en mi contra... |
— Monólogo interno de Umbra
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Meses después de su coronación, Umbra se enteró por medio de su Stargazer de que Satsu tenía intenciones de asesinarlo. Verlo a través del caleidoscopio le generó cierto rechazo, ya que él había estado dispuesto a dejarlo vivir, dejando a su alcance las Llaves del Tiempo y del Espacio, y creía que el simple hecho de haber perdido ante él debió haber servido de advertencia para que no volviera a intentar enfrentarlo.
Tras pensarlo un rato, Umbra rechaza la idea de enfrentarlo por sí mismo, y en su lugar llama a cuatro discípulos suyos, los cuales le habían jurado lealtad eterna previamente. Cada uno de ellos fue convertido en mutante por el poder de la Lanza Gravitatoria, que alteró la estructura de sus cuerpos, dándoles un aspecto demoníaco así como mayor resistencia y fuerza.
Los discípulos de Umbra en cuestión eran:
- Athena, especializada en las técnicas que durante siglos sólo habían sido practicadas por los miembros de la Familia Real.
- Dionis, especializado en el manejo de armas combinado con ki.
- Kai, un guerrero formidable en cuanto al combate cuerpo a cuerpo.
- Zayuo, quien contaba con un arsenal de técnicas monstruoso.
Los guerreros fueron enviados en conjunto al planeta donde Satsu se encontraba entrenando junto a su maestro, presentándose ante ellos como los hijos de Umbra (pues ése es el nombre que adoptaron por su devoción a él). Satsu y su maestro pelearon juntos ante tal amenaza, siendo capaces de hacer frente a sus atacantes. No obstante, en un punto del combate el maestro de Satsu fue atravesado por una técnica mortal, siendo aniquilado al instante. Esto llevó al joven metamorano a liberar toda su ira contra sus contrincantes, a los cuales, con cierta dificultad, consiguió vencer, no dejando a ninguno con vida. De este modo, el guerrero obtuvo una victoria muy agridulce, ya que nunca antes había matado a una persona, y por el otro lado, ahora no tenía a aquel que lo había acompañado como mentor suyo durante tanto tiempo...
El encuentro esperado
Satsu..., la última vez que nos encontramos debiste saber que mi poder está muy por encima del tuyo, pero tu sed de venganza te ha guiado hasta aquí. En cierto modo, me has demostrado algo que ya sospechaba: los seres humanos son mentalmente débiles; pueden tirarse ciegamente al vacío aferrándose al espejismo de que existe algo qué proteger o algo que te impulse a seguir con vida. Una vez que haya acabado contigo mi misión será exterminar a todos los humanos. Mantenerlos con vida es lo mismo que darles la oportunidad de pretender rebelarse ante mí. |
— Umbra a Satsu, en una línea temporal alternativa
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Tras un largo viaje por numerosos planetas, Satsu pudo ubicar con éxito a Sang, y al llegar ahí se encontró rodeado de varios edificios y peatones. Todos lograron reconocerlo como un extraño sólo con verlo, por lo cual se lanzaron contra él sin pensarlo, pero el metamorano se limitó a evadirlos y noquearlos rápidamente, sin la intención de hacerles daño alguno. Más tarde aparecieron soldados de Umbra, los cuales también debieron ser derrotados por nuestro héroe, quien se abrió paso hasta eventualmente llegar al Palacio Real siguiendo el ki del ex-restaurador.
Teniendo el palacio frente a él, Satsu decide subirse a lo más alto de éste volando. Al llegar a la torre más alta de éste, se encuentra con la silueta de un hombre encapuchado, sólo reconocible por su voz. Tras presentarse y dar un breve discurso, Umbra se quitó la túnica y la arrojó contra Satsu, revelando que en el interior de ésta habían múltiples cuchillas adheridas. El héroe consiguió esquivar el ataque sin mucha dificultad, pero eso sólo fue el comienzo del combate...
La superioridad de Umbra fue muy evidente desde el comienzo; él se había vuelto un experto en el manejo de las Reliquias del Triunfo, especialmente de la Lanza Gravitatoria, un arma muy peligrosa gracias al potencial destructivo de la misma. Sin embargo, Satsu se mantuvo atento y determinado, por lo que pudo valerse de su poder.
Últimas palabras
La pelea siguió siendo muy intensa, a tal punto en el que ambos guerreros destruyeron parcialmente el palacio donde encontraban. La capacidad de Satsu de alterar la realidad solidificando y evaporando objetos le sirvió como contrapeso al uso de las Reliquias del Triunfo, y así fue como en la recta final el metamorano logró devolverle a su contrincante uno de sus ataques: una estaca de aire solidificado, insertándola en su pecho. Entonces, aprovechó la ventaja para seguir atacando hasta finalmente dejar a Umbra inmovilizado y tirado en el suelo. En ese momento, Satsu consiguió arrebatarle la lanza gravitatoria y confrontarlo.
Mientras el mundo siga siendo injusto para gente como tú o como yo..., recuerda, Satsu, siempre existirá la ambición desmedida de poder...; de convertirse en Dios... Recuérdalo |
— Umbra a Satsu, antes de morir
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Tras la muerte de Umbra, causada por sus esfuerzos y el daño sufrido en combate, Satsu se vio rodeado de soldados y civiles dispuestos a atacarlo en conjunto, pero él simplemente tomó al cadáver de su enemigo así como sus armas, y volvió a donde había estacionado su nave, ignorando a sus persecutores.
El muchacho viajó hasta llegar a un planeta desolado, aparentemente inhóspito. Ahí aterrizó, y al llegar lo primero que hizo fue enterrar las Reliquias del Triunfo, una por una, en distintos puntos de aquel mundo, apostando a que nadie trataría de buscar ahí y sería prácticamente imposible que esas armas volvieran a ver la luz. A último momento se acordó de que debía examinar el cuerpo inerte de Umbra, por si éste cargaba un objeto consigo, y lo que encontró fue, en uno de sus bolsillos, un artefacto diminuto, parecido a un huevo. Él no había logrado identificarlo como tal hasta que por accidente lo rompió, viendo algo en su interior. Era un papel, o más bien, una foto, con él y todos los Restauradores posando juntos y sonriendo a la cámara. Él recordaba haber salido en esa foto en particular, mas no el contexto en que había sido tomada. En ese momento vinieron a su mente las palabras de un viejo enemigo al que había enfrentado...
Existe el poder de cambiar el Destino... ¡¡Sólo el poseedor del Stargazer podrá acceder a él!! |
— Omega, el humano, describiendo el artefacto Stargazer
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Estilo de combate
Juventud
En sus años de formación militar y como soldado, Umbra adquirió sus primeras nociones sobre las artes marciales y el uso del ki, de las cuales se valió para lograr el reconocimiento de sus superiores.
En esta etapa, dado su incipiente manejo del ki, su estilo priorizaba la economización del mismo, y como correlato, se centraba en el uso de técnicas cuerpo a cuerpo y el uso de armas de fuego o arrojadizas como pistolas o granadas, instrumentos típicos de la guerra que le tocó vivir.
Entrenamiento con Iloi y los Restauradores
Unos años más tarde, y con el entrenamiento, la experiencia y el desarrollo de nuevas técnicas, Umbra se desplazaría hacia una estrategia más equilibrada entre el uso de energía y la fuerza física, inspirado por las enseñanzas de su maestro, Iloi.
Actualidad
El sangiano se inclina hacia un estilo de combate muy agresivo, utilizando en primera instancia los poderes de su lanza gravitatoria para mantener lejos a sus oponentes más débiles mientras intenta eliminarlos. Naturalmente, esto no tendría el mismo efecto contra guerreros más fuertes, de modo que se haría necesario incorporar a su estrategia las técnicas que hacen uso de ki, así como el combate cuerpo a cuerpo, donde Umbra tampoco se contiene, tratando de derrotar a su contrincante haciendo uso del menor número de movimientos posible y demostrar su superioridad frente a aquél. Podríamos afirmar que sus actitudes en combate constituyen un fiel reflejo de su personalidad.
Armas e instrumentos
Al tener bajo su poder la mayoría de las Reliquias del Triunfo, Umbra tiene acceso a una fuente de poder inconmensurable, por lo que fácilmente se ubica por encima de otros guerreros mucho más poderosos que él, siempre y cuando disponga de sus armas. Su favorita y la única que lleva a todos lados para luchar es la Lanza Gravitatoria, un elemento característico de su imagen. El resto de las Reliquias las usa según lo considere apropiado o las guarda dentro de su palacio.
Arsenal de combate
- Lanza gravitatoria: Consiste en una lanza cuya punta es alargada y ligeramente curva. Esta arma es capaz de crear un campo gravitatorio en torno a un objeto, provocando distintas transformaciones en el mismo y en los que lo rodean, las cuales pueden ir desde moverlos, agitarlos, hacer perder el equilibrio a un rival, o, en el caso más alocado, reorganizar toda su estructura química, alterando sus propiedades intensivas. Esto implica, por ejemplo, convertir el carbón en diamante, o el oxígeno en ozono, por poner ejemplos simples.
- Dagas del destino: Dos puñales, idénticos entre sí, que habiendo extraído sangre de dos personas distintas, se fusionan en uno solo, y con ellos, la sangre de los individuos. Con esto es compartido definitivamente y para la eternidad el destino de ambos, quienes han de cumplirlo casi inmediatamente después de la utilización de las dagas. Una vez que esto se haya dado, la fusión se deshará y las armas podrán volver a ser utilizadas.
- Escudo reflector: Es un escudo rojo con bordes y detalles dorados, el cual puede cambiar su tamaño ajustándose al de su portador. Al recibir un impacto cualquiera proveniente de un adversario, el poder del escudo se activa, provocando que la fuente de ese ataque reciba un daño equivalente.
Accesorios
- Espejo de mano aparentemente normal: Permite a su portador ver a través de él el alma y las intenciones de otras personas. De este modo, es posible predecir si alguien puede convertirse en un traidor, si es de corazón puro o no, o si se trata de un valiente o un cobarde, por ejemplo.
- Máscara maldita: Esta máscara le permite a su portador transformarse libremente en cualquier figura humanoide que éste desee, tal como lo hacen Puar y Oolong en DB, sólo que sin estar sometido a límite de tiempo alguno. El único problema con la máscara es que ésta está fusionada con Umbra, además de que con cada uso la misma se desgasta y libera sustancias químicas que hacen que su cuerpo consuma cada vez más energía.
- Stargazer: Consiste en un pequeño caleidoscopio aparentemente normal, pero que en su interior refleja la ubicación de aquello que su usuario desea en cualquier rincón del Universo. El Stargazer es incapaz de mostrar hechos del pasado, del futuro, o de otra línea temporal o universo, siendo ésos sus únicos límites.
Poder
El poder de Umbra se encuentra exponencialmente amplificado gracias a su posesión de las Reliquias del Triunfo. Estos artefactos lo elevan, convirtiéndolo casi en un dios en tanto pueda usarlos. De esta manera, el guerrero ejerce el dominio de:
- Conocimiento absoluto: Virtud otorgada por el Stargazer. Umbra tiene acceso potencial a la información de cualquier hecho que se esté dando.
- Poder sobre el cuerpo propio: A pesar de haber perdido ambas manos y de haber envejecido, Umbra conserva el aspecto y el estado físico de un hombre de alrededor de 25 años debido al uso permanente de la máscara maldita en conjunto con la lanza gravitatoria, que le permiten modificar tanto su apariencia en el caso de la máscara, como de los fenómenos químicos de su cuerpo, en el de la lanza.
- Control del destino: Las dagas del destino le permiten a su usuario conectar el destino de dos personas distintas. De esta manera, éste adquiere la capacidad parcial y limitada de manipular el futuro de las personas.
- Control de la naturaleza: Todo lo que se encuentre en el rango de la lanza gravitatoria es suceptible a transformaciones físicas y químicas.
Obviamente, el dominio de estas facultades divinas es muy restringido, ya que, a pesar de hacerte similar a un dios, las reliquias no son capaces de convertirte en uno. De hecho, al no poseerlas todas, Umbra está todavía más lejos de ser una divinidad en ese sentido. Además, el manejo que posee el sangiano de las reliquias es muy avanzado, pero no llega a ser perfecto, no pudiendo alterar sustancias o estructuras muy complejas.
Por otro lado, Umbra fue un guerrero privilegiado al haber sido entrenado por medio de distintos métodos y en diferentes planetas. En Sang se sometió de muy joven a rigurosos ejercicios para ingresar a la milicia, y más tarde, en el templo de los iloístas, se enfocaría en una rutina incluso más exigente.
Fue junto a sus compañeros, los Restauradores, que Umbra dominó plenamente su poder. Viajar por el Cosmos y enfrentar incontables situaciones adversas los hizo superarse. Y a esto hay que sumar el hecho de que Umbra siempre estuvo impulsado por una motivación u otra, lo cual constituyó un factor importante en gran parte de sus avances.
El alcance actual de los poderes de Umbra hace que éste se vea a sí mismo como un dios o un ser superior cuya misión es traer paz al planeta Sang.
Técnicas y habilidades
Básicas
Se trata de técnicas que aprendió durante su formación militar, y por cierto, las más avanzadas a las que podía aspirar la mayoría de los usuarios de ki sangianos dado el escaso desarrollo de sus conocimientos sobre esta energía.
- Vuelo con ki
- Sentido del ki
- Ráfaga de ki
- Onda expansiva
- Imagen residual
- Mimetismo: se trata de la capacidad desarrollada por Umbra de aprender una técnica con sólo haberla visto una vez siempre y cuando no esté basada en parámetros como la raza o la bondad o maldad del individuo. Esta habilidad le permitió al guerrero aprender todas las técnicas de sus compañeros, los Restauradores, las cuales bautizó como técnicas de arsenal. Además de las técnicas propias de los Restauradores, Umbra cuenta con habilidades adicionales de Cinis, Garan y Jovan.
Características
Nombre | Clasificación | Descripción |
---|---|---|
Japanaisu | Ofensiva | El usuario coloca sus manos abiertas una junto a la otra y grita el nombre de la técnica para disparar un poderoso ataque. Su importancia no reside en la complejidad de la técnica, sino en el hecho de que se trata de la técnica insignia del personaje, así como lo es el kamehameha para Goku en DB. |
Embestida ardiente | Mixta | Para ejecutar la técnica, Umbra libera una gran cantidad de energía en torno a él, como si se encerrara a sí mismo en una bola de ki, y luego, lanza ataques cuerpo a cuerpo contra su rival. El daño causado es amplificado enormemente gracias a la energía que rodea al guerrero, pero cuenta con la desventaja de que él también sufre parte de ese daño al quemarlo a él también el ki. |
Iloi-ken (puño de Iloi) | Ofensiva | Consiste en una serie de golpes y patadas seguidos por la técnica insignia de los iloistas, el Japanaisu. |
Shinsen | Apoyo | Consiste en potenciar el campo gravitatorio de su lanza para luego hacerla girar rápidamente por encima suyo. El campo no es lo suficientemente fuerte como para ser percibido a simple vista, sin embargo es capaz de alterar el sentido del equilibrio y marear al oponente. ¿Cómo? Alterando el movimiento de pequeños "pelos" hallados en las células del oído interno, llamados cilios. Éstos, al ser atraídos más hacia la lanza de Umbra que al núcleo del planeta en el que se esté dando el combate, provocan que el contrincante se sienta mareado. |
Campo de fuerza | Defensiva | Con su lanza, Umbra altera el aire a su alrededor a escala molecular para hacerlo sólido y además extremadamente resistente, pudiendo crear un escudo que puede llevar con su mano o incluso una estructura más o menos compleja alrededor de él. |
Flecha de aire letal | Ofensiva | Solidificando el aire, Umbra crea estacas cristalinas azules que rápidamente persiguen al oponente. Son extremadamente filosas y pueden penetrar casi cualquier superficie. |
Destino final | Ofensiva | Esta técnica consiste en usar la lanza gravitatoria para atraer al oponente hacia su filo, haciendo que éste lo atraviese en alguna zona vital. Lo más conveniente es usar esta técnica con el oponente estando aturdido o inmovilizado, porque de lo contrario podría resisitirse a la atracción de la lanza o incluso aprovecharla para reducir su distancia respecto al usuario y contraatacar. |
Domo de la perdición | Ofensiva Largo alcance |
Umbra lanza al cielo una onda de ki, la cual, al alcanzar los cien metros de altura, se divide en otras más pequeñas que caen a toda velocidad en todas direcciones, salvo el centro, que es desde donde fue lanzado el ataque. |
Super Japanaisu | Ofensiva | Es el ataque definitivo de Umbra, que consiste en la combinación del japanaisu normal con la embestida ardiente. El usuario concentra su ki alrededor de sus puños y procede a lanzar la ráfaga de energía, japanaisu, que se ve potenciada enormemente por el ataque inicial. Normalmente, este ataque produce la pérdida de ambas manos, las cuales quedan reducidas a cenizas, literalmente. No obstante, Umbra las puede recuperar usando la capacidad de transformarse que le otorga la máscara maldita. |
Mordiente aplastante | Ofensiva | Umbra crea un campo gravitatorio en su oponente, haciendo que objetos pequeños y medianos vuelen de todas direcciones hacia él, haciéndolo cada vez más lento y entorpeciendo sus movimientos. Una vez que el objetivo está inmovilizado, procede a atacarlo, generalmente lanzándole un japanaisu o alguna otra ráfaga de ki. |
Técnicas de arsenal | ||
Nombre | Usuario original | Descripción |
Estrella perforadora | Lacemonia | Es una pequeña bola de fuego que normalmente puede atravesar cualquier superficie para luego expandirse, provocando una gran explosión |
Rayo fractal | Adonia | Es un láser muy poderoso, el cual puede dividirse en otros más pequeños siguiendo siempre el mismo patrón. Esta técnica es útil para acabar rápidamente con muchos enemigos débiles a la vez, pero ya no es tan adecuada en combates 1 vs 1 más parejos, ya que cada fracción del láser original es más débil |
Fusión metamorana | Hermanos Toku-Satsu | Es la capacidad de, por medio de una danza especial, unirse con otro individuo en uno solo más poderoso |
Sol instantáneo | Cinis | Una técnica muy poderosa de Youza y muy útil en combates 1 vs 1, que consiste en distorsionar la percepción de los sentidos de una persona en particular en la medida que se le plazca al usuario, pudiendo llevarla al delirio o al desmayo, o bien asustándola lo suficiente como para que se retire por voluntad propia del combate |
Mil puños rastreadores | Garan | Para ejecutar la técnica basta con lanzar una serie de ataques cuerpo a cuerpo al aire mientras se libera algo de ki. De este modo, los puñetazos emiten ráfagas potentes con forma de manos que persiguen al oponente, pudiendo ser detonadas a voluntad por el usuario |
¡Te tengo! | Jovan | Consiste en dos látigos que le salen del brazo al usuario, los cuales pueden tener el doble uso de atacar y de inmovilizar y/o traer un contrincante hacia él |
Frases
En este punto ya te has dado cuenta del gran error que tu viste al enfrentarme; no hay ningún punto en enfrentar a seres que son abrumadoramente supreriores a ti. Sin embargo, ya es demasiado tarde para arrepentirse. Tal vez recuerdes que en los viejos tiempos una vez dije que te quería, pero nada de eso tiene importancia ahora. Incluso siendo débil a comparación mía, eres una amenaza... ¡y no voy a dejarte con vida! |
— Umbra, antes de herir mortalmente a Cinis
|
Si desconfían en mi autoridad, los invito a luchar conmigo. ¡En menos de cinco segundos sabrán lo que es el Infierno! |
— Umbra a los integrantes de una organización rebelde
|
El Mundo es extraño, pero aquí, el planeta Sang, todo es eterno; todo funciona como debería. La razón de mi vida es soñar con un Mundo justo |
— ...
|
¡No digas esas cosas, Lacemonia! El Rey Lazaw quiere protegerte a ti y a sus seres queridos. Entiendo que las guerras no te gusten, pero son algo necesario para evitar que la gente mala ocupe el lugar que le pertence a tu padre. Él es un hombre muy responsable e inteligente, y te aseguro que sabe lo que hace |
— Umbra peleándose con Lacemonia al inicio de su historia
|
Concepción
Inicialmente fue pensado para aparecer en la continuación de DBM, donde cumpliría el rol de villano junto a sus compañeros, Los Restauradores, a quienes se sumaría Goten (sí, Goten), que debido a cuestiones que iban a ser tratadas en el fic, se volvería un villano. Sin embargo, ya que la idea nunca fue ejecutada, se lo despegó de la historia original de DB (mas no de su universo) para poder desarrollarlo como el protagonista de su propia historia.
El resumen de esta historia alterna sería el siguiente:
En un principio, Umbra iba a formar parte de los Restauradores, como ya se sabe, pero en medio de su viaje se encontraría con Goten, quien había partido en busca de alguna variante de las esferas del dragón tras un evento en el cual tanto las de la Tierra como las de Namek habían desaparecido y además muchos de los Guerreros Z, incluido Goku, habían sido asesinados.
En el trascurso de su viaje, Goten se encuentra con los Restauradores, quienes le ofrecen ayudarlo en su búsqueda a cambio de ayudarlos en su misión de encontrar las Reliquias del Triunfo, las cuales iban a funcionar de una manera diferente en la serie. Otra diferencia es que todos iban a compartir los ideales de Umbra, siendo en cierto modo sus seguidores incondicionales, y eventualmente Goten se uniría a tal grupo.
Los Restauradores emprenderían una misión hacia el planeta Tierra en busca de una de las pistas que los guiaría hacia las reliquias. Entonces, naturalmente, tendrían que enfrentarse con los Guerreros Z restantes, entre los cuales se hallarían Uub, Trunks, Pan, entre otros con menor protagonismo. El punto es que Trunks conseguiría evangelizar a su viejo amigo y fusionarse con él para tener la batalla final: Gotenks vs Umbra.
Con la victoria de Gotenks, Umbra al igual que el resto de los Restauradores terminan siendo evangelizados por los Guerreros Z, por lo que se terminan quedando a vivir en el planeta Tierra. Sin embargo, el guerrero dudaría acerca de sus nuevos compañeros, dando paso a la siguiente saga, la cual, obviamente, nunca se terminó ejecutando.
También existió un prototipo de One Shot que narraría la historia de Umbra de inicio a fin tal como figura en el artículo, añadiendo además un arco de redención en el cual el protagonista, tras conocer la historia de Son Goku por parte de un extraño, terminaría cambiando su perspectiva acerca de la vida y la justicia. Este final terminó siendo considerado un poco extraño por el autor, así que lo descartó.
Galería
Curiosidades
- El nombre de este personaje, Umbra, además de significar "sombra" en latín, es un homenaje al bionicle del mismo nombre. Está de más decir que el autor es fan de esa franquicia.
- La diferencia de edad entre Umbra y Lacemonia está inspirada en la misma que existía en matrimonios de la nobleza europea durante la Edad Media y la Edad Moderna. De hecho, la mayor inspiración para esto fue el caso de Romeo y Julieta.
- Todas los nombres de los demás personajes y sus respectivas referencias (que, por cierto, en su gran mayoría son musicales):
- El nombre del planeta Sang significa literalmente "sangre" en francés.
- Lacemonia viene de la región de la Antigua Grecia de Lacedemonia, cuya ciudad más grande era Esparta. El nombre no fue elegido al azar, sino de manera irónica, teniendo en cuenta que ésta es una hippie pacifista (?).
- "Japanaisu" es una deformación muy loca de la palabra "Japanoise". El japanoise es un género musical muy loco y..., bueno, ruidoso. xD
- Iloi viene de Eloy, una banda de rock progresivo alemana.
- La bestia Mondo debe su nombre a las películas mondo, documentales cuyo mayor atractivo es mostrar escenas de distintos lugares del mundo, por lo general reales y muy violentas, con el fin de impactar al espectador.
- Para mantener las costumbres, Grand viene de Grand Opera.
- Luego de dejar inconsciente a Tatsu, Umbra tomó todas sus Reliquias del Triunfo, salvo las dos llaves capaces de abrir portales a través del espacio y el tiempo. Esto fue intencional, ya que Umbra no deseaba asesinar a su compañero ni abandonarlo a su suerte, sino simplemente advertirle que su poder era abismalmente superior y que no debían volver a cruzarse. Por esto le dio las herramientas para irse del planeta desértico y sobrevivir.
- Esto, que había iniciado como una simple curiosidad, fue lo que más tarde terminaría desencadenando la realización de un último arco en la historia tanto de Umbra como de los hermanos Toku-Satsu. Todo comenzó cuando pensé: "ok, Umbra le perdonó la vida al tipo, ¿pero cómo se tomaría él que un amigo haya matado a otro y para colmo esté ambicionando hacer algo tal vez peor?"
- Los miembros de la Orden Oscura fueron pensados como la contraparte maligna de Los Restauradores, con excepción de Satsu (que es considerado un traidor) y de Umbra (quien no requiere un reemplazo dentro de la formación).
- El Rayo Fractal de Adonia, técnica copiada por Umbra, está basado en la técnica de igual nombre de Varen.
¡Muchas gracias a Saail por haber hecho el dibujo de Umbra y a Dylan por el diseño de la página!
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- ↑ Segundo puesto de la categoría "Mejor Villano" en los Golden Freezer Awards 2022.