Selanne es un personaje creado por Kyylla, originalmente sería la protagonista de su propia Ova, sin embargo al ésta descartarse se opto por dejarla como personaje para futuros proyectos.
Etimología
Al querer establecer una relación directa con los Kaio Shin, se pensó que al igual que estos tenga nombre inspirado en la deidad de alguna cultura.
Al tener como nombre inicial Anne, se busco alguna posible derivación, terminando en unirla con Selene, titán de la luna y deidad protectora de ésta antes de Artemisa.
Se decidió tomar cierta inspiración, y relacionar al personaje con los cielos, además de darle un arco, referencia a Artemisa.
Apariencia
Lo que más destaca en la chica es su musculatura, al recibir riguroso entrenamiento desde muy joven, sus músculos están bastante marcados; si bien para algunas razas, como la Saiyajin, aquella musculatura es promedio entre sus guerreros, en el caso de los Dísryanos, raza a la que Selanne pertenece, suelen tener extremidades delgadas, más centradas en la velocidad, destacando bastante.
Su tez es increíblemente pálida, por momentos llegando a parecer completamente blanca. Al poseer labios increíblemente delgados, la única fuente de color en su rostro proviene de sus ojos. Con un trazado grueso en los parpados, se observan dos iris bastantes grandes, con un llamativo color gris tormentoso, el color, como es normal en su raza no es fijo, presenta variaciones según el temperamento del Dísrya, en el caso de Selanne, es bastante común que el gris se vea acompañado con pequeñas deformaciones como se nubes, o incluso ponerse celestes como imitando el color de un rayo.
Su cabello de un color rubio plateado suele mantenerse bastante corto, en un inicio para no estropear en combate, luego simplemente por costumbre. Su flequillo esta dividido a ambos lados, sin llegar a la altura de los ojos, mientras que la parte trasera llega hasta el final del cuello, a los lados es donde más cantidad tiene, llegando por momentos a cubrir las orejas sin problema.
Porta orgullosamente la armadura de su familia, no solo en momentos de combates, siente que es su obligación portarla incluso en momentos de descanso o momentos sociales, como forma de estar siempre preparada para el combate.
La armadura se compone por un reforzamiento en la parte superior, cubriendo los hombros hasta el cuello; deja libre la zona del cuello, donde hay una forma similar a una U. También deja al descubierto sus brazos, desde el inicio del hombro hasta inicio de muñeca, donde se presenta unos holgados guantes.
Personalidad
Es bastante común que la personalidad de un individuo sea el reflejo y producto de su crianza. Es algo que se puede evidenciar con Selanne, donde justamente estos factores marcaron todos sus primeros años.
Como Dísrya, fue criada para ser la soldado perfecta: un objeto sin voluntad que dedicara toda su existencia a servir a los Shin.
Esa crianza fue la única realidad que conoció, sus maestros le decían que debía ser así, y veía en su familia ese ideal en el que debía convertirse: Guerreros que seguían ordenes, que no expresaban voluntad, ni deseos propios, casi como si nos tuvieran, seguramente porque no era así.
Pero, Selanne si que los tenía, y por eso se sentía increíblemente culpable simplemente por tenerlos, como si fuera defectuosa, como si estuviera rota.
Sentía que era algo de lo que debía deshacerse antes de que los demás descubrieran que tenía, pensando que eran un impedimento, que nunca lograría volverse una soldado por más que se esfuerce, sobre todo porque en ocasiones sus ideas discrepaban con sus enseñanzas.
Intento, de todas formas, volverse una soldado perfecta.
Durante esta etapa ocultaba todos sus sentimientos, al momento de expresarse buscaba que sus palabras fueran lo más neutras posibles, valiéndose de monosílabas como única forma de conversación. Hacía un esfuerzo consciente por evitar que su rostro refleje cualquier clase de emoción, o en general que su cuerpo tenga comunicación no-verbal.
Nunca se permitió tener un deseo o interés propio, siempre que algo llamaba su atención, hacía esfuerzo por ignorarlo.
Lo único que no pudo ignorar fue la emoción que sentía al combatir, por más que siempre se sintiera culpable de hacerlo.
La primera vez que expreso una opinión sobre un tema, fue porque la obligaron a hacerlo.
Le dieron la orden directa de que opine sobre algo; por un momento dudó, estaba mal tener opiniones, pero era peor desobedecer ordenes, solo duro un momento esa duda.
La aparición de Micaiah fue increíblemente importante para Selanne. Como su guardiana, hacía todo lo que le pidiera, incluso expresar varias veces sus opiniones.
Al estar siguiendo ordenes directas, podía ignorar el sentimiento de culpa, y realmente disfrutar de aquello que tantos problemas le causo antes.
Empezó a dejar de ignorar todos sus pensamientos, no llegó al punto de desarrollar sueños propios, o manifestar por propia voluntad sus pensamientos, pero sí que dejo de ser tan cerrada en todo aspecto.
Al tener que expresar ideas complejas dejó de valerse únicamente por monosílabas, e incluso a tener pequeñas variaciones en su tono de voz, permitiéndose reflejar con ésta emociones básicas como alegría o frustración.
Sin embargo, todavía hacía esfuerzo consciente por evitar tener un lenguaje no-verbal, o por decir demasiado.
Tenía opiniones y sentimientos, pero se negaba a desarrollar intereses, o a permitirse hacer algo por deseo propio, todo era siguiendo las ordenes que Micaiah o Aeos le daban.
Ella intento bastante tener no desarrollar cariño por Micaiah, veía a los Shin como seres demasiado superiores, a los que debía adorar y servir, pero tenerles cariño, y ver como potenciales amigos sería la peor ofensa del universo.
Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, le fue inevitable preocuparse especialmente por ella, más de lo que debería hacer en su rol, más de lo que hace por otros Shin.
El primer deseo que manifestó en voz alta, fue el deseo de que Micaiah sea feliz.
No entendió en ese momento, que aquello era su propio deseo egoísta, no solo la necesidad de ayudar a gente que le importa, por encima de lo que le enseñaron como correcto. Sino, de verse ella misma reflejada en Micaiah, ambas chicas con un destino marcado por condiciones de nacimiento, donde no sé pueden ni permitir un deseo propio. El ayudarla fue una manera de ayudar a una versión de si misma con más valor.
Los Shin son lo más importantes del universo, son más importante que mi propia vida, o la vida de cualquier mortal.
Esa fue la primer cosa que le enseñaron a una chica, quien creció con esa frase todavía grabada en su mente, casi como si fuera lo más importante, una idea de vida.
Selanne intenta no pensar mucho en eso, en su lugar intenta centrar sus pensamientos en el presente. Lamentablemente para ella, no tiene mucho que hacer, fuera de esperar. Esperar y esperar, eso era algo que se le daba bastante bien. Desde muy joven se había obligado a aprenderlo, La función de una soldado es luchar, pero la de una guardaespaldas es mantenerse siempre alerta.
La chica se vuelve a concentrar, otra vez se esta dispersando, y debe mantenerse atenta, vigilando.
Y sin embargo, se despierta sobre saltando, sintiendo el peso de unas cadenas en lugar del de un arma. El recordatorio constante de que ya no tiene nada que vigilar. Ya no es una guardaespaldas, ni una soldado; es simplemente una prisionera condenada.
La chica se recuesta en aquella incomoda pared que se había vuelto su hogar. Mentira, lleva mucho sin tener un sitio al cual llamar hogar, si es que alguna vez tuvo alguno.
Lo más cercano pudo ser aquella academia donde realizo su entrenamiento, hace ya tantos años.
En aquel lugar aprendió todo lo que sabe. Pero mucho antes de enseñarle a pelear, o si quiera a caminar o hablar, le enseñaron una frase. Los Shin son lo más importantes del universo, son más importante que mi propia vida, o la vida de cualquier mortal. La obligaron conocer esa frase, luego a memorizarla y finalmente a aprenderla, a entenderla.
Solo entonces le enseñaron a pelear. Le entregaron una lanza y no la soltó desde entonces, se volvió una extensión de su cuerpo.
Selanne aparta esos pensamientos de su cabeza, le duele recordar su entrenamiento, le duele la idea de no volver a agarrar un arma, de no volver a escuchar el ritmo de la batalla.
No puede evitar soltar una risa ante tal estupidez, llevaba muchos años sin sentir la emoción de la batalla, después de todo, era una guardiana, no una soldado.
Se levanta con esfuerzo por las pesadas cadenas, sabe que podría romperlas sin esfuerzo, pero es demasiado obediente para eso. Incluso en una situación critica como la que esta viviendo.
Avanza con tranquilidad por aquel cuarto lleno de pobres almas condenadas, sin fuerzas para levantarse, quienes se limitan a simplemente aceptar su final. No puede evitar sentir cierta lastima por ellos y por si misma, sabe, muy en el fondo que tiene más en común de lo que le gustaría, y cada día tiene un poco más.
Aparta esos pensamientos de su cabeza, debe mantenerse optimista, no puede permitirse caer en la desesperación. Ella se da unos suaves golpes en el rostro, debe mantenerse ocupada con algo. Camina hasta el lavado, donde puede limpiar su rostro, todavía siente el labio partido y múltiples heridas de su último combate.
Ese fue un buen combate aunque perdió, el único donde pudo sentirse realmente viva. Y eso fue una desgracia en su familia, fallo como guardiana al ser incapaz de proteger, y como guerrera al ser incapaz de hacer justicia. Un simple fallo, pero hasta eso es una deshonra en su tradicional familia.
La orgullosa familia que durante años, casi desde el inicio de los tiempos ha dado varios de los mejores guerreros. Todos dedicados únicamente a servir y proteger a los Kaio-Shin, son sus leales guardianes quienes felizmente darían su vida si así se lo piden.
La mayor vergüenza de Selanne no fue dejar morir a una Shin, o fallar en atrapar a su asesina. Su mayor vergüenza y razón de exilio es que fue demasiado cobarde para ofrecer su propia vida como compensación.
No puede abandonar la idea de que quizás hubiera sido lo mejor.
Solo cuando la chica domino las múltiples técnicas y posturas defensivas, se le permitió aprender a pelear. Ya había entrenado a golpear objetos, y conocía lo básico de ataques, pero se dio cuenta que no se parecía en nada a la sensación de combate.
No lo quiso aceptar, ni lo haría hoy en día, pero ese fue el primer momento donde se sintió realmente libre. Todavía recuerda esa sensación de libertad, poder sentir el viento en cada movimiento, como si fuera una extensión de su cuerpo; el tiempo moviéndose más lento, como si estuviera observando esa danza; sus sentidos al limite, como si hubieran sido creados solo para eso. Y principalmente, por un instante, solo por un instante, dejar de ser una guardiana, y ser simplemente Selanne. Daría lo que fuera por volver a experimentarlo.
Lleva años sin hacerlo. A lo largo de su vida ha tenido múltiples combates, pero todos muy controlados, limitados a entrenamiento o exhibición. Pero eran demasiado formales, demasiado estándares, totalmente alejado a ese sentimiento de libertad, a esa hermosa danza.
Durante todo su entrenamiento, la motivaron diciendo sobre como cuando demuestre su poder y obediencia podría cumplir con su rol destinado y serpia asignada a un Kaio-Shin. Selanne entreno con más intensidad que nadie, se esforzó más que nadie, había escuchado que unos pocos elegidos eran seleccionados para trabajar directamente con los supremos Kaios.
Ese era su sueño, era el objetivo que le daba fuerza cuando sentía sus huesos rogando por descanso, era el anhelo que tanto persiguió inútilmente.
Realizo la demostración de sus habilidades lo mejor que pudo, destaco en cada campo y sin embargo, no fue suficiente, no logro ser perfecta.
En su lugar, fue asignada a Aeos, la Kaio-Shin del tiempo. No se quejó, no cuestionó la decisión, ella solo debía obedecer, su vida le perteneció a Aeos desde ese punto, y como la herramienta que era debía cumplir, no protestar.
Ella se mudo a Toki Toki, el hogar principal de su señora, y sus guardianes del tiempo. Era una situación extraña, a pesar de que los patrulleros siempre estaban faltos de personal y la ayuda de Selanne beneficiaría bastante, ella apenas tenía contacto con ellos. Limitándose a pequeños encuentros donde ayudaba a entrenar, pero sin ayudar directamente, eso implicaría alejarse de la Kaio, y no podía hacerlo.
La chica no se sentía del todo cómoda allí, el ambiente nuevo y el sentimiento de no pertenecer la incomodaban claramente, pero ella se obligo a recordar su entrenamiento, a reprimir sus ideas y solo centrarse en su misión. A dejar de pensar en lo que quería y limitarse a esperar.
Intentaba ser esa soldado perfecta que veía en todos los de su familia, sin sentimientos, o si los tenían guardados en su interior. Pero por momentos se sentía incapaz y no podía entender porque, llego a cuestionarse si había algo mal con ella, si estaba dañada de alguna forma y por desgracia, nunca pudo encontrar una respuesta.
¿Podría hablar de eso con alguien? Los Kaio-Shin se sentían muy superiores, alejados de esas dudas mundanas, tenía miedo de contarlo a su familia por la posibilidad de que realmente este rota y la hagan renunciar, y tampoco podía contarlo a otras personas, no entenderían. Estaba sola, sin nadie a quien contar sus dudas.
Selanne aparta todo de su mente lanzando un poco de agua sobre su rostro. Odia estar allí, atrapada en la oscuridad con solo sus pensamientos. Necesita un poco de aire. Todavía con sus pesadas cadenas sale a la superficie del barco, lo tiene permitido, no es como si pudiera huir a ninguna parte. Para su sorpresa, todavía puede ver los cielos azules y el mar lleno de vida. Era extraño, según sus cuentas ya deberían estar cerca de Makai.
- ¿Qué sucede? Creí que estábamos yendo al reino oscuro.
- Y todavía lo hacemos- Aquel anciano con uniforme de capitán ni se molesta en mirarla - No te preocupes por eso, puedes volver abajo.
- Se suponía que íbamos sin detenernos. Fueron ordenes directas. -Aunque no era su intención, volvió a sentir como usaba ese tono autoritario, como si estuviera usando su uniforme y no un traje de prisionera.
- Tsk - Era obvio que aquel tono había hecho algún efecto - Como le dije señorita, todo esta bajo control, solo estamos...haciendo una parada de emergencia, sí, justamente eso.
Selanne no se molesta en seguir la charla. Se limita a fulminarlo con la mirada y caminar hasta la cubierta, donde puede observar el mar. Intenta poner en orden sus pensamientos. No le gustaba lo que estuviera haciendo ese capitán. Y sin embargo, no puede hacer nada, él tiene más autoridad.
Se siente inútil, un sentimiento que odia.
Antes, cuando trabajaba con Aeos, ella la trataba como herramienta, sí, pero la hacía sentirse útil. Ese era un buen sentimiento, no era maltratada, y hasta por momentos algo bien, y más importante tenía una idea de que hacer. No se sentía a la deriva , ni carcomida por la inquietud.
- ¿Querías saber a dónde íbamos, ¿No?
Selanne se sobresalta, totalmente sumida en sus pensamientos no noto a aquel anciano acercarse. No le dirige la mirada, no responde, se dedica a seguir mirando el mar.
- Ya que tienes tanto interés, ponte de pie. Vas a ayudarme.
La parte soldado de mi quiere ponerse de pie y obedecerlo, pero otra parte de mí, más racional, sabe que él no tiene autoridad, que es un simple marinero.
- Vamos, ponte en pie. Eras una Dísrya, ¿No es así? - No puede evitar sonreír, casi burlón - Oh sí, los rumores cambian como las monedas, soldadito. Ponte de pie, en este momento soy lo más cercano a un Kaio para ti.
La chica se pone de pie inmediatamente, sin si quiera pensarlo. Pero en lugar de hacerlo obedientemente como aquel bucanero esperaba, lo hizo agresivo. La chica por instinto trato de invocar su lanza, la cual obviamente no vino a ella; sin embargo, aún desarmada, todavía tenía un aspecto amenazador.
- No intentes darte muchos aires de superioridad, y todavía menos te atrevas a comparar la divinidad de los Kaio con una basura asquerosa como tú. - Hablo cortante, pero lo que de verdad asustaba era su expresión corporal: todos los músculos tensos, como listos para golpear , y una mirada imposible de describir. Solo duro un instante, pero fue suficiente, luego la chica se relajo, volvió al aspecto sumiso de prisionera - ¿Para qué me necesitas?
El viejo se tarda unos segundos en responder, obviamente sigue reincorporándose de esa impresión - Tu solo sígueme, y para que lo sepas, no soy un simple marinero borracho, los Shin confiaron en mi después de todo, así que quizás deberías empezar a obedecerme.
Selanne no responde.
Ambos ven el barco acercarse al puerto, donde el capitán se bajo, seguido por la chica, quien iba con sus cadenas ocultas, teniendo un aspecto más de guarda espaldas que de prisionera. Selanne se limita a cumplir su orden, se queda quieta, observando de forma amenazante, esperando, parece que nunca dejara de hacer eso. Tras unos instantes, puede ver como aquel marinero se acerca a unos hombres, pero no pude escuchar su prolongada conversación.
Finalmente algo capta su interés: un intercambio de monedas. Todo empezó a tener sentido ahora, aquel bastardo hace negocios ilegales. Su cuerpo no reacciona a su molestia, no hace ningún gesto, no aprieta sus manos, ni si quiera cambia su mirada; se limita a guardar el enojo en su interior, al igual que siempre.
No supo cuanto tiempo llevaba esperando, ni le importo. Pero finalmente parecieron terminar negocios, porque se alejaron, para regresar con un grupo de jóvenes. Demasiado limpios para ser pobres; sus armaduras le quedaban demasiado grandes, no eran guerreros buscando un reto; con demasiada nobleza en sus ojos para ser criminales condenados; demasiados alegres para saber a donde iban a ir. ¿Engañados? Era la única solución posible.
Una parte de Selanne se revuelve en su interior, puede escuchar esa voz, diciéndole que haga algo, que los ayude, todavía no se subían, todavía eran libres. Podría romper sus cadenas, asesinar al capitán corrupto y decirles la verdad a esos chicos, salvarlos.
En su lugar, se limita a esperar.
La chica se recuesta en su pared, esperando que la oscuridad de aquella bodega sea suficiente para silenciar sus pensamientos. Para silenciar aquella voz que la juzgaba y le recordaba que podría haber hecho algo. Pero sabe que es así, sabe que esa voz no se irá solamente por desearlo.
-Conciencia
- ¿Disculpa? - La joven Selanne observó a aquella chica de cabellos violeta y ropa negra, ropa de Shin.
-La voz en tu cabeza, así se llama.
- ¿Conciencia? Entiendo...
La chica peli violeta no puedo evitar soltar una profunda risa.
- ¿Qué sucede?
-Nada, perdona. Es solo, no sé- La Shin intento sonar amable -Se me hace raro que alguien no conozca eso, aunque supongo que tiene sentido...
Selanne aparta rápidamente los recuerdos de su cabeza, no quería admitirlo, pero la verdad extraña esa Shin, le dolió mucho no poder proteger a Micaiah.
Esa chica, a diferencia de Aeos no era una Kaio Shin, sino una Shin en practicas. Quizás por eso su acercamiento fue menos formal, y más amistoso.
Obviamente al inicio se opuso a eso, nunca dejo, y sigue, de ver a los Kaios como superiores, el hecho de tener una amistad con una le resultaba contradictorio. Y sin embargo, no hizo ningún esfuerzo por alejar a esa chica. Permitió fortalecer esa amistad.
Disfrutaba de eso, cuando interactuaba con ella se sentía menos soldado perfecta y más guardiana amigable, sin embargo nunca le conto sus dudas o sus temores. Lo que si hizo fue escuchar las suyas, sobre un plan de involucrarse con patrulleros y la futura realización de éste; y sobre una chica a quien conoció gracias a eso.
- ¿Aerith? No me suena.
-Dudo que conozcas a todas las estudiantes- La shin soltó una suave risa -Son muchas, ¿Sabes?
-Ya sé, pero intento conocer a las más destacables o a las posibles amenazas.
-No se destaca mucho, aunque podría perfectamente. Supongo que no le gusta la atención.
-De todas formas debería investigarla. Puede ser peligroso.
-Jajaja, te tomas esto demasiado en serio. Acabaras amargándote.
-No tengo problema en amargarme, si eso implica su seguridad.
Un ruido sordo saca a Selanne de sus recuerdos.
Levanta la mirada y ve a unos chicos, los chicos del puerto, entrar. La chica los observo unos instantes, seguían con esa actitud demasiado optimista. Intenta ignorarlos, pero no puede ignorar esa voz, su conciencia, diciéndole que aún puede hacer algo, decidió no salvarlos, pero aún puede advertirles, puede no dejarlos morir sin más.
-¿Si quiera saben a dónde vamos?- Su voz firme y a la vez cansada apago sus conversaciones.
-A hacer un trabajo fácil y hacernos millonarios.
Selanne suelta un suspiro, sin creerse del todo lo fácil que habían engañado a esos chicos. ¿A cuántos más habrían engañado? ¿A cuántos más engañaran?
-No vamos a hacer ningún trabajo facil...ni van a hacerse millonarios.
-Jaja, no entiendes, aquel sujeto dijo que debemos guardar una cosa por 1.000 días, luego de eso...
-Nadie completa 1.000 días. De hecho, creo que nadie completa ni 100.
-Hey, hey. ¿De qué hablas? ¿Tu qué mierda sabes?
La chica se recuesta en su pared, con intención de dormir un poco, siente algunas miradas clavadas en ella -Sé que todos aquí presentes vamos a morir.
Los chicos empezaron a gritar, exigiendo respuestas, nadie se las dio.
Selanne no puede dormir, su mente esta divagando, pensando en la charla con esos chicos. ¿De verdad les habían vendido la brecha como un trabajo fácil? No puede evitar sentir lastima por ellos, aquel sitio es lo más cercano al infierno en el universo, de forma literal y simbólicamente. Como su nombre indica, es una brecha en el reino celestial que conecta con Makai, el reino oscuro; una especie de frontera entre ambos.
Como es lógico, algunos demonios intentan aprovecharlo para entrar y causar caos. Para evitar esto, construyeron una base de vigilancia, donde voluntarios pueden cuidar y enfrentarse a quienes intenten pasar.
La chica suelta una risa por primera vez en mucho tiempo. Le enseñaron que eran voluntarios quienes cuidaban aquello, pero solo era gente sentenciada a morir, algún Shin dio como forma de esperanza y motivar "voluntarios", que completar 1.000 días equivale a conseguir cualquier deseo. Pero las condiciones son tan extremas y los combates tan constantes que es sencillamente imposible.
Selanne se recuesta mejor en su rincón. Una parte de ella quiere mantener la esperanza de que quizás ella puede ser la primera, tiene bastante fuerza, posiblemente superior a la de cualquiera que haya ido antes. Pero en el fondo, sabe que lo más seguro es que termine muerta a la semana, quizás antes si tiene suerte.
La chica empezó a pasar más tiempo en la cubierta del barco, la oscuridad del sótano invitaba a recordar, y es lo que menos quiere hacer en ese momento. Así logra ver como los cielos morados pasan a rojos y la verde vegetación pasa a tierra desérticas. Habían llegado.
Se levanta rápidamente, lista para unirse al grupo que empieza a bajar del barco, cuando escucha una voz a sus espaldas.
- ¿Sabes, linda?- Aquel viejo capitán se acerca a ella - No hacen conteo de presos, solo ven que haya suficiente carne de cañón para un mes y me dejan ir. Me vendría bien una chica con tus habilidades en mi tripulación, ¿Por qué no te me unes? Te puedo dar todas las riquezas y libertad que quieras.
¿Huir? ¿Eso es lo que ella quería? Ya no es una Dísrya, su familia la rechazo. No les debe nada, puede empezar a vivir su vida.
-Cuando te vi recibir dinero por esos chicos, creí que me dabas asco- No esta segura de por qué esta hablando, debería simplemente ignorarlo -Luego me di cuenta que no. Tu me das lastima, pobre idiota hedonista, estas tan condenado como la gente que vendes.- No esta segura de donde salen esas palabras, no deben ser suyas, una Dísrya jamás diría algo como eso, mucho menos admitir sentir algo... Pero, ya no es una Dísrya -Espero que un día te ahogues en tus monedas de oro Sin reconocerse, ella le dio la espalda y se une al resto del grupo.
Nunca intento imaginarse como sería la brecha, y de todas formas era tal y como se la esperaba, un pozo de desesperación. Y sin embargo, parecía un buen sitio, o por lo menos se le ocurren peores sitios donde morir.
Se reúne con el resto del grupo, y allí puede ver como dos dos personas se acercan. Un Gordo con uniforme militar...y un Shin, le toma unos seguros confirmar, pero sabe que sus ojos no la engañan. Las orejas puntiagudas, la forma del rostro, incluso mantiene su traje tradicional, por más sucio que se encuentre. La chica se queda varios segundos pensando en eso. No sabía que hubiera un Shin allí, y sin embargo tiene bastante sentido, hasta se siente algo mal de no haberlo supuesto.
Tampoco esta segura de como reaccionar. Durante toda su vida le enseñaron que una vez sea asignada a una Kaio, toda su existencia pasaría a pertenecerle. ¿Entonces, debería cambiar de dueño? Ya no puede servir a Aeos, así que debería dejar sus ideas de servidumbre y obediencia. Ya no eras una Dísrya. Se obligo a recordarlo. Ya no tiene que servir a nadie, puede hacer lo que quiera.
Los Shin son lo más importantes del universo, son más importante que mi propia vida, o la vida de cualquier mortal.
Y sin embargo, no puede quitarse esa frase de su cabeza, no puede dejar de sentir que es verdad y añorar los momentos donde solo debía confiar en sus enseñanzas.
No puede negarlo, sigue teniendo ese fanatismo casi religioso por los Shins.
Sin darle tiempo de poner sus pensamientos el orden, aquel dúo se acerca, claramente la chica fue reconocida.
-Vaya, vaya. ¿Qué tenemos por aquí?- Su forma de hablar estaba totalmente alejada de la elegancia propia de los Shin, pero no resultaba vulgar, simplemente desinteresado -Creí que mis ojos me engañaban pero es verdad- Sin previo aviso agarra el rostro de la chica y la obliga a mirarlo.
Allí puede ver bien su rostro. Claramente tiene rasgos de Shin, y sin embargo, no deja de tener algunas chocantes.
-Eres un hibrido- Finalmente comprende la ambigüedad en su rostro.
-¿Sabes algo gracioso? A pesar de mis orígenes y que me criaron como un Shin, es la primera vez que veo a un Dísrya. Sí, nunca me asignaron a ninguno, tampoco me dieron uno de sus elegantes trajes, tuve que hacerme el mío propio. Oh, ¿Qué más? Ah sí, también me enviaron a este pozo condenado a ser olvidado. Para que puedan simplemente olvidarse de mi existencia- Suelta una profunda risa -Pareces disgustada. ¿Qué pasa? ¿Mi existencia choca con tu imagen ideal de los Kaios?
Los Shin son lo más importantes del universo, son más importante que mi propia vida, o la vida de cualquier mortal.
La chica vuelve a escuchar esa frase en su cabeza, junto a todas sus enseñanzas sobre como era un honor servir a los Shin por su perfección y divinidad. Ellos nunca harían algo así, una parte de ella quiere creerlo y quedarse en su zona de felicidad. Y lo peor, es una parte muy fuerte.
-Tu no eres un Shin.
Aquel hibrido le escupe en la cara -Serás asignada a trabajo en el frente - Le da la espalda y se aleja.
La chica fue llevada aparte donde no pudo escuchar la charla dada a los otros. Imaginaba que estaban explicando los diferentes trabajos, para que puedan elegir. Elección que ella perdió.
No sabe cuanto espero, tampoco le importo. Pero finalmente puede ver la puerta abrirse y a aquel gordo capitán entrar seguido por varios reclutas. Puede reconocer la armadura de varios, los chicos que entraron engañados.
-Felicidades, lograron obtener el mejor trabajo. Irán al otro lado de la frontera- El grupo entero comienza a susurrar, pero si aún si los nota, decide ignorarlos. -Como ya sabe, eso implica que sus sueldos serán diez veces del resto.
Selanne no necesito más que un vistazo a las expresiones de todos para comprenderlo, les habían prometido sueldo mayor y aceptaron por eso. Pero en Makai no tendrían forma de gastarlo.
-Serán nuestra primer línea de defensa, además de mandar mensajes de cada novedad. Cada mes iremos a darles recursos y a recoger...bueno, lo que quede de ustedes.
Cuando la chica vio el edificio principal de la brecha, pensó que había peores sitios donde morir. El puesto fronterizo entraba en esa categoría, un sitio horrible con apenas camas, un comunicador y algunos cadáveres.
Las ordenes eran claras, deben tener a alguien vigilando cada zona, y más importante, un vigía no puede abandonar su zona, sin importar que. Esa última frase era lo que más le interesaba, es una orden directa de un Shin, hibrido y todo, pero le da cierto confort volver a tener eso.
No paso ni una semana hasta su primer incidente, ataques a varias zonas cercanas a la vez, solo un superviviente. Logro poner a todos al día con la situación.
Makai actualmente no tiene ningún rey, su último gobernante, Sariel logró unificar las tribus en una alianza que se acabo con su muerte. Desde ese punto, todas intentan mostrar su poder para ser reconocidas como gobernantes. Y una de las mejores formas es atacar a los mortales, e intentar conquistar la brecha.
El ambiente se puso tenso, nadie de los presentes se animaba a hablar, pero todos compartían un pensamiento: desesperanza. Saben perfectamente que solo es cuestión de tiempo para que los demonios decidan atacar su sector, y difícilmente podrán hacer algo para defenderse.
Sin embargo, lograron sobrevivir al primer día.
Mientras la chica observaba el techo desde su incomoda cama, no puede evitar cuestionarse como termino en esa situación.
-Debí haberla detenido
Un recuerdo intenta entrar en la mente de Selanne, y entre más se intenta resistir, más fuerte lo intenta. Una remembranza de hace años, de cuando seguía siendo una Dísrya, de la última vez que vio a Micaiah.
-Oye, Selanne...
- ¿Sí?
-¿Alguna vez has tenido una sensación de incomodidad por estar en un lugar familiar? Como si no terminaras de encajar...como si fueras una impostora.
Por un momento la chica quiso responder con la verdad, confesar que todo el tiempo se sentía así -Nunca. ¿Por?
-No estoy segura, toda mi vida he estado condicionada. Desde que nací me destinaron a ser la futura Kaio del tiempo, y desde entonces toda mi vida se ha centrado en ser perfecta, cumplir mi rol en el mundo.
Durante un tiempo creí que eso estaba perfecto. Cumplía mis tareas y con eso obtenía aprobación de los demás. Eso es lo único que necesitaba...
El violeta cabello cayo cubriendo los ojos de la Shin, ocultando su expresión.
Por otra parte, Selanne se mantiene con mirada fija, pero perdida. Incapaz de expresar sus sentimientos, de admitir que se siente exactamente igual.
-Supongo que solo son sentimientos infantiles e inmaduros.
-¿Desde hace cuanto te sientes así?
-¿Hmm?
-Esos sentimientos. ¿Surgieron por algo, o siempre estuvieron allí?
Micaiah lleva la cabeza hacía atrás, dejando que su pelo caiga y se pueda ver una expresión de felicidad triste. -Yo...supongo que solo encontré a la persona correcta.
La verdad siento que da igual si siempre los tuve o son algo nuevo. Los tengo, son una parte de mi...son yo, mis deseos, y mi egoísmo.
-Perdona, no te estoy siguiendo.
-No sé cuando comencé a tener sueños egoístas, pero por ahora no quiero dejarlos. ¿Eso me hace mala persona?
-No sé que decirte la verdad, no me enseñaron filosofía o comportamientos humanos, pero...quizás te merezcas ser feliz, después de todo eres una Shin, darás tu eternidad por los demás, creo que puedes permitirte un instante de egoísmo.
-Supongo que si- Suelta un leve suspiro -Quizás todos nos merecemos ser felices, incluso tu.
Hay un profundo silencio.
-¿Puedo ponerte en una situación complicada, ¿Mañana podrías no vigilarme? Quizás deje este sitio un tiempo.
-¿Estarás en buenas manos?
-En las mejores.
Selanne aparta esos recuerdos de su cabeza. -Que estupidez. Nunca podría haberlo hecho, ellas se merecían huir..
Castigaron severamente a Selanne por eso. Y sin embargo, ella no se arrepintió, y creía que nunca lo haría, por lo menos hasta que descubrió que Micaiah murió.
A la mañana siguiente Selanne no piensa en eso, o por lo menos intenta no hacerlo. Intenta mantenerse centrada en la vigilancia, atenta a cada movimiento.
Cierra los ojos, y para opacar memorias busca la energía de los demonios. Siempre ha sido buena en eso, una buena parte de su entrenamiento se centro en eso, saber sentir presencias para detectar amenazas; fuera de los Dysria no hay nadie con nivel similar, excepto quizás ella...
Se da una suave bofetada, debe concentrarse en el presente.
Puede sentir energía de demonios, parecen estar en medio de una pelea...contra otros de la brecha. Su mano tiembla un poco, sabe que puede ir y ayudarlos, no están demasiado lejos y no siente más demonios por la zona.
Un vigía no puede abandonar su zona, sin importar que.
Esas palabras resuenan en su cabeza, fue una orden directa de un Shin.
Selanne se queda en su zona, sintiendo como el ki de sus compañeros se apaga poco a poco.
¿Por qué debía quedarse en su zona?
Esa pregunta aborda la mente de la chica.
Eres una soldado, sigues ordenes, no las cuestionas.
La chica se aferra en ese pensamiento, sabe que la última vez que decidió desobedecer ordenes el resultado fue una tragedia. Seguramente se volverá a repetir.
-Lo más seguro es que vayamos a morir estos días.
Una voz saco a Selanne de sus pensamientos, no se había fijado que aquellos chicos engañados estaban en una zona cercana a la suya.
-Mira las zonas de su último ataque, no falta nada para llegar aquí.
Selanne intenta no prestar atención.
-Deberíamos huir, no quiero morir.
La chica llega a su zona e intenta ignorar sus voces de ayuda, intenta ignorar esa voz en su cabeza que le dice que debe salvarlos.
Lo intenta de verdad.
Para su suerte, recibe algo en lo que centrar su atención, para su desgracia es un demonio que corre hacía ella, blandiendo dos hachas. De forma instintiva, la chica intenta invocar su arma principal, Aeglos, sin recordar que perdió la conexión cuando la desterraron.
Aquel instante de confusión es suficiente para recibir un feo corte en el pecho y caer al suelo como muerta.
-Jaja, que patética- Asumiendo que derroto a su rival, el demonio se aleja buscando otra presa.
Selanne observa aquel cielo rojo, pensando que seguramente sea mejor morir sin más en ese lugar, no le queda nada porque luchar.
Escucha gritos, pero su mente esta en otro tiempo y espacio, uno donde observa el mismo cielo, pero de un color azulado, y en lugar de estar en el suelo por culpa de un demonio, lo esta por una pistolera ciega con el cabello plateado, a quien fallo en asesinar.
-¿Por qué no me matas y ya?
-Esa es la diferencia entre tu y yo, soldadito. Yo puedo elegir a quien mato y a quien no.
-¿Entonces elegiste asesinar a Micaiah?
La pistolera tomo una profunda calada de su cigarrillo, mientras muerde su labio, como buscando una respuesta, obviamente incomodada por el tema.-Ella eligió venir conmigo, eligió amarme. Luche por protegerla, y sigo haciéndolo, por la verdadera Micaiah.
-Esa es una idiotez, una Shin como ella nunca...- Se detuvo, con la palabra entre todavía entre sus labios, pero incapaz de seguir, sin saber que palabra usar.
-¿Sabes que me hablo de ti? Dijo que sentía que podía confiar en ti, que tu la entendías. Supongo que se equivocaba, solo eres una idiota más.
Selanne observo el hermoso cielo despejado durante unos segundos, permitiéndose un momento de calma que quizás nunca volvería a tener. Miles de dudas cruzaron por su mente, pero sus labios pronunciaron una que resultaba rara para ella misma -¿Logró ser feliz?
Aerith baja la mirada, intenta prender un cigarrillo, pero gotas de agua apagan la débil llama -Sí...creo que lo fue.
-¿Crees que cometí un error dejándola ir? Debí protegerla, pero ¿Protegerla de ella misma? Le estaría negando su felicidad, estaría viva pero... - Cerro los ojos, sintiendo el dolor de pronunciar las palabras, sintiendo que quizás no hablaba solo de Micaiah -Viviendo sin vivir...
Hubo espacios de silencio.
-Logró vivir como quería, ¿No? Entonces ¿Por qué me sigo sintiendo culpable? Sintió su voz alterándose, expresando los sentimientos que siempre intentó reprimir.
-"no fue tu culpa, de ninguna forma lo es"
-¿Disculpa?
-Fue lo último que me dijo. Me he aferrado a esas palabras con toda la fuerza que me queda. Ni tu ni yo la matamos. Si quieres culpar a alguien, culpa a los Shin que tanto amas.
La tristeza de Selanne es reemplazada por una ira. -Retracta tus palabras.
-Y una mierda, ¿Crees que simplemente quiso escapar por qué sí? Nunca le permitieron tener una voz propia, elegir sobre su destino y la convencieron de que hacer eso estaba mal.
-Si, fue un error no notar que ella estaba inconforme, y...
Aerith no la dejo hablar, la interrumpió al instante -¿Un error? Eso no fue un error, fue idiotez. La idea tan tradicional de su sociedad fue lo que la mato.
-¿Y se supone que tu eres mejor que ellos? ¿Qué puedes venir y criticar desde el exterior?
-No, yo también soy idiota, y también me he equivocado, mierda que lo he hecho... No sé cuantas errores he cometido, ni cuantos me faltan por hacer. ¿Pero qué quieres que te diga? Así somos las pendejas como yo.
-Eres increíble, te auto desprecias y te llamas idiota para cargar más fácilmente con el peso de tus malas acciones. Te resulta mucho más sencillo eso que aceptar tu culpa y lidiar con eso.
-No me considero una buena persona- Tomó una profunda calada de su cigarrillo -Pero tampoco soy tan injusta como para considerarme una mala, solo una persona, sin más. Micaiah si era una buena persona, de las mejores que he conocido, e intento ayudarme a ser mejor. De hecho, de vez en cuando siento que sigue haciéndolo, me parece escucharla, como una vocecita en mi cabeza.
-Conciencia.
-¿Disculpa?
-La voz en tu cabeza, se llama conciencia.
-No, creo que es diferente, mi conciencia intenta advertirme de que esta mal, esto es más...Hmm, veamos. Sí veo que algo se cae frente a mi, puedo sentir esa voz que grita con fuerza recógelo, aún estas a tiempo de hacerlo. Por desgracia, la mayoría de las veces me resulta más fácil ignorarla.
-¿Por qué?
La peli plateada se levanto y se alejo, todavía fumando -Quien sabe.
-¿De verdad quieres quedarte allí acostada y morir? Mierda que eres patética.
Selanne se levanto al escuchar esa voz, busca su origen pero no encuentra nada. ¿Se la habrá imaginado?
La chica se pone de pie, pensando, pero ya no recordando un pasado que intente ignorar, sino en su presente. ¿Qué es lo qué quiere? ¿Morir allí? ¿Quedarse cuidado una zona solo por qué alguien lo dijo? ¿Ver morir gente?
Camina lentamente hacía los limites de su zona.
Un vigía no puede aband...
los sonidos del combate llenan sus oídos, tan fuertes que no le dejan escuchar el recuerdo de esa orden.
¿Qué es lo que quieres?
Esa pregunta que nunca se atrevió a hacerse pasa por su cabeza mientras corre hacía los demonios.
Quiero sentir la emoción de un combate El peso familiar de Aeglos se manifiesta en sus brazos.
Quiero elegir contra quien pelear Con velocidad la chica conecta una patada contra el demonio de las hachas, quien iba a cobrarse otra victima.
Quiero elegir a quien defender Sus músculos se tensan mientras adopta la pose que tanto ensayo, la lanza hacía atrás de forma protectora. Una postura defensiva, hecha para proteger solo a los Kaio Shin.
Quiero vivir Utiliza su arma para proteger a otra persona de un ataque demoniaco, contra atacando. Sus enseñanzas pasan por su mente, sobre como debe asesinar a sus rivales de un golpe; ataca de forma no letal. Vivir de la forma que elija.
Crea una fuerte fuerte viento y empuja a los lastimados a salvo, mientras observa a los demonios, a todos ellos.
Si algo se cae frente a mi, lo mínimo que puedo hacer es recogerlo. La chica sonríe ante su nuevo ideal de vida.
Inicio parte 2
Si algo se cae frente a mi, lo mínimo que puedo hacer es recogerlo.
Incluso antes de que abras los ojos, te haces consciente de tu propio cuerpo. Sientes tus heridas, algunos cortes deben seguir abiertos, lo que explica la sensación de cuerpo pesado; sientes algo más de dolor ¿Quizás quemaduras? No crees que llegue al nivel de huesos rotos, eso es bueno.
Finalmente abres los ojos, observando un techo, no se parece al de la pequeña base donde te estas quedando, ni a lo poco de la fortaleza que llegaste a ver. Es un techo totalmente desconocido, así que estas en un sitio extraño, sin idea de como llegaste allí.
-¿Así que finalmente despertaste? Vaya, yo creí que ibas a dormir una semana más -Una voz suena a tu lado. Es gruesa, pero gastada, intenta usar un tono amigable, casi bromista. No la reconoces. Intentas mirar en su dirección, tu cuerpo grita de dolor.-Uy, no te recomendaría que intentes moverte, el esfuerzo volvería a abrir heridas.
Ignoras las sugerencias, ignoras el dolor, y te sientas en lo que ahora reconoces como una cama. Al hacerlo tienes mejor un vistazo de tu cuerpo, como imaginabas, tienes varias quemaduras; lo que no te imaginabas es varios vendajes rodeando tu pecho.
Intentaste evitarlo, pero soltaste un leve gruñido por el esfuerzo. Tu cuerpo sigue doliendo, y sientes el deseo de recostarte, pero te entrenaron para ignorar el dolor, y esos deseos. Tienes algo más importante que solucionar antes: esa voz.
Levantas la vista para ver su dueño: un anciano de piel celeste, un makaio. Por instinto, intentas adoptar una posición de combate, pero solo conseguiste un patético levantamiento de brazos y otro gruñido de dolor..
-Tsk, tsk, niña idiota Con tranquilidad, como si aquel intento de ataque no tuviera significado alguno, se acerca ti, y para sorpresa, empieza a calmar tu dolor.
-¿Esto es...?
-Quédate quieta, la magia de curación no es mi especialidad.
Hay unos instantes de silencio, donde ninguno de los dos se mueve, contra todo instinto, te quedaste tranquila, dejando que la magia haga su trabajo.
-Ya debería ser suficiente, mientras no hagas otro movimiento extremadamente estúpido como antes, deberías estar bien.
-¿Qué me pasó?
-¿No te acuerdas?- No respondes, él continua. -Los idiotas con aire de rey atacaron la frontera, sin esperar que una chica saliera a atacarlos. Terminaste enfrentándote a un pequeño ejercito, tu sola.
Ante la mención de un enfrentamiento, leves flashes de memoria pasan por tu mente, recuerdas el olor a quemado, los gritos violentos, tus instintos de combate llevados al máximo, y sobre todo: la canción del acero contra el acero, extrañabas tanto esa canción, aunque no tanto el dolor posterior.
-Intentamos llegar a ayudar, pero nos tardamos, lo máximo que logramos fue sacarte antes de que te asesinen.
Sueltas un tercer gruñido, mientras tu mente todavía adolorida empieza a trabajar al máximo, tienes muchas dudas, pero necesitas elegir un orden de prioridad. La vieja tu habría preguntado por su posición.
-Estaba peleando para proteger a unos chicos, tenían armadura negra con roja, demasiado grandes para ellos.
El anciano demonio niega con su cabeza -Cuando llegamos solo estabas tu.
-Quizás escaparon antes - No suenas muy convencida.
-Es una posibilidad.
No sueltas un suspiro aliviada, pero al menos, de momento, no tienes que cargar con eso. -No dejas de hablar en plural, ¿Quiénes son ustedes? ¿Y por qué me salvaron?- A pesar de tus heridas, tu tono tranquilo de soldado suena bastante intimidante.
-¿Qué sabes de la monarquía de aquí?
-No mucho. - Admites, solo sabes lo poco que investigaste esperando el barco..
-Desde el inicio de los tiempos, nos hemos dividido por familias, por clanes más bien; hay cinco familias importantes con sus roles claros, de entre ellas destaca la Volvun, los elegidos para gobernar.
Son muy orgullosos así que no tienen muchos herederos, por ejemplo, Acrack, el rey de hace dos generaciones solo tuvo dos hijos, Dabura, quien como buen heredero se volvió el rey, y Towa, quien tras la muerte de su hermano debió volverse gobernante, pero, por suerte lleva años desaparecida.
Dabura no dejo herederos, y no había otro Volvun para conseguir el cargo, estuvimos al borde de una guerra civil, pero apareció un extraño joven.
-¿Sariel?
Asiente -Nadie esta seguro de donde vino, pero llego en momento de necesidad, se logro ganar el cariño de todas las familias, e impidió una guerra civil tomando el poder. Nunca fue nombrado como rey, pero en todo los sentidos fue uno.
-¿Qué le sucedió?
-Antes debes saber que clase de persona era: un revolucionario, su mayor objetivo era unificar a las familias, o por lo menos que no tengan roles tan marcados.
-Que el destino de nadie se determine por su nacimiento... -Esas palabras salen de tu boca antes de que tu cerebro procese, antes de que proceses que reflejan tus verdaderos sentimientos.
El demonio sonríe -Veo que llame tu interés, Dísrya.
Por primera vez, dejas salir una emoción que no sea un gruñido; y sin embargo, no sabes como describirla.
-¿Sabes? Ustedes tienen un olor muy especifico, agresivo.
Una vez pasado el impacto inicial, simplemente te recuestas en la cama, rendida. Sabes que en tu estado actual no podrás derrotarlo nunca, así como sabes que un demonio, los enemigos jurados de los Shin que juraste proteger, jamás te dejará salir de este cuarto con vida. Y sin embargo, una duda permanece en tu mente: ¿Por qué sigues viva? ¿Por qué te cuenta todo? ¿Aquel anciano es un psicópata que disfruta darle esperanzas a sus victimas?
-Muchos de mi raza han muerto en manos de tu familia, casi que deberíamos considerarnos rivales, enemigos a muertes. En parte por eso los hemos investigado, regla 12.
-No combates por emoción, en un combate siempre apunta a matar, asesina a tu enemigo de un golpe y pasa al siguiente.- No puedes evitarlo, tu memoria es rápida por tantos años de entrenamiento, y aquella enseñanza que te acompaño tantos años sale de tus labios.
-Vi mucha sangre en ese campo de batalla, pero ni un solo muerto. Eso es una clara violación a sus principios, y según mi investigación, ningún Dísrya soportaría la idea de traicionar sus juramentos. Por otra parte, ningún Dísrya soportaría la idea de estar en un infierno en lugar de un elegante palacio cuidado a un Shin, así que...¿Qué eres tu?
Dudas unos segundos de tu respuesta. -Soy Selanne.
-No pregunte tu nombre, pregunte qué eres.
-Y eso respondí, soy Selanne; no soy una soldado, ni una guardiana, no soy una Dísrya que espera atenta por su siguiente orden, ni una niña avergonzada por traicionar unos juramentos; soy Selanne, simple y sencillamente.-Se siente muy extraño decir eso, casi como si una parte de ti se negará a aceptar que acabas de pronunció esas palabras; que desobedeciste unas ordenes directas y peleaste por deseo propio.
Hay unos instantes de total silencio, en los que le sostienes la mirada, intentando entender su expresión, y predecir lo que hará en base a eso. Se te ocurren varias opciones, lo que solo hace que te tome por sorpresa aquella risa profunda que suelta.
--Muy bien, señorita Selanne, ¿Querías saber por qué te salvamos? Perdona por la impertinencia, pero sino te molesta que te preguntaré algo antes. ¿Qué vas a hacer ahora?
¿Qué vas a hacer ahora? Abandonaste tus principios cuando elegiste la felicidad de Micaiah sobre su seguridad, y ahora lo volviste a hacer, por unos desconocidos...Tienes que asegurarte de que haya valido la pena.
-Regresaré al campamento, debo asegurarme de que los niños sigan con vida, y protegerlos.
-Pasaste toda tu vida protegiendo a alguien más, y ahora que decidiste vivir, ¿Harás lo mismo?
Haces un gesto totalmente impropio de ti, una leve sonrisa, tan poco propia de ti que se ve forzada, vacía, como un dibujo mal hecho.
El demonio te observa durante unos segundos, seguramente sin entender que te pasa. --En tu estado actual morirás antes de llegar.- Intensificas tu mirada, decidida --Pero supongo que eso no te detendrá.- Acaricia su cabello, como pensando. -Eso es un problema, gastamos mucho esfuerzos para salvarte como para dejar que te mueras tan rápido, pero por otra parte no veo forma de detenerte, si esto es verdaderamente un problema, aunque...Dime una cosa, señorita Selanne, ¿Qué sabes de tus poderes?
--Dividir dolor
-¿Dividir dolor?- Una muy joven Selanne observaba a su maestra, quien en lugar de iniciar el entrenamiento con una pregunta para ver que tanto ha estudiado, como es costumbre, lo hizo introduciendo un termino totalmente nuevo para ella.
--Es nuestra habilidad especial, como su nombre dice dividimos el dolor de otra persona al absorberlo. Esa es la razón por la cual somos guardianes perfectos, si un Shin se siente mal, cansado o con dolor, simplemente lo tomamos, le permitimos que usen su cuerpo para compartir su malestar.
-Pero ¿No podemos recibir cosas buenas también? - Casi cayó al suelo por el fuerte golpe que recibió.
--Ni se te ocurra volver a sugerir eso, la divinidad es algo que no pueden recibir mortales, solo podemos adorarla; además, para este punto ya deberías saber que tu tarea es entrenar y aprender, no cuestionar.
-Si señora, lo lamento.
-Dividir el dolor, podemos absorber cosas negativas de los Shin.
-Que curioso, sé más de tu raza que tu misma.
-¿Qué quieres decir?
El demonio se levanta, y camina con dificultad hasta un cajón, se nota que la edad le esta empezando a tomar ventaja. Regresa con un frasco de donde sale luz.
-Toma una respiración profunda, intenta absorber el dolor pero ve más allá.
Te sientes escéptica, pero no te había dado razones para desconfiar. Decides hacer lo que te pide, y cierras los ojos, te concentras en buscar esa sensación familiar que llevabas tiempo sin sentir.
Con Micaiah nunca habías llegado a usar esa técnica, así que vas más allá en tu memoria, en los años que pasaste sirviendo a Aeos. Sientes ese llamado familiar, pero se siente lejos, te obligas a acercarte, a traerlo hacía ti.
No te das cuenta, pero mientras haces eso, tu cuerpo empieza a sanar, tus quemaduras disminuyen, tu brazo dislocado se empieza a acomodar, tus cortes se empiezan a cerrar.
-¿Qué fue...? ¿Qué acabo de hacer?
-Esta seria una charla interesante, pero requeriría tiempo que no tenemos...Esto es lo que va a pasar, vas a volver con tus mortales e intentarás salvarlos, evitar su destino maldito. Pero cuando te des cuenta que no puedes salvarlos sola, ven a verme; sabrás encontrarme.
Sales de aquella casa, tu cuerpo se siente recupero, con la energía de regreso.
Reconoces algunos paisajes y elementos naturales, no estas muy lejos de la frontera, del puesto fronterizo.
Empiezas a correr.
Tu único pensamiento es una suplica, un ruego, no sabes a quién o a qué, pero lo haces de todas formas, necesitas hacerlo; eres incapaz de soportar la idea de volver y descubrir que esos chicos, esos pobres idiotas que fueron engañados, y condenados a un destino maldito por el único crimen de la estupidez, estén muertos.
Empiezas a escuchar voces cerca. Aceleras el paso, logras escuchar mejor: no son voces, sino gritos, aceleras todavía más.
Sin detenerte, ves una muralla de basura, un muro improvisado, parece separando el puesto fronterizo del exterior, de unos demonios que intentan destrozarla.
Sin dejar de correr intentas analizar la situación: es obvio que esa muralla fue construida por tus compañeros, seguramente en un intento desesperado, pero, ¿Dónde están entonces? La muralla da defensa adicional, pueden atacar desde su interior, no, deberían estar atacando, no dejarla a espera de que sea destrozada.
Cuando estas suficientemente cerca, buscas otra sensación familiar: intentas invocar a Aeglos, conoces a la perfección esa arma, dormiste con ella, entrenaste con ella, mataste con ella, es una extensión de ti...pero a diferencia de antes, el arma no responde a tu llamado, no siente el peso familiar sobre tu mano.
De todas formas no te detienes; recubres tus piernas de energía para dar un salto y con una tacleada, golpear a uno de los demonios, le robas el arma en un veloz movimiento y te levantas, adoptando postura de combate.
El combate no duro mucho tiempo, con habilidad y un par de golpes, te encargaste de la primera línea enemiga. Los demás, al ver una resistencia decidieron huir, probablemente para volver luego...probablemente con refuerzos.
Ya te preocuparás por eso luego, ahora tienes algo que hacer; con un claro miedo te acercas al pequeño edificio y entras.
Para tu alivio, ve esas armaduras familiares, junto a otros sobrevivientes que logra reconocer.
-Tu... Uno de los chicos se levanta al verte, claramente sorprendido al ver que sigues viva.
-Su barricada esta bien construida, pero había un grupo de demonios allí afuera, casi lograron destrozarla.
-Lo sabíamos, pero...
-Tenían ventaja numérica, además de la propia barricada, según recuerdo hay armas largas, con ellas podrían haber rechazado el ataque sin problemas.
-¿Cuál es el punto? Si los matamos vendrán más, estamos condenados, tu misma lo dijiste, no vamos a llegar ni a 100 días.
Observas al variado grupo, la mayoría parecen adolescentes, seguramente otros engañados, los pocos adultos tienen miradas perdidas: criminales condenados que solo esperan su muerte; no ves guerreros, ni nadie con experiencia, tiene sentido, se encuentra en el basurero del basurero.
Esa era una idea en tu mente antes, que intentaste evitar, pero ahora no tienes forma de hacerlo.
-No estamos acá para enfrentarlos... Algo avergonzada de lo mucho que te costo llegar a la conclusión obvia. -Nos traen aquí para hacer peso, una forma de distraer a los demonios, que se diviertan matándonos y dejen en paz la base principal.
No hay respuesta, el resto del grupo debió llegar a la misma conclusión hace tiempo.
-No va a venir nadie a rescatarnos, ni podremos defendernos, ¿Entonces para qué molestarse? Mejor quedarnos aquí y aprovechar nuestros pocos lujos.
Sueltas un suspiro, ¿"lujos"? Le prestas atención a tu entorno hay varias botellas tiradas, y un rastro que lleva a una caja de recursos, parece que llego hace poco..
-Entiendo...- Lo meditas unos segundos, pensando cuidadosamente que hacer, sabes que tus próximos movimientos serán claves. Agarras una de las hachas que robaste a los demonios y con un simple movimiento destrozas todas las botellas a medio beber, desperdiciando su contenido; luego con paso decidido avanzas hacía la caja.
-Pero ¿Qué haces? Maldita demente.
El chico sonaba molesto, como era de esperar, no solo él, todos los presentes, contabas con eso. También contabas con que alguien tomará iniciativa, en este caso fue él, quien comete el error de intentar atacarte, acabando en el suelo, comiendo polvo.
-Antes, cuando tome la decisión de salvar tu vida y la de tus compañeros, me hice una promesa, que si algo se cae frente a mi, lo mínimo que puedo hacer es recogerlo. Los voy a recoger, una y otra vez, las veces que hagan falta, hasta completar los 1.000 días, todos nosotros.
Te esperabas una mirada de incredulidad, que te vieran como una loca, probablemente porque lo estabas.
-Ahora estoy a cargo de este lugar.- Sigues hablando, no puedes perder el aura que generaste antes. -Administraré los recursos, así que si quieren ahogarse en su desdicha, primero tendrán que ganarse ese derecho, si tienen algún problema pueden intentar atacarme, pero...- Con un gesto señalas al chico, quien sigue incapaz de levantarse.
Observas al grupo frente a ti, estaban desordenados, sin disciplina, pero al menos habían seguido instrucción básica y todos acudieron a tu llamado, es un inicio.
Normalmente cuando se entrena nuevos reclutas se rompen primero, fue algo que aprendiste en tu vieja vida. Los novatos suelen llegar con mucho ego, y para volverlos soldados es necesario rompérselos, pero con estos, debes hacer todo lo contrario, porque no son reclutas.
Empuñas tu arma con fuerza, una lanza, no es ni comparable con Aeglos, pero te es familiar. Empiezas algunos movimientos simples, una rutina básica, comienzas a acelerar velocidad, decidida a impresionarlos.
Solo bufones de circo usan técnicas para impresionar.
Apartas el pensamiento de tu maestra, mientras adoptas algunas de las posturas más impresionantes, terminando por clavar la lanza al suelo.
-Cuando dije que todos aquí completaremos los 1.000 días, lo decía en serio, haré mi máximo esfuerzo, así que hay dos opciones, pelearé sola, llevaré mi cuerpo al máximo y un día será simplemente demasiado, moriré y ustedes no tardarán mucho en seguirme.- Mantienes unos segundos de silencio, ya tenías su interés impresionable, ahora tienes su verdadera atención. -O pueden aprovechar la literalmente única oportunidad para salir de aquí con vida, entrenen comigo.-
Armas
Su arma insignia, una poderosa alabarda. Su mango es increíblemente extenso, llegando a alcanzar los dos metros, esta formado de un material que recuerda a la madera, con un tacto y aspecto similar, sin embargo es increíblemente rígido y resistente, volviendo casi imposible el doblarlo; otra de sus características, es que a diferencia de casi todos los materiales, cuanta con habilidades regenerativas, pudiendo reconstruirse en caso de romperse.
Como es normal en esta clase de arma, presenta una punta de lanza, increíblemente afiliada, pudiendo incluso cortar una gota en dos, si se tiene el dominio suficiente. Adicional, transversalmente presenta una hoja con forma de hacha, cumpliendo un rol de cortar.
Ambas están hechas de un metal plateado, con leves decoraciones doradas a modo de símbolos.
Finalmente, en el extremo opuesto, presenta un pequeño garfio, mucho más resistente al tener la función de engancharse a pequeños objetos, o a la propia ropa del rival.
Esta construida del mismo metal plateado, pero sin decoraciones.
Aeglos es increíblemente pesada, estando cerca de los 2.000 kilos.
Al estar encantada con magia Kaioshin, es increíblemente resistente y poderosa, pudiendo por si sola superar la defensa de usuarios de Ki.
Sin embargo, su mayor caractestica y aquella que le da tal particular nombre, es capaz de replicar la destrucción de una tormenta: Con el movimiento de su mango puede crear fuertes vientos, capaces de distraer al rival, o incluso empujarlo en caso de no contar con la resistencia suficiente. La punta punta de lanza puede utilizar el ki de su usuario para recubrirse en rayos, consiguiendo un aumento en velocidad y daño, pero sobre todo una capacidad paralizante en caso de golpe directo. Finalmente la hacha puede golpear con una potencia devastadora.
Como última particularidad, se encuentra conectada directamente a su usuaria, quien es capaz de invocarla al instante, desde cualquier lugar del universo.
Debido a su versatilidad, tanto física con las diferentes formas de atacar, como mágica con sus diversas magias, además del gran peso, es un arma muy difícil de utilizar. La propia Selanne tuvo que entrenar desde pequeña para poder empezar a usarla durante el final de su adolescencia.
A pesar de preferir un combate cuerpo a cuerpo, Selanne posee también un arco recurvo de gran tamaño.
Se trata de una construcción de unos 42 cm de extremo a extremo, con una forma totalmente curva, excepto en sus puntas, donde se desdobla para crear una especie de punta cortante.
El cuerpo esta hecho en gran medida de madera, con algunos soportes metálicos, además de soporte de cuero en la parte donde posicionar los dedos.
Aunque a simple vista se vea como un arma normal, tiene la capacidad de convertir la energía de su portador en flechas de energía, o de facilitar el proceso de recubrir flechas normales.
A pesar de ella entrenar bastante con el arma, no llega al dominio que posee con Aeglos. A pesar de eso posee un nivel sobre saliente, siendo capaz de disparar varias flechas por segundo al no necesitar recargar, o concentrarse para disparar una única flecha con bastante precisión.
Una hoja pequeña, hecha en su totalidad, desde el mango hasta la hoja, por huesos, más concretamente de huesos Makaio-Shin.
El arma no cuenta con habilidades especiales, o por lo menos no contra la mayoría de los seres, debido a su creación hace más daño a los seres de origen divino.
Se trata de un arma muy rustica, un simple hueso que fue tallado y nombrado por la propia Selanne, muy alejado de las otras armas legendarias de su arsenal.
Sin embargo, el hueso de un Shin, no deja de ser un material legendario, mucho más resistente que cualquier acero y brindando a una capacidad de corte y perforación sobre saliente.
A pesar de llevarla constantemente consigo, es un arma bastante secundaria, limitada a enemigos en particular o momentos donde la distancia le juega en contra y no puede utilizar su Aeglos.
Debido a su uso tan limitado, le falta entrenamiento con el arma, su dominio en ésta no es tan alta como le gustaría, llegando a tener algunas dificultades por momentos.
Técnicas
El conjunto estándar de cualquier guerrero.
Vuelo
Al concentrar su ki, puede elevarse por los aires a voluntad. Tiene un manejo decente, siendo capaz de controlar la velocidad según el gasto de energía.
Onda de Ki
Manifestación básica del ki, una sencilla bola de energía que vuela en línea recta hacía un enemigo. Es capaz de concentrar más poder para aumentar su capacidad ofensiva (llamas Ondas de Ki cargadas), pero prefiere disparar débiles ondas en ráfagas.
Ilusión de Imagen
Técnica física en la que el usuario aumenta su velocidad de golpe (Suele concentrar algo de Ki en la planta de sus pies para aumentar la efectividad), al moverse a alta velocidad deja el residuo de su imagen, con intención de engañar a un despistado rival.
Un arsenal más especializado, compuesto por algunas mejoras de su conjunto básico y algunas nuevas.
¿Clones?
Haciendo uso de su ilusión de imagen, se mueve durante unos pocos instantes a velocidad increíble, dando la impresión de haberse clonado por la cantidad de residuos de imagen que deja.
Con esfuerzo, es capaz de utilizar la técnica con otra persona, cargándola.
Anti-Vuelo
Como su nombre permite intuir, se hace el proceso del vuelo, pero de forma inversa, aumentando su peso y cayendo rápidamente en caso de estar en el aire, o golpeando con fuerza el suelo.
Respiración muscular
Gracias a biología de su raza, puede concentrar la respiración para disminuir su masa muscular, perdiendo bastante fuerza en el proceso, pero ganando en su lugar aumento en velocidad.
Como contra punto, puede hacer lo contrario y aumentar su masa muscular parcial o totalmente.
Pistola de dedo
Concentrando gran parte de su ki en piernas para aumentar velocidad, se prepara para un salto. Tras eso, coloca el resto de su energía en la punta de un único dedo extendido.
En un único movimiento, aprovecha toda la velocidad y la resistencia del dedo fortificado, para apuñalar con la uña.
Dividir dolor
Técnica propia de su raza, es capaz de mediante respiración "absorber" el daño, cansancio o heridas de otra persona, recuperandolas, pero quedando ella lastimada en su lugar.
Como su nombre indicia, aquellas que requieren alguna o varias armas para ser usadas. Al especializarse en el uso de armas, de estas compone la mayor parte de su arsenal.
Combo #1
Utilizando su alabarda como palanca, da un salto, consiguiendo fuerza. Al caer vuelve a hacer uso de su arma, esta vez de apoyo y eje para poder dar patadas giratorias.
Combo #2
Agarra Aeglos en el extremo, haciendo finta de golpear con el hacha. En el último segundo, hace girar el arma, aprovechando su gran tamaño para golpear desde un punto desprotegido con el garfio.
En caso de lograrlo correctamente, y engancharse al rival, sigue su movimiento para atraerlo hasta ella y rematarlo de un golpe, de preferencia patada.
Combo #3
Adopta inicialmente una posición defensiva. Intenta bloquear el posible ataque enemigo, desviándolo. Allí pasa de inmediato a ofensiva, embistiendo al rival, aprovechando el peso de su alabarda.
Combo #4
A diferencia de los otros combos, hace uso de Sherwood.
En caso de encontrarse cuerpo a cuerpo, hace finta de golpear al rival con una de las puntas, mientras hace el movimiento prepara una flecha explosiva. El rival tras esquivar o bloquear el golpe queda abierto ante la flecha, la cual explota alejando a ambos guerreros.
Selanne allí aprovecha la distancia conseguida para disparar.
Lo último de su arsenal, compuesto por lo más poderoso.
₳QɄɆⱠⱠ₳₴ ₮é₵₦ł₵₳₴ QɄɆ ₵Ø₦₴ł₲ɄłØ ₮Ɽ₳₴..
Estilo de combate
Al momento de pelear, suele preferir adoptar una actitud más centrada en la defensa, ya sea la propia o la de otros.
En un primer inicio y siempre que tenga la posibilidad, adoptará una postura básica con su alabarda:
Ambas piernas en una misma línea, con el peso distribuido 70-30, dificultando un poco el avanzar, pero compensándolo al ganar facilidad en retroceso o retirar la pierna.
Mantiene la hoja del arma hacía adelante, colocando su mano de atrás (generalmente la izquierda) en la punta trasera, dejando así la mayor cantidad del mango hacía adelante. Esto le permite aprovechar el tamaño de su arma para medir distancia de sus enemigos y obligarlos a mantenerse alejados mediante contra ataques.
En caso de estar protegiendo alguien más, ira a una postura donde coloca su arma hacía atrás, transversal a su cuerpo y apoyada en el hombro. En esta posición busca utilizar el arma para desviar la mayor cantidad de ataques posibles de cualquier dirección, aprovechando su gran tamaño. En esta posición queda más expuesta y tiene problemas contraatacando.
Independiente de la postura que elija, su estilo de combate es el mismo, busca mantener alejados a sus enemigos, ya sea esperando alguna posibilidad de un contra ataque definitivo, o buscando ganar en una lucha de desgaste.
En combates junto a un compañero, prefiere tomar un rol más de apoyo, ya sea defendiendo mientras el otro ataca a distancia, o aprovechando su Dividir dolor para que sus compañeros puedan pelear por más tiempo.
Pocas veces tomaría un rol ofensivo, a pesar de esto esta en un constante movimiento por el campo de batalla, buscando puntos débiles para cubrirlos o donde pueda ser más útil su defensa.
Galería
Curiosidades
- La imagen del personaje se consiguió en una subasta por 100.069z, siendo hasta el momento la transición más costosa por un único producto.
- No intencionalmente, el nombre de la alabarda, Aeglos, ve su origen en un arma J.R.R. Tolkien, curiosamente una lanza.
- Por otra parte, el arco, Sherwood recibe su nombre por el bosque ingles del mismo nombre, reconocido mundialmente por las historias de Robin Hood, uno de los arqueros más famosos de la ficción.
- El nombre de su raza, Dísrya, ve su etimología en la unió de Dísir y Valquiria, ambas de la mitología nórdica, donde son protectoras de dioses, más concretamente de Odín, similar al papel de la chica.
- En su historia se menciona a un viejo rey de Makai con el nombre de Sariel, haciendo una clara referencia al personaje del mismo nombre, Sariel (DB:S), quien cumple con un rol similar en su historia.
- En un momento de aburrimiento, la autora hizo un meme (horrible) que resume el arco del personaje, inspirado en el famoso meme protagonizado por Sonic.
Personajes destacados | ||||||||||||
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