Dragon Ball Fanon Wiki
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Renacer

Recuerdo perfectamente el momento en el que todo sucedió; soy viejo, así que las épocas de gloria parecen más fáciles de recordar, porque brillan entre tanta monotonía, y esta en especial de trataba de una experiencia que cambiaría mi futuro, más que eso... El tuyo también.
Farnat caminó entre la hierba, tan larga que llevaba a cubrir sus rodillas; vagó solitario ante ese nuevo mundo que cualquiera creería inhóspito y descuidado, pero sabía que solo se trataba de una fachada para esconder el salvajismo que encarnaba en esa tierra.
Yo era un joven soldado, con experiencia, pero aún me faltaban años de batallas y cicatrices que contar. Mis camaradas y yo íbamos de planeta en planeta, buscando toparnos con algo interesante. De repente, vemos uno cercano, de tamaño considerable, y decidimos descender hacia él. "¿Qué podría salir mal?" Qué ilusos.
Luego de cierto tiempo, llegó a la cima de una montaña, con el pensamiento de poder crearse un mapa mental y facilitarse el tiempo que estaría varado ahí. Pero la naturaleza no se lo pondría tan fácil; desde que había pisado ese lugar, estaba marcado, y todos se encontraban al asecho de la carne fresca.
Bajamos de la nave, y parecía un lugar bien cuidado, había gente viviendo ahí, eso era seguro. Entonces, alguien se nos acerca de repente, nos ataca por reflejo y hacemos lo mismo. Cayó muerto sin hacer ruido.
El clima empeoró rápidamente, casi por arte de magia. El viento soplaba con toda su furia, y los árboles amenazaban con caer encima del rojizo huésped. Farnat se mantuvo alerta ante cualquier pista de tormenta eléctrica, pero su mala suerte no empeoró sino hasta la noche, donde las bestias salían a cazar.
A uno de mis colegas se le ocurre acercarse a revisar, o algo en él llama su atención. Nos muestra un signo grabado en su pecho, y jura haberlo visto antes. Nos reímos de él, le gustaban las conspiraciones y todo lo místico, no lo tomaban en serio. Pero insiste con su historia, y nos cuenta sobre un ritual de dioses y la existencia de una raza guardiana. "Pues nosotros seremos sus únicos dioses ahora" le dije, sin pensar en las consecuencias de mis palabras.

Los rayos parecían arremeter directamente contra la vida del singani que se encontraba paranoico ante la situación—además de que el insoportable ruido de los mismos no le permitían pensar con claridad—. El planeta no podía estar en su contra, o eso pensó hasta que una manada de animales feroces lo atacaron a diestra y siniestra. Farnat luchó con las manos desnudas, usándolas como escudo y espada a la vez; las garras de los enemigos eran afiladas y cortaban fácilmente su gruesa piel, pero no eran tan letales como las mortales uñas y colmillos del guerrero.

Había tratado de luchar solo con su ki hasta entonces, dando puños limpios, pero la situación lo llevó al hartazgo, y se vió obligado a sucumbir a la barbarie e incrustrarle el diente a cualquier criatura que lo desafiase.
Seguimos vagando por la isla, siguiendo el rastro de olor hasta encontrar una pequeña tribu. Eran unos cuantos, algunos más viejos que otros, pero confiábamos en nuestra fuerza, y nos lanzamos contra ellos. Parecía fácil, pero los subestimamos. Y cuando las cosas se pusieron difíciles, tratamos inútilmente de escapar.
Era un sitio peligroso, mucho más de lo que pensaba. Y no por el hecho de ser atacado por criaturas que hacían ver a los monstruos de su planeta como algo que podría ser su almuerzo, ni que el clima cambiase radicalmente para incomodarlo y la falta de comida vegetal lo obligase a cazar cada vez que requería alimentarse, sino que el ambiente lo estaba volviendo loco.
Toda la tropa murió, excepto yo. Aún no sé si fue mera casualidad, o simplemente caprichos del destino, pero me quedé inmóvil, aceptando mi muerte, y bajaron las armas para marcharse luego de destruir la nave.

El hábitat provocaba en él una sensación de peligro y alerta que le hacía pensar que moriría cualquier día de esos, y sabía que no era así, pues las cosas no siempre eran tan fatales, pero cuando era envuelto en la hostilidad de los cazadores naturales y las adversidades de un mundo cruel, y sin nadie que se viera tan aterrorizado ante las escenas de sangre y destrucción, le hacía pensar que no podía salir de ahí con vida.

Le hacía pensar en la guerra, pero era una comparación errónea. En cualquier conflicto, por peor que fuese, nunca se igualaría a la frialdad de ese mundo, porque ahí no existía empatía, ni alguien en quién confiar; solo era él, y lo que no era él, y por ende, una amenaza para su vida.
Vagué por largo tiempo, hallando la forma de sobrevivir; era un planeta hostil, con monstruos, trampas naturales y escasez. Casi me vuelvo loco ahí, y quizás te suceda igual, pero tienes que resistir; aún sin probabilidades de salir con vida, tendrás algo que te obligue a persistir, lo mismo que a mi me mantuvo cuerdo: la rabia en mi caso, la frustración de haberte dejado solo en un lugar así, arrepintiéndote de todos tus errores y pasando los días pensando una forma de remediarlos. Sólo ese sentimiento es lo suficientemente fuerte para evitar que mueras.
Pero rendirse en ese momento no era una opción, no habiendo llegado tan lejos. Él mismo había aceptado el reto, desde su corazón sabía que arrepentirse de eso sería arrepentirse de todo lo que había estado haciendo desde que decidió convertirse en soldado, y por la memoria de su hermano, y todos los que lo apreciaban, no podía fallar, no podía perder la cordura y dejarse morir, porque tenía la fuerza para seguir adelante, era físicamente capaz, y debería obligar a su mente a tener la misma resistencia que sus músculos.
Sé paciente, y ellos vendrán por ti, así como me encontraron luego de un largo año. Me llevaron a una cueva escondida entre los árboles, pude verlo.

No estaba seguro de cuánto tiempo había estado ahí, ¿Meses? ¿Años? Quizás solamente habían pasado unas semanas y estaba sufriendo el efecto de la relatividad, sea como fuese, tenía que moverse; pasar mucho tiempo en el mismo sitio era muy arriesgado, así que se puso en marcha, no obstante, le flaqueaban las piernas. Alimentarse era difícil, porque no siempre estaba en condiciones de cazar o sabía que debía resguardar los recursos por si acaso, no habían demasiadas especies; de vez en cuando pasaba hambruna y ese era uno de esos momentos.

Se sentía cansado, el hambre y la falta de descanso no eran una agradable combinación, y luego de un largo periodo de supervivencia al límite, su cuerpo dejó de responder, y cayó inconsciente.
Todo ese tiempo había pensando que la naturaleza me había dado una lección de vista, había convivido con la crueldad de un mundo salvaje y me di cuenta de lo débiles que éramos, porque habíamos dejado todo eso atrás, pero esas eran nuestras raíces.

Al despertar, ya no se encontraba solo, sino rodeado. Un grupo de nativos con los rostros pintados y un extraño signo en la frente que resaltaba en medio de la luz que provocaba el fuego en un lugar oscuro, lo cuál hacía enorme énfasis en los rasgos mencionados, de forma casi siniestra.

Impactado ante la escena, su primera reacción fue querer escapar, pero rápidamente se dio cuenta que no eran un peligro; si hubieran querido matarlo, lo habrían hecho mientras estaba inconsciente, pero en lugar de eso, le tendieron la mano y lo guiaron hacia las profundidades de la cueva. Los siguió, esperando encontrar respuestas.
Creí que había entendido todo, hasta que lo vi. Con eso, el rompecabezas estaba completo; estaba en lo cierto, todos nos habíamos vuelto débiles, y nuestro universo se encontraba condenado por eso, pero existía una salida, y la tenía frente a mi. Pero sabía que ese poder no era para mi.
Siguieron caminando un buen rato, hasta que de a poco, el tunel se abría más y más, dejando vislumbrar una llama ardiente en el fondo, y eran verdad sus sospechas; era como una clase de templo o reliquia, cubierto de oro y con un enorme altar en el centro, parecido a la forma de una pirámide. La misma estaba hueca por dentro, y en su lugar, había fuego; los bordes tenían cuatro ranuras, dos en cada extremo. Cuando el hijo menor observó ese detalle, y al sujeto detrás de él que lo esperaba con unas cuerdas en la mano, supo de qué se trataba todo.
Me retiré del lugar, y encontré mi nave reparada; tenía muchas preguntas, pero quería salir de ahí lo antes posible, o tenía la certeza de que me volvería loco, más de lo que seguramente ya estaba.
Los nudos estaban bien amarrados a sus extremidades, a decir verdad, le causaban comezón, pero esa sensación fue rápidamente opacada por el ardor del fuego deslizándose por toda su espalda y hasta su cabeza. Quemarse no sería un problema, su piel y cabello eran sumamente resistentes, pero aunque no tuviera heridas significativas, no era la mejor experiencia de todas. Pero lo peor estaba por venir.
Dediqué el resto de mi vida a buscar a la persona indicada; gané una mala reputación por eso, todos comenzaron a creer que mi viaje me había hecho perder la cordura y me vi obligado a dejar el servicio varias veces. Iba y volvía, para entrenar soldados, pero nunca completaban su entrenamiento, o los que lo hacían, no tenían valor para afrontar algo peor que lo habían sufrido los últimos años; no los culpo, el destino sabe lo que hace, y no se le puede dar una carga tan grande a alguien sin ambición.
Tres cortes en su pectoral izquierdo lo hicieron rugir de agonía; las heridas eran cortas pero profundas, tanto que se sentía como si le hubieran arrancado la piel y ahora dejara expuesto su corazón. La sangre no tardó en brotar, y brotar, hasta avivar el fuego.
Tienes mucha ambición, chico. Aún si no has sabido lo que querías desde el principio, estoy seguro que siempre has tenido esa necesidad de tener una meta, y que no puedes despertar en las mañanas sin una razón para seguir.
Sabía que eso no podía ser todo, y esperó paciente. Al poco tiempo, las llamas transformaron su color rojizo en un morado intenso, y tomaron la forma de una pesadilla. En ese instante, el hilo de fuego de introdujo en las heridas del aún mortal, y le provocaron un tormento más allá de lo que había llegado a experimentar antes.
Sé que eres la clase de persona que no se conforma, y que está dispuesto a todo para que los demás puedan ver lo que tú ves, y transmitir lo que quieres transmitirles, y nunca puedes, porque no hablan tu lenguaje.
No era solo el dolor, sino voces resonando en su cabeza, imágenes sin sentido pasaban una detrás de otra, solo para incrementar su tormento. Jugaban con sus emociones, se estaba desbordando, era un arrebato de adrenalina que pasaba por la furia, la amargura, el miedo y la alegría en un par de segundos; no podía resistir más tiempo.
Por eso debes resistir; resiste todo lo que debas, el dolor será solo momentáneo, pero el poder que obtengas será para el bien de todos. Quizás nunca deje de doler, las heridas que te hagan quedarán ahí por siempre, pero sé que entiendes que hay cosas por las que vale la pena sufrir.

Al final, su corazón dejó de latir, y sus ojos perdieron el color.

El fuego se apagó.
Tú elegiste este camino, elegiste seguir adelante, pensando el lado positivo de las cosas. Nunca abandones, Farnat.
Pero la sala se iluminó nuevamente por una chista naciente, pero esta vez las brasas no provenían del suelo, sino del mismo Farnat. Dejó salir un grito de guerra mientras el aura morada recubría su cuerpo.
Desmuestrale a todos que pueden creer en ti, y a ti mismo.
Todo el sufrimiento había pasado, y ahora solo quedaba en él una sensación de bienestar tan grande que parecía imposible de ser real. Se sentía renovado, indestructible; cada una de sus células cosquilleaba ante su nuevo nacimiento.
A partir de ahora, tú decides lo que debes o no hacer, lo que para ti es bueno o malo, solo tú lo sabes.
Ya no sentía miedo de nada, y al levantarse, toda la oscuridad de la cueva fue desvanecida ante luminosidad de su nuevo poder.
Eres tu propio guía ahora, tu héroe, tu salvador.
Ahora lo entendía; se trataba de algo más allá de la capacidad de todos los mortales, a pesar de que él seguía siendo uno.
Era un poder otorgado por los dioses, aunque él no era uno.
La capacidad de hacer lo imposible, pero estando aún atado a las limitaciones de su especie.
Eres tu propio Dios.
Ahora era un semidiós.

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