Dragon Ball Fanon Wiki
Advertisement
Dragon Ball Fanon Wiki

Prioridades Ante Todo es el trigésimo capítulo del remake de Dragon Ball: Shouganai, publicado el 15/01/21. Pertenece a la trama general de la Temporada 2.

Anterior

DB-ST2Vol1ver2

EsferaDB-S
‒ Capítulo

La saiyajin se encontraba contando entre murmuros mientras realizaba flexiones con algo de dificultad; se había logrado adaptar un poco a la gravedad, al menos lo suficiente para no caerse de cara cada vez que ingresaba a la máquina. Era capaz de caminar con normalidad y hacer algunos movimientos sobre el aire.

—Ocho... Nueve... Diez— al terminar de contar, se paró de un salto y luchó por mantener el equilibrio—. Uff, aún es difícil.

Tomó del suelo unas muñequera pesadas y se las colocó en los brazos. En consecuencia, amenazaron con hundirse en el piso, pero se forzó a mantenerlos a la altura del pecho. Los movió lentamente a modo de golpe, y repitió hasta que sintió ardor en los hombros.

—Esa es mí señal...— se quitó las muñequeras abruptamente y lanzó un montón de golpes al aire a una velocidad considerable. Se tuvo que detener a tomar aire—. Diabloos, ahora sí siento el ardor— hizo una mueca.

Relajó los brazos un momento, y tomó el diario que había dejado cerca suyo, para anotar algo. Entonces un sonido extraño la hizo sobresaltar. Se dió cuenta que era su reloj.

—Escuela otra vez, ¿Ah? No puede ser, ¿Cuántos días a la semana tengo que ir?— llevó las manos tras la cabeza—. Espero no tener que toparme con esos chicos de ayer— se cruzó de brazos, dubitativa—. No quiero tener nada que ver con ellos... con nada que me pueda hacer perder la paciencia— asintió—. Y... Tengo que dejar de hablar sola.


Mientras recorría los pasillos de la institución, la joven no podía evitar mirar hacia todas partes por si acaso. Era inevitable que se sintiera vigilada. Acercó cada vez más su gorra a la frente, intentando cubrir su rostro.

—"Tranquila. Es muy poco probable que los vuelva a ver, estamos en cursos diferentes"— se recordó, calmándose un poco—. "Es verdad. Ni siquiera deben recordar mí cara, no sé porqué me preocupo"— dejó en paz la gorra, caminando con más soltura.

En lo que trataba de convencerse, sintió una mano sobre su hombro. Cuando volteó, casi le provocó un infarto el ver a un chico vestido con un uniforme deportivo.

—Oye, ¿Tú no eres la muchacha que estuvo ayer durante la práctica de baseball?— Por el tono de voz, descifró que se trataba del lanzador en el montículo—. Sí, estoy seguro que eres tú— sonrió.

—Creo que te estás equivocando de persona, lo siento— negó con la mano, y trató de alejarse lentamente, ahora sí cubriéndose del todo con la gorra.

—Ah, aguarda. Sólo quería pedirte un favor— unió las manos en súplica, y la chica se detuvo—. Ven a nuestra práctica más tarde de nuevo, por favor.

—Lo siento, eh... pero estaré muy ocupada hoy luego de la escuela— improvisó una excusa. Por los nervios, desvió la mirada a cualquier lado con tal de evitar verlo a los ojos.

—¿En serio? Qué lástima— con decepción—. Lo de ayer fue impresionante, así que pensé que sería divertido si pudieras jugar con nosotros un rato— explicó, con un poco más de ánimo—. Pero si no puedes, quizás en otra ocasión— se preparó para saludar y dar la vuelta.

Bra lo meditó unos segundos; en su mente, sentía mucha curiosidad, pero se había prometido no distraerse con nada. Llevó una mano a la cabeza y se agarró del flequillo mientras trataba de decidir qué hacer.

—Bueno... Solamente un rato— concluyó, aún con ligera duda.

—¿De verdad? ¡Genial!— Exclamó.

Ambos escucharon un "shhh" de la mano de un profesor cercano. Entonces recordaron que aún estaban en los pasillos, y su charla se estaba volviendo escandalosa.

—Perdón por eso— dijo el joven, ahora casi susurrando—. Entonces, te veo luego de clases— extendió el puño como saludo.

Echalotte se quedó pensando un momento, hasta que reaccionó y devolvió el gesto rápidamente, pero olvidándose de medir mucho su fuerza. En consecuencia, el chico se tambaleó hacia atrás y sostuvo de las paredes para no caerse. Bra entonces se llevó la mano a la cabeza mentalmente.

—Woah, buen puño— sin tomárselo a mal, y por el contrario, sonriendo, levantó ambos pulgares como aprobación mientras se alejaba.

Por otro lado, la muchacha se quedó petrificada un pequeño lapso de tiempo, en el que que solo podía soltar un montón de maldiciones en su cabeza y repetir constantemente "¿En qué lío me metí?"


Apenas sonó la última campana, se preparó para salir corriendo sin que nadie pudiera verla. Se había arrepentido súbitamente. No tenía ganas de perder tiempo valioso en cosas banales. Sin embargo, se detuvo antes de intentarlo, no podía huir de algo que ya había prometido. Así que tras un largo suspiro, marchó al punto de encuentro.

Con la cabeza gacha, llegó al campo deportivo. Ahí encontró al equipo de jóvenes practicar, posicionados en diferentes lugares de la cancha.

—Este deporte... Dijo que se llamaba baseball o algo así— trató de recordar.

—¡Hey! Qué bueno, sí viniste— el mismo chico de antes. Luego de ver a sus compañeros de reojo, resaltando esas últimas palabras, se acercó a saludar—. Me di cuenta que no te dije mí nombre, lo siento. Soy Tobi, ¿Cómo te llamas?

—Soy Bra— dijo, sin mucho ánimo.

—Bra, te explicaré las reglas del juego, ¿Está bien?

—Como quieras—. Dejó caer los hombros—. Ni siquiera sé qué hacer aquí.

—Bien. Entonces...— comenzó a señalar—. Ese es el lanzador o pitcher, ese es el bateador, catcher que recibe los strikes, esos son los jardineros.

—... ¿Lo repites?— no disimuló su total falta de entendimiento.

—Sí, creo que es más fácil de entender si lo juegas un rato.

Antes de darse cuenta, Bra fue colocada para defender uno de los jardines. No podía dejar de ver el gran guante en su mano.

—¿Y qué hago con esto?— Lo señaló.

—Cuando la pelota vaya hacia ti, atrapala— le dijo otro de los jugadores, que llevaba un bate—. Voy a lanzarla cerca tuyo, así que mantente alerta.

Ella asintió, y observó el inicio de la jugaba. El lanzador tiró la bola y el bateador te atinó a la primera; se dirigió a toda velocidad cerca suyo, así que se preparó para atrapar. Dió un salto y lo logró con éxito.

—¡Rápido, lanzala al catcher!— Le gritó Tobi.

Eso le había puesto algo de presión, así que no midió bien la fuerza de su lanzamiento. Este términó impactando demasiado fuerte, y el catcher cayó unos metros hacia atrás. Volviéndose a repetir lo de la vez anterior, las miradas quedaron sobre la muchacha, que se escondió bajo su gorra.

—Esto fue una mala idea...

Tras el rato de shock, algunos de los miembros del equipo se acercaron con una mirada expectante y asombrada.

—Woah, ¿Cómo logras tener tanta fuerza?

—¿Has practicado este deporte antes?

—Sabía que tenías potencial— dijo el lanzador, acercándose.

—Eh, bueno...— sin idea de cómo responder a las adulaciones, se limitó a mover las manos. Entonces recordó—. ¡Oye, ¿Estás bien?! Lo siento— le gritó al muchacho que se había caído.

—¡Estoy bien, pero eso fue impresionante!— Aplaudió un poco desde el suelo.

—"¿Qué? ¿Él también? Debe ser broma..."— Se sintió como si le estuvieran tomando el pelo.

Notando los signos de ansiedad, Tobi le puso la mano en el hombro—. ¿Tienes ganas de seguir jugando o ya debes irte?

La pregunta la tomó un poco por sorpresa, le hizo recordar que posiblemente no debería estar en ese lugar. Pero examinando su alrededor, se dió cuenta que en realidad no era tan malo; nadie se había burlado de ella o asustado, sino que eran amables. E incluso, todo ese juego estaba llegando a ser divertido. Sonrió.

—Creo que puedo quedarme un poco más.

Y de ese modo, estuvo tan ocupada aprendiéndose las reglas y tratando de ganar que perdió por completo la noción de la hora. Para cuando se dió cuenta, ya era bastante tarde, y todos habían comenzado a empacar los materiales y sus cosas. Al verla medio desorientada, el lanzador se acercó nuevamente.

—Hey, gracias por venir. Nadie me tuvo fé cuando dije que lo harías— rió un poco—. Puedes regresar cuando quieras.

—Creo que... Podría hacerlo— concluyó, devolviendo la sonrisa.

—Deberías darle una entrada para que venga a ver nuestro partido— comentó otro de los chicos, cercano a ellos.

—Es verdad— recordó—. Nos metimos a un torneo pequeño para probar suerte. El sábado es nuestra primera participación— sacó del morral un papel y se lo ofreció—. Nos alegraría tener un poco de apoyo moral.

Bra lo tomó, fijando la vista en el objeto por completo—. Ese no es mi punto fuerte... Pero de acuerdo. Estaré ahí— asintió.


Apenas despertar, la saiyajin se apresuró a salir de su cama, y mientras se vestía, acabó chocándose contra una de las paredes. Seguido a eso, se lavó los dientes, sonriendo para comprobar el trabajo. En el mismo baño, sujetó su cola contra la mesada, con cuchillo en mano y casi temblando, la cortó.

Por último, al llegar a las escaleras, aprovechó que no había nadie presente para bajar volando directamente, algo que no se le tenía permitido.

—¿Qué te he dicho de hacer eso?

Gracias a la llamada de atención inesperada, la muchacha cambió su andar por un salto de susto. Descubrió a su madre en la sala, sentada y con una expresión de frustración. Sin embargo, esta cambió cuando se dió cuenta de algo.

—Oye, pero hoy no tienes escuela. ¿Qué haces tan temprano y con tanta energía?— Sonrió maliciosamente—. Ah, ya sé. Seguro tienes alguna reunión con amigos. Anda, no te diré nada, sólo no regreses muy tarde— agitó la mano con desinterés.

—De hecho estaba buscando a papá para entrenar juntos— se rascó la nuca, confundida por las palabras de la científica.

Bulma abrió los ojos de golpe, para luego regresar a una mirada de frustración—. Ah, debí saberlo... Es lo único en lo que pueden pensar ustedes dos— agarró una copa de vino que estaba en la mesa y bebió un trago—. Pero él no está aquí. Dijo que se fue con Kamisama o algo así.

—Ah, no puede ser... La Habitación del Tiempo— pensó de inmediato—. "Tramposo. No puedo dejar que me saque tanta ventaja"— frunció el ceño, quedándose pensativa por un momento—. Okey, gracias— saludó rápido y desapareció del lugar.

—Para ser joven, siempre está muy apurada...— bebió otro sorbo.

Entonces reconoció una silueta que pasó frente a ella, también con algo de apuro. Pudo reconocer un conjunto de blusa y pollera.

—¿Marron?— Le sorprendió ver a la mujer vestida con algo que no fuese su bata, pero cuando esta volteó a verla, no tuvo dudas—. ¿A dónde vas tan elegante?— Se animó.

—Pues este es mi día libre, así que obviamente tengo una cita— sonrió—. Y más me vale que salga bien.

Justo al terminar, escuchó el timbre de la puerta y soltó un pequeño grito de emoción.

—Debe ser él, me pregunto si será apuesto...— sin más rodeos, abrió la puerta. Pero su rostro indicó decepción—. ¡Hey, Bra! Te buscan— le gritó al pasillo.

—Yo... Soy tu cita—. Repuso el joven.

Marron lo miró de arriba a abajo, notándose muy incómoda por algo de su aspecto—. ¿Qué edad tienes?

—Uhm, dieciséis.

—Sí... Lamento el malentendido— sonrió, y cerró la puerta lentamente—. Pero tú deberías tener más cuidado con las citas a ciegas— lo apuntó con el dedo.

Tras cerrar la puerta, Marron se dejó caer en uno de los sofá, agarrándose la cabeza mientras escuchaba las risas de su jefa de fondo.

—Nadie tiene que enterarse de esto—. Golpeó la mesa—. Nadie...— volvió a dejarse caer—. Dame un poco de vino.

—Oye, Marron. ¿Qué es lo que quieres?— Bra se vió irritada por el llamado, y se apoyó al borde del sofá—. Estoy un poco ocupada...

La rubia la tomó por sorpresa de los hombros y agitó repetidas veces—. Rápido, niña, dime algo que necesites que construya. Algo que reparar, lo que sea.

—¿Q-Qué?— Mareada—. No tengo nada...

—Lo que sea. Por favor, por favor. Necesito quitar toda esta frustración— suplicó.

—Bueno... — miró su vestuario, ya sucio—. Mí mamá siempre se molesta porque desgarro mi ropa. Así que un traje de entrenamiento me vendría bien.

—Conjunto. Lo tengo— la soltó y se marchó, aún murmurando—. Maldición, voy a morir soltera.

Mientras veía a su amiga marcharse, Bra sólo pudo quedarse observando con toda la confusión del mundo. Sin embargo, se resignó a encogerse de hombros.

—¡Ah! Sólo pierdo tiempo— se agarró la cabeza al recordar lo que estaba haciendo, y disparó hacia la sala de entrenamiento.


Luego de cerrar la cápsula, sintió de nueva cuenta los efectos de la gravedad jalando de sus pies, pero esta vez con la capacidad suficiente para no caerse de cabeza. Avanzó hacia uno de los bordes, donde tomó una de sus recientes adquisiciones, aún sin estrenar apropiadamente. Levantó con dificultad la espada, hasta la altura de la cabeza, y la blandió de costado, reposicionando los pies para no caerse en el proceso.

—Tengo que tomármelo más en serio— se dijo, apretando sus facciones para resistir la carga. Procedió a dar otro corte al aire, esta vez perdiendo apenas el equilibrio—. "Si no puedo con esto, es imposible para mi pensar en ganarle a mi padre"— sostuvo el arma con un solo brazo, la extremidad temblando. Entonces pasó a recubrir el filo con su propio ki, y continuar con la serie de movimientos.

Ya hace un rato que había perdido cualquier idea del tiempo, centrándose únicamente en sus ejercicios, mientras en su mente mantenía la imagen del príncipe transformado. Eso la presionaba a ignorar su propio agotamiento para progresar más rápido. Y en ese momento, una idea no dejaba de perseguirla.

Con ambas manos en la espada, extendió los brazos y miró su propio reflejo en ella—. Podría intentar transformarme... Si lo pudiera controlar... Tiene que haber una forma— discutió, mientras movía ligeramente el arma para distorsionar la imagen.

—¡Oye, Bra! ¡Ven a comer!— El grito de su madre abriendo la escotilla no sólo la aturdió, sino que dejó caer el objeto al suelo de la impresión.

—¡Mamá, eso fue peligroso!— Le replicó—. Además, me hiciste olvidar lo que estaba pensando.

—Pues podrás seguir con eso luego. Ahora date un baño y ven a la mesa.


La muchacha se había terminado de cambiar la ropa por una limpia, aparentemente sin muchas ganas. Cuando estaba saliendo, y mirando a la nada, se dió cuenta de un papel en su mesada. Lo tomó y quedó viéndolo un rato. Suspiró.

—Realmente no tengo tiempo para esto... Lo siento— lo devolvió a la mesa con un poco de desdén. Y acto seguido, cerró la puerta al salir.


Siguiente
Advertisement