Este el séptimo capítulo de Blade & Crim: Socios en el Multiverso, escrito y redactado por Crim y Blade. Se estrenó el 15/08/2024.
Aquel que congeló las estrellas.
「 En una casa dentro de la cúpula. 」
Ha pasado alrededor de un día y medio desde el enfrentamiento que se llevó a cabo en Apolo, y en consecuencia nuestros héroes fueron llevados a descansar dentro de una cálida habitación con camas suficientes para un escuadrón entero, de gran tamaño además. O lo soportaría si hubiera tal cosa, pues ahora mismo solo se encuentran dos personas durmiendo en puntos relativamente alejados.
Crim, el único despierto, mueve sus brazos y la parte superior de su cuerpo para tantear cualquier molestia o problema a la hora de accionar, hasta empezar a sentir una fuerte jaqueca causada por los golpes de la batalla anterior junto al uso excesivo de sus poderes que lo hace sentir muy pesado y lento.
El Krammell muerde su dedo índice mientras apoya la mano derecha entre la frente y el ojo de ese mismo lado, liberando una luz para aliviar un poco el dolor que oscurece sus pensamientos.
Blade se levanta de la cama con una cara de somnolencia total durante los varios minutos en los que Crim ha estado sumido en sus pensamientos, mirando de lado a lado la habitación con sus ojos caídos y cabeza tambaleante. Un ciclo que duró unos pocos minutos, y solo terminó cuando el humano cambió su expresión a una de sorpresa.
Alejándose de sus pensamientos, Crim cambia su visión entre el dedo y Blade con una expresión tan neutra como siempre. Sin embargo, al final solo levanta la mano sangrante para dar un saludo.
El humano se pone recto y saluda casualmente con una voz suave que discrepa de la reacción anterior.
Un silencio incómodo domina la habitación por un rato, dejándolos recuperarse del sueño y estirarse después de un tiempo, aunque tampoco les agrada mucho la idea, con los dolores musculares.
Crim suspira con cansancio y se quita la mano de la cabeza para recostarse.
La habitación empieza a distorsionarse en el centro, mostrando dos figuras blancas y sin rasgos frente a frente.
El peliblanco suelta una pequeña risa, medio de incomodidad y medio de felicidad por tener otra oportunidad.
Junto a su explicación, los seres de luz brillan con mayor intensidad y se sientan a meditar en total silencio.
Dicho eso, las figuras brillan con más fuerza y se empiezan a juntar poco a poco, formando un nuevo ser de mayor tamaño.
Cientos de luces cayendo como la nieve se dispersan desde el cuerpo del ser, desapareciendo a los pocos segundos para dar por concluida la introducción a esta técnica. Blade en respuesta, da un rápido aplauso con una expresión intrigada.
Crim asiente con la cabeza, y luego se quedan conversando un rato sobre qué hacer entonces. Sus impresiones de la batalla contra Nebula, sobre el efecto de las llamas blancas en los brazos metálicos cuando estos calientan, la utilidad del miasma pese a no provocarle un daño visible por la diferencia de poder, y demás temas que fueran surgiendo, hasta que un olor cuanto menos peculiar llega a sus narices. O en este caso, las atropella con fuerza.
Mientras el chico terrestre se lamenta e intenta conseguir una solución rápida como golpearse para caer desmayado con una contusión, Crim abre un portal en cuestión de milésimas de segundo y le lanza algo a Blade. Que resulta ser comida; provisiones que él tiene guardadas para comer adecuadamente en sus viajes.
Del otro lado de la puerta, Chronoa camina alegremente con dos bandejas de comida especial para el dúo, pero al llamarlos a través de la puerta y pasar se topa con que ellos tienen sus bocas llenas. En especial Blade, cuyas mejillas parecen incluso un poco hinchadas.
Blade traga con fuerza, golpeándose el pecho para evitar morir ahogado. Luego habla con una lágrima en el ojo y una sonrisa de victoria.
El grupo se va de la habitación para caminar en la senda del pequeño planeta después de que los chicos se cambiaran a una ropa menos incómoda a la hora de moverse, ya que suficiente dolor tenían solo con hacer movimientos bruscos tras una recuperación tan acelerada. En especial Blade, quien es el primero en saludar a Sugoki mientras este trabaja en una nave.
Sugoki sale desde debajo de la nave con su traje manchado y varias herramientas especializadas. Se le nota un tinte de cansancio o tristeza detrás de su leve sonrisa.
Blade da unos golpes al aire para demostrar su buena salud, aunque algo termina crujiendo y Crim lo mira sin pensamientos aparentes. Luego se queda esperando a que deje de estar congelado.
El Krammell se acerca a su compañero y lo levanta para reacomodarle los huesos usando sus brazos. Ya habiendo sido devuelto a la normalidad, revisa que nada se haya roto y da un pulgar de aprobación.
Chronoa recibe ese mensaje entre susurros y asiente con la cabeza varias veces a su compañero, quien de repente mueve su misión a los tazones con un olor penetrante saliendo desde el líquido contenido allí.
Sugoki busca ayuda después de que casi se le arruga la cara al recibir el almuerzo entre sus manos, prácticamente habiendo sido empujado contra él. Pronto cambia a desesperación, puesto que Blade junta ambas manos en frente para suplicarle o rezar por su alma, y Crim mira a otra dirección mientras reduce su presencia a la de una sombra, haciendo como que ni siquiera existe.
Así, el Tsufurujin tuvo una batalla más intensa que la vivida en Apolo, contra un plato de comida y varios litros de agua con el apoyo psicológico de sus siempre fieles compañeros Blade y Crim, desde la lejanía.
Por lo menos puede decir que sobrevivió para escuchar a Chronoa tosiendo con el objetivo de llamar la atención de todos. Debe significar que no ha perdido ningún sentido.
Blade busca un paquete de palomitas de su mochila, las cuales calienta dentro de un microondas provisto por Sugoki, que funciona gracias a un pequeño generador.
Una vez están todos sentados y cómodos, con las palomitas en un tazón compartido, la Kaioshin del Tiempo se aclara la garganta y comienza a relatar los sucesos, parada encima de un taburete.
La Patrulla del Tiempo es una organización de guerreros formada con el objetivo de detener y prevenir interferencias con el flujo natural del tiempo. Sus miembros, los Patrulleros del Tiempo, luchan incansablemente para proteger la integridad de la historia, deteniendo a quienes busquen alterarla, y neutralizando cualquier amenaza, desde demonios hasta deidades.
Yo los dirijo como su principal líder y comandante, como parte de mi deber como Suprema Kai del Tiempo. Es por esto que asumo la responsabilidad de que este asunto se haya salido de control en primer lugar.
Todo comenzó cuando uno de nuestros patrulleros de alto rango estaba investigando una anomalía temporal cercana a los límites del Universo 5, cuando de repente una figura intimidante y rojiza apareció de la nada, asesinándolo; un musculoso hombre de largos pelos y torso desnudo. Inmediatamente enviamos un escuadrón de patrulleros de rango élite para lidiar con esta amenaza, pero todos y cada uno de ellos perdieron la vida intentando contenerlo.
Usualmente, solo son necesarios un par de patrulleros experimentados para suprimir la causa de una emergencia, pero esta vez mandamos a todos los agentes disponibles en el momento. Ni siquiera eso fue suficiente para retenerlo por siquiera unos cuantos minutos. Arrasó con todo, dejándolo bajo capas y capas de frío hielo.
Si hay algo que mis patrulleros saben hacer además de combatir, es reportar información y cubrirle las espaldas a sus compañeros. Informes cortos y rápidos nos llegaron, comunicando que aquel monstruo se trataba de probablemente una fusión entre dos individuos separados, contenida por un par de pendientes Potara.
Estos son zarcillos especiales que los Kaioshin como yo portamos. Cuando dos personas comparten un par de pendientes iguales, sus cuerpos y energía se fusionan en uno solo. Sin embargo, a menos que uno de los dos sea un Supremo Kai, la fusión debería acabarse en una hora o menos.
Sabiendo esto, el objetivo era entretenerlo el mayor tiempo posible hasta que los componentes fusionados se separasen y recuperar los pendientes. Cuando empezamos a temer lo peor, un faro de esperanza apareció para ayudarnos: un patrullero galáctico llamado Merus.
Gracias a su magia, pudo curar a uno de nuestros patrulleros y le transmitió la información que disponemos del ente, la cual él obtuvo de primera mano. Usando poco más que su ingenio, su velocidad y varias herramientas tecnológicamente anticuadas, logró darle pelea al enemigo. Esquivó todos sus ataques, lo golpeó y alejó usando una vara extensible, cegó su vista usando sus botas propulsoras y lo empujó hasta el borde usando despliegues de ki.
Parecía acercarse a dañarlo, pero cuando comenzó a golpearlo, el cabello de aquel desconocido se volvió púrpura, y bajó su guardia para recibir todos los golpes que Merus le propinaba. En cuanto se dio cuenta de lo que estaba pasando, ya era muy tarde. Esa bestia congeló su cuerpo y lo agarró de las extremidades, zarandeándolo y golpeándolo contra el suelo y contra otros patrulleros, hasta enterrarlo en el suelo.
Cuando Merus dejó de poder moverse, el monstruo acercó su mano abierta a él y... Lo desapareció de la existencia.
El joven Tsufurujin se pone de pie, aprieta sus puños y cierra los ojos con fuerza, dejando salir algunas lágrimas.
Blade se acerca para intentar reconfortarlo. Pero en un reflejo de ira, Sugoki lo golpea, dejando salir su frustración. El humano suelta aire al recibirlo, y retrocede cayendo sentado al suelo, pero igualmente le dedica una sonrisa para indicar que no le molestó. Crim interviene poniendo su mano sobre el hombro de Sugoki, mostrándose firme.
El Lightbringer retira la mano del hombro de Sugoki y presiona un dedo contra su propia frente.
El chico se queda sin palabras, mirando hacia el suelo, arrepentido de su violenta reacción. Antes de siquiera terminar de pedir perdón, Blade ya le estaba diciendo que no había problema, que todos debíamos dejar salir lo que tenemos guardado adentro de vez en cuando. Después de tomarse unos momentos para calmar el ambiente, Crim retoma la palabra.
El humano se pone a contar con los dedos de ambas manos, sorprendiéndose por la cantidad que alcanzó.
Los tres hombres se sobresaltan al procesar la idea de que un universo entero pueda ser borrado por completo. Comenzaron a preguntar qué es lo que podría haber llevado al Universo 19 a tal destino, y quién podría haberlo hecho.
Mientras observaba desde el lugar seguro que es mi Nido del Tiempo, al ver el cuerpo del valiente Merus desaparecer, decidí que era momento de actuar. Pero mi accionar no fue tan inmediato como me hubiera gustado. Titubeé por unos momentos, durante los cuales pude ver como el portador de los pendientes sufría una reacción extraña.
Comenzó a retorcerse, golpeándose a sí mismo, chocando su cabeza contra el suelo. Ya no quedaban patrulleros en pie que pudieran aprovechar la situación para capturarlo, pero los que seguían vivos observaban impactados. Era como si estuviera agonizando de repente, demostrando sentir un dolor inmenso. Gritaba, balbuceaba y las venas de su rostro se marcaron.
Cuando pareció recuperar un poco la lucidez, materializó una afilada flecha hecha de hielo en su mano, y la clavó directamente en su pecho. La luz de sus ojos parecía drenarse, mientras sostenía su propio brazo con el otro y parecía intentar sacar la flecha de adentro suyo. Gritó una vez más, pero nadie podía oírlo. Se encontraba flotando en el espacio, y comenzó a generar una cantidad desbordante de hielo, hasta que la flecha se salió, y tanto esta como su cuerpo quedaron congelados en una gigantesca esfera gélida, suspendido en lo que asumo es un estado de coma.
La Kaioshin asiente, dando a entender que no hay nada que hacer respecto a la situación de la prisión helada. Nuevamente, Crim continúa el diálogo.
Blade se cruza de brazos, bufando con una sonrisa para simular confianza. Intenta de cierta forma elevar su moral.
Sugoki se queda un poco anonadado por la confianza detrás de esas palabras, pero pronto se queda analizando la situación un poco y llega a un pensamiento.
La Kaioshin se cruza de brazos con una sonrisa, orgullosa por la visión de sus nuevos aliados respecto a la guerra que se desatará.
Crim le da un vistazo rápido al trío, quienes miran que en vez de explicarles a mayor profundidad lo que pasará, saca una maceta y varias herramientas para cuidar la planta con cuidado, razón por la cual Sugoki empieza a darle mantenimiento a algunas de sus herramientas, mientras que Blade limpia la nodachi en sus manos. Solo después de que el peligrís riega la planta y saca otra para repetir el proceso, se digna a seguir con la conversación.
Tras cortar una rama de la planta, el Krammell guarda todo y acomoda algo detrás de su bufanda. Blade ha visto ese gesto ya varias veces, pero nunca ha sabido a qué se debe exactamente.
Chronoa les sonríe con confianza y levanta un brazo con la mano extendida hacia el dúo, quienes se acomodan la ropa con sus manos, con Blade poniéndose el sombrero heredado por Flint, y Crim ajustando su bufanda.
El Lightbringer saca el artefacto que usó cuando fueron a Apolo para configurarlo y comenzar a crear un portal. Esta vez lo ubica cerca de la casa de Eclair ya que carecen de tiempo y no pueden preocuparse por pequeñeces, como los dolores musculares que siguen presentes.
Finalmente, la brecha espacial muestra los paisajes de Kabocha, interrumpidos por una arboleda con plantas inusuales para el planeta donde se encuentran. Los dos enviados para la misión se paran en frente mientras observan a Sugoki comunicar lo que quiere.
Con todo aclarado, los guerreros se van a Kabocha a paso tranquilo, con tan solo unas horas de margen para trabajar.
「 En Kabocha. 」
Una vez accedieron a las cercanías de la casa donde residen Eclair y su familia, caminaron un poco en el conocido ambiente, topándose con alguien que no esperaban ver ahí.
El Lightbringer está sentado en la terraza mientras juega con Nouga entre sus brazos, aunque pronto se la pasa a Crim después de que este se sienta al lado casualmente y la levanta en el aire.
Crim se levanta para cargar a la niña según sus indicaciones y jugar un poco mientras Blade la anima desde su asiento.
Después de darle el resumen, abre un portal arriba y lanza a Nouga para teletransportarla hacia abajo, aprovechando la ascendencia para atraparla en el aire. A la pequeña no parece importarle mucho.
Con una pequeña risa, vuelve a tomarla después de que su amigo le señalara que fuera hasta él, evitando responder su pregunta.
Blade parece reaccionar a la mención de Garuba. Le da curiosidad saber cómo está ya que nunca tuvo la oportunidad de verlo ejercer su labor, aunque hayan hablado algunas veces en el pasado. Por otro lado, Crim suspira con pesadez por escuchar sobre la gobernante de los Krammells.
Los compañeros se van donde Crim dice que deben estar, con Caron y Nouga despidiéndose detrás de ellos alegremente.
Al acercarse a la edificación donde supuestamente están, Blade se retira de Crim para alejarse de la puerta en vista de lo que podría suceder. Este último lo mira con una ceja levantada y empuja la entrada sin mucha fuerza para no sorprender a nadie, aunque como esperaba, una lanza sale disparada en su dirección por lo que debe esquivarla moviendo un poco su cabeza a un lado.
La lanza cambia de dirección en el aire y Crim se mueve para darle paso a ser interceptada por un portal que la lleva a otro lado. Eclair no lo miró en ningún momento a pesar de estar a unos cuantos metros, solo dirigió su arma mientras conversaba. Muy diferente de los otros reunidos en la habitación, quienes miran con sorpresa lo que hizo, recomponiéndose para saludar a los invitados luego. En caso de Garuba, tose un poco para mantener la dignidad tras casi haberse pegado a la pared después de ver el peligroso objeto ir en su dirección.
Gille se levanta de su asiento al darse cuenta de que son Crim y Blade, después de que este último saliera de su cobertura anti-lanzas mortales para hacer una reverencia. No obstante, el Lightbringer da unos pasos atrás y Eclair aleja a la soberana, mencionándoles que lo resolverá a solas con ellos mientras el humano se acerca a su camarada para susurrarle.
Dicho eso, el espadachín le da unas palmadas en la espalda mientras él se rasca su adolorida cabeza, esperando poder alejarse de ahí tan pronto como le sea posible. Es en ese momento que aparece Eclair con su lanza en mano, y extrañamente, el cabello desatado, cosa de la que se percatan mientras caminan para alejarse del lugar.
Eclair lo analiza de pies a cabeza con una mirada penetrante, enfocándose en las marcas moradas que cubren la poca piel que está mostrando. Y contrario a la tensión que hay entre los dos Krammells soltando chispas desde los ojos, Blade se vuelve progresivamente más pequeño por no saber qué hacer. Su único pensamiento es: "Debo mantener la sonrisa y no empeorarlo".
Los Lightbringers se detienen y miran al humano con caras neutras tras haberlo visto metiéndose en medio de ambos para separarlos. Aprovecha ese espacio donde no parece que Eclair quiera matarlo para respirar un poco.
Sentándose sobre un banco, Crim se rasca la cabeza para aliviar un poco su dolor, en parte para calmarse y en parte para pensar mejor. Una acción que es replicada por Blade debido a la mirada de reproche por parte de su maestra.
Eclair sitúa una lanza gélida encima de cada uno, a punto de descender para empalarlos si dan una respuesta que ella no acepte.
Las lanzas sueltan fragmentos de escarcha sobre sus cabezas; ella sigue dudosa de sus palabras por lo increíbles que resultan, sin contar con el hecho de que no sabe cuan verídico sea todo, pese a entender por encima la situación en la que ambos se metieron, punto que la hace suspirar.
Por fin los puntiagudos objetos que amenazaban con caerse en cualquier momento desaparecen, dejando solo un soplo de viento frío donde antes estuvieron. Eclair se sienta al lado de ellos, mirándolos con un rostro más confundido que molesto para este punto.
Cruzándose de brazos ante la afirmación de los dos hombres, la comandante se queda pensando sobre si debería aceptar o no con todos sus deberes pendientes, sin embargo al final lo hace para proteger a los suyos.
Blade da unos pasos junto a Eclair, pero se da cuenta de que Crim se quedó atrás de ellos, sentado mientras hace las configuraciones necesarias para irse pronto a la burbuja.
Con todo aclarado, Blade y Eclair vuelven a la sala a la vez que esta última se ata el cabello en su peinado habitual. Ahora Isaph también está con el resto, sirviéndole té amablemente a Garuba con una apariencia muy distinta a su normal aspecto desorganizado.
Isaph se levanta para darle un fuerte apretón de manos a Blade, tranquilo como siempre, pero con una actitud más educada de lo normal por el lugar donde se encuentra.
Dicho eso, el científico se lleva al humano para hablar un momento con Gille en lo que esperan, logrando por fin conocer a la amigable reina de los Krammells en persona. Y mientras tanto, Eclair se aleja con Garuba para contarle la situación a detalle.
Eclair lo toma desde abajo para levantarlo y mirarlo con sarcasmo.
Garuba suspira y hace que la mujer lo suelte. Luego mira a un lado, en dirección a donde debería estar la residencia donde viven.
Así, los dos se van para que Eclair pueda despedirse de Nouga y prepararse. Tiempo en el cual, Crim se encogió de hombros al notar la presencia de una vieja conocida; Musse, quien caminó hacia él poco después de que los otros dos se fueran.
La Krammell abre un pequeño portal y estira su brazo para sacar una pequeña caja metálica que abre frente a Crim.
Tomando el contenedor con sus manos, Crim baja la cabeza para agradecerle y observa detalladamente las esferas semi-transparentes de color naranja. Musse en respuesta lo mira con claro nerviosismo.
Después de eso, Musse se queda platicándole un poco sobre el estado de Kabocha y los Krammells, hasta la aparición de los miembros restantes en el grupo que volverá a la cúpula.
Los tres se reunen frente al portal que Crim invocó intentando ubicar bien las coordenadas en el tiempo donde ellos se acercaban. Aunque primero se paran debido a que Blade pregunta si aquella era Musse, pues no la ha visto desde unos días antes de irse de Kabocha y acabar el entrenamiento, recibiendo una explicación acerca de esa medicina por parte de Eclair antes de partir.
「 En la burbuja de Chronoa. 」
Al adentrarse en el espacio lleno de colores verdes y aire fresco, el pequeño grupo camina mientras Eclair escucha la explicación sobre sus aliados, adentrándose en la casa donde esta vez Chronoa está prácticamente entre lágrimas mientras revisa un montón de pergaminos y demás objetos tirados por el suelo de manera aleatoria.
Chronoa suspira con dolor a la vez que se encoge, mirando un momento a Eclair antes de volver en sí misma y saltar a una posición mucho más imponente, como si las lágrimas de hace un momento nunca hubieran estado.
Eclair se agacha para ayudarle a organizar el desastre, cruzándose con la mirada de Ánima desde la sala donde los demás se reunieron antes de la incursión en Apolo.
Chronoa se da la vuelta mientras silba disimuladamente, ignorándola hasta que se aburrió y fue a hablar con Eclair.
Durante este intercambio, Crim desaparece fundiéndose con las sombras y se traslada a distintos lugares de la casa hasta dar con el sótano, bajando a encontrarse con Sugoki en medio de su trabajo.
La herramienta en manos de Sugoki sale disparada hacia el techo debido al susto que le provocó la voz repentina de Crim. Sintió que estuvo a punto del infarto.
Hurgando entre su desordenada mesa, el Tsufurujin le pasa cuatro pares de lo que parecen ser unos grilletes.
Mientras Sugoki le cuenta cosas sobre el aparato, trabaja y come una barra que el Krammell le entregó. Momentos después, aparecen sus compañeros desde la entrada del sótano-calabozo.
Ánima les tira desde las escaleras las prendas que ellos acostumbran a usar, dándoles la impresión de que debían ponérselas. Sin embargo, en realidad son para más tarde, pues Chronoa estira una mano en su dirección y la ropa de ambos cambia a un traje de entrenamiento. De todas formas, Crim se pone su bufanda y se acomoda algo en el cuello para sentirse más cómodo, antes de asegurar junto a Blade los grilletes en sus extremidades.
La Kaioshin transmite recuerdos del Nido del Tiempo donde está ubicada la habitación. Una vez pasen por la primera de estas localizaciones podrán ser rastreados al ser un lugar que debe ser bien conocido por sus enemigos, y según Chronoa, de normal no tienen razones para atacar.
El portal comienza a abrirse y Chronoa los despide junto a Sugoki al lado. Solo Ánima se cruza de brazos desde hace poco, ya que Chronoa les dijo que dejó preparada comida para quien estuvo entrenando en la habitación hasta el momento.
Finalmente, después de algunas idas y vueltas para concretar el inicio del plan, los héroes pueden iniciar su entrenamiento en la sala con la esperanza de hacerle frente a aquella amenaza que espera pacientemente su propia recuperación. No falta mucho para el inminente choque de ambos lados.