Dragon Ball Fanon Wiki
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SistemaestrellasLeyenda1

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Farnat
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Género Masculino
Creador Saail Gox
Edad
Raza Singani
Familiares
  • Guo (hermano)
  • Harbin (hermano)
  • Ron (maestro)
Medallero
TDP1-1[1] Medalla GFA 2019[2]1 FEL - Medalla Oro[3]
Copa Fanon Plata[4]Medalla Limpia FEL - Bronce[5]
ChibiFarnat
Este personaje forma parte del

Farnat es un personaje creado por el usuario Saail Gox, inicialmente de uso exclusivo para concursos de la comunidad, pero posteriormente tendría un fic corto.

Su primera aparición fue en el 1er torneo del poder, contando con una historia y diseño distintos a los actuales. Posteriormente, participó en el proyecto de Dragon Ball: Fanon Gaiden, donde se le dedicaría un video que adaptase su antigua historia.

Se trata de un singani, una poderosa raza nativa del universo Nº21; está a la cabeza de su multiverso, siendo el responsable de la existencia de un sistema de medición en el mismo[6].

Concepto y Creación


La idea nace de la desconformidad del autor con los Dioses de la Destrucción canónicos y el desconocimiento de sus orígenes. Es por esto que tras darle vueltas se decide por crear un Dios con un destino trágico, el de la muerte tanto para su universo como para sí mismo. Así se le daría trasfondo a uno de los tantos universos que ya no existen.

Mientras que en la primera versión se le da más enfoque más nihilista a esto, en la segunda versión trata de ser más una búsqueda de esperanza para el personaje.

Esta segunda versión se inspira de uno de los arcos más icónicos de The Amazing Spider-man, "Coming Home", donde existe en Peter una duda existencial sobre el orígen de sus poderes. Del mismo modo, existe en la historia de Farnat la duda de si las tragedias son consecuencias o un capricho del destino.

Apariencia


Diseño y concepción

La imagen original del personaje era muy contraria a su versión más reciente, tratándose de un dios con un estilo más rígido y detallado, y una cantidad excesiva de joyas en su vestimenta. Aún así, se pueden observar ciertos rasgos que se tomarían de base posteriormente, como los colores de piel y cabello, y la tendencia salvaje del físico, como pelo en el cuerpo, melena y ojos rasgados.

Aunque el diseño ya no esté en uso, se sigue considerando un ícono del personaje por una parte de la comunidad, y en tributo a este, el autor decidió hacer un remake del mismo y colocarlo como la imagen principal de la plantilla

Posterior a este, vendrían una serie de bocetos hechos para un proyecto de la comunidad.

Aquí se puede apreciar el cambio en el estilo de dibujo menos detallista y el grosor de las líneas. En cuanto al personaje en sí, se incluyen por primera vez versiones de distintas edades, desde niño a adulto. Aún conserva rasgos del anterior, pero su vestuario ya es mucho más simple, y cuenta con algunos rasgos faciales más "salvajes", la nariz y unas líneas gruesas bajo los ojos. También posee unas largas patillas que se mantendrían en el tiempo.

Llegando a los diseños finales, existe mucha similitud con los anteriores bocetos, habiendo tomado de base desde la ropa hasta los rasgos característicos antes mencionados. No obstante, el Farnat actual cuenta con un estilo más estilizado y propio de su raza, con una anatomía que resalta por verse tan imponente como el diseño original, pero tan agradable a la vista y fácil de digerir como la segunda. De este modo, se ha vuelto la representación de una raza y un reflejo de la esencia del personaje en sus distintas etapas de vida. Y claro está, demuestra lo que conlleva un largo proceso de evolución hasta llegar al estilo correcto.

Niño

Resaltando las características de su raza en la etapa de juventud, Farnat posee piel más clara que los adultos, un anaranjado fluorescente; su pelaje rojizo no llega a cubrir su cuerpo, pero hay lugares en los que destaca, como el pecho, las patillas y las grandes cejas.

Respecto a su anatomía, lo más destacable es que, al igual que el resto, tiene unas manos y antebrazos macizos para realizar trabajo pesado, y pies largos para correr grandes distancias. Sus rasgos faciales son ligeramente duros para un infante, pero sigue teniendo la estructura de un cachorro, y una nariz sin desarrollarse; ojos rasgados con ageho pronunciado y pequeñas pupilas celestes, un color común para los suyos. Las orejas puntiagudas permiten una buena audición, y su piel, al igual que el resto de su cuerpo, es muy áspera y dura.

Usualmente va vestido con un conjunto abrigado debido a la falta de cabello: lo más notable es el gorro que protege su cabeza medio calva y una bufanda con capa; también usa un gi medio descubierto y pantalones holgados, ambos color lavanda.

Como detalle, lleva en sus dedos y palma pequeñas runas, cada una con un símbolo que sirve para comunicarse.

Joven

La pubertad de Farnat le ocasionó un cambio radical en su anatomía, no solo en lo más básico, como la estatura y musculación, sino que las características de los singani adultos comienzan a salir a la luz: piel más oscura y cabello más claro en contraste, además de más largo y extendiendo el vello corporal a los hombros; los antebrazos y manos siguen siendo lo más llamativo de sus extremidades, teniendo una forma muy cuadrada y más grande que otras razas; en el rostro, se nota un crecimiento en el hocico y pómulos más definidos.

Durante su etapa como agricultor, sigue conservando un conjunto igual al que usaba de infante, siendo las únicas diferencias la falta de gorro y una tela que recubres sus pies.


FarnatJoven2

Durante su entrenamiento, lleva un uniforme de las fuerzas de su planeta, regalo de su maestro. El mismo consiste en una pechera oscura con dos franjas grises, tiras y una hombrera izquierda, ambas de piel de animal, igual que el cinturón; pantalones ajustados de un morado oscuro y botas de la misma clase que el resto de detalles mencionados.

Curiosamente, este es el único "look" de Farnat donde no descubre sus pies, siendo también el vestuario más moderno o tecnológico, y representando algo contrario a lo que refleja el personaje.

Adulto (Pre-Ritual)

El singani termina de convertirse en hombre durante su estadía en el planeta desconocido; se puede apreciar en sus facciones la ferocidad que ahora refleja a comparación de un rostro antiguamente adorable, la nariz y los ojos toman mayor relieve, mientras que los colmillos sobresalen de su boca. Su estructura se denota robusta, y con un mayor tono muscular, además de un ligero oscurecimiento en la piel, factor que denota un desarrollo completo de esta, y por lo tanto, un grosor espectacular. Su cabellera, por otro lado, parece solo seguir creciendo.

Lleva prendas rotas color púrpura, señal de que en un principio había decidido llevar su traje más casual a la aventura, pero el mismo terminó destrozándose y convirtiéndose en una tela que únicamente recubre su entrepierna, mientras que el resto de tela parece haber sido destinado a cubrir las heridas del viajero. Estas prendas deshechas junto a la gran cantidad de pelo le terminan por dar al susodicho un tono descuidado y bruto.

Adulto (Post-Ritual)

Conserva su apariencia anterior, con dos detalles: los cortes en su pecho, tres de estos, siendo exactos, el signo de los dioses de su universo y con la peculiaridad de simbolizar una pirámide invertida; y las pupilas rojizas, los atributos que adquirió luego de haber realizado el mencionado ritual. Sumado a todo esto, se decantó por llevar un pantalón casual idéntico a los anteriores, aún estando en servicio, una decisión que marca la diferencia en cuanto a sus ideales.

Dios de la Destrucción

Aquí pasamos a un cambio radical de apariencia, donde por primera vez se aprecia a un Farnat anciano y sumamente delgado, similar al físico que poseen la mayoría de estos dioses; esta tendencia es una señal del deterioro de su cuerpo al no cumplir adecuadamente su labor. Posee también otros rasgos curiosos, como la barba, característica que se acoge en la vejez de su raza; la anatomía de los antebrazos y manos, cuyos huesos siguen viéndose más grandes aún sin todo el músculo encima; un rostro arrugado y deteriorado; y lo más importante, el hecho de que no lleve prendas típicas de estos dioses o joyas, sino el traje de siempre, esto debido a su política minimalista. (Nótese que aquí radica una gran diferencia respecto al diseño original).

Personalidad


Niño/Joven

Al igual que muchos de los niños de su raza, no ha tenido la suerte de una buena relación con sus padres. El carácter frío de estos como guerreros y la falta del cariño que debe recibir un infante, sumado a su propia condición, lo volvieron alguien aislado e incapaz demostrar abiertamente sus sentimientos o interactuar con alguien que no fuese su hermano.

Farnat no sólo va creciendo como alguien ensimismado, sino que se deja llevar al extremo por las emociones, volviéndose impulsivo. Tiene periodos de entusiasmo y disciplina, donde se esfuerza al máximo, al punto de parecer un guerrero innato; pero en el otro extremo, es capaz de quebrarse si su ilusión y metas se esfuman. Es incapaz de salir de ese pozo por su propia cuenta, y se vuelve todo lo contrario a productivo.

Adulto/Dios

Tras los traumas provocados en su niñez, y un lapso de aislamiento en un entorno salvaje, su salud mental no se ve del todo estable. Si bien ya no sufre recaídas y puede controlarse hasta cierto punto, se vuelve alguien sumamente obsesivo con su nueva ideología; sumamente estricto consigo mismo, al punto de obligarse a sacrificar su propia felicidad al creer que es un requisito para ser un buen gobernante.

Reprimirse más de lo que puede no lo ayuda, pues su actitud autonociva junto a su peligrosa habilidad nueva lo llevan muchas veces al borde de su cordura.

Cuando resuelve sus conflictos internos, es capaz de aceptar la felicidad que el mundo y personas a su alrededor le brindan. Ahora es capaz de disfrutar sin carcomerse la cabeza o sentirse culpable; se puede equivocar sin recriminarse a sí mismo; puede sentirse satisfecho aún si sabe que hay cosas fuera de su alcance.

Sin duda, ahora es capaz de ver la vida de forma más plena, y aún teniendo la carga de un universo sobre sus hombros, para él se siente ameno tener con quiénes compartir su parte más "humana", desde la alegría hasta las penas.

Búsqueda y Destino

Si se indaga más a fondo en las inseguridades del personaje y su frágil estabilidad emocional, se hallarán las dudas existenciales que son tanto un tormento como una forma de escapar de su propia realidad.

Cuando inicia su entrenamiento, no sólo despierta nuevamente su motivación, sino que el singani se aferra a esta idea de ser "especial" para poder continuar sin remordimiento. No obstante, desde aquí se va plantando en él una duda sobre sus propias desgracias, la cuál se intensifica al llegar al cargo de Dios; ¿Era todo lo que había sufrido casualidad o un acto del destino para hacerlo llegar a ese punto? ¿Había llegado ahí por su esfuerzo o era simplemente una marioneta? ¿Era él realmente especial?

Esta problemática sólo se resuelve cuando es capaz de ayudar a otros, por su propia voluntad; es una decisión que toma por sí mismo, la de continuar con su labor de Dios en vez de seguir lamentándote. Y gracias a esto, al fin encuentra la paz y satisfacción mental.

Lenguaje no verbal

Farnat siempre ha sido tosco para expresarse, tanto comunicándose torpemente con sus runas como confundiendo o haciendo mal uso de expresiones faciales y gestos corporales que se malinterpretan o dan una sensación opuesta gracias a su robustez.

Aún con todo, tiene problemas para disimular la ira. Esta es demasiado notoria en alguien de su aspecto, y llega a lanzar señales inconscientes de intimidación. Esto se va suavizando ligeramente con toda su experiencia como Dios.

Ideología de Vida

El singani termina por poseer un pensamiento alejado al clásico entre los suyos, sintiendo un rechazo inconsciente por este, y más adelante entiendo el porqué gracias a la influencia de su maestro, su hermano y las experiencias propias.

Su raza posee un ideal que antepone el orgullo y el honor ante el resto de cosas, considerando el encontrar una muerte digna más importante que vivir largo tiempo; esta se puede considerar la razón más importante para sentirse realizado, ya que se mira a la muerte como un inevitable destino.

Farnat, por otro lado, ve la muerte como un final inevitable, más no un objetivo a alcanzar; para él, existen en la vida cosas más importantes que el orgullo o todo aquello que depende de la visión que los demás tengan de ti, y está en descuerdo con la idea de que todos persigan un mismo objetivo por las mismas razones, porque todos deberían poseer sus propios motivos para moverse; por esto, prefiere incitar un pensamiento individual, pero que radica en una meta en común: la supervivencia.

El sobrevivir debe ser una prioridad ante lo demás, al menos, cree que uno debería aferrarse a la vida lo más que pueda hasta haber enfrentado todo lo que se propone, y ante un mundo que considera hostil por naturaleza y sin empatía, tener esto en mente logra impulsarlo en los malos momentos. Sin embargo y pese a todo el significado literal, detrás de este sentimiento se halla un valor oculto, pues el anhelo por "no dejarse morir" deriva de una necesidad mayor, la de llegar a "vivir para siempre", esto ya no en un sentido literal, sino llegar a dejar una parte de sí mismo en su mundo y seres queridos, no necesariamente un recuerdo que lo idolatre, sino ser capaz de dejar una huella, o un pensamiento resonando en la mente de las personas y la propia satisfacción de haber vivido a su manera.

Ideología de Combate

Como ya se ha mencionado, Farnat percibe el mundo como un entorno salvaje que no posee empatía, y se rige únicamente por el instinto de supervivencia y ley del más fuerte; el modo en el que lucha se aferra mucho a esta visión, pues ha llegado a la conclusión de que la única forma de vencer en volverse tan salvaje como la situación lo demande. No cree en armas, escudos, tecnología ni creaciones que interfieran con la "naturalidad" de las batallas; se trata de un cuerpo a cuerpo, donde solo existe la fuerza de un hombre contra otro y todo es válido mientras demuestre una sincera perseverancia por ganar.

Se aprecia lo mucho que cree en la fuerza física, la brutalidad y un enfrentamiento directo como algo primordial en un encuentro, pero por sobre todo, Farnat cree en la fuerza mental; sin un ideal claro y la suficiente estabilidad mental y control de las emociones, el poder no significa nada, pues en medio de la situación más cruel, y a la hora de enfrentar los miedos, solo aquel que tiene la suficiente valía y voluntad logrará salir victorioso.

Preferencias

Es alguien bastante minimalista y amante de lo rudimentario en muchos aspectos. Desde utilizar vestimentas precarias y nada llamativas, bañarse en agua fría, comer alimentos cazados por él. En términos materiales, es bastante conformista y desinteresado. No obstante, aprecia estos detalles si son un regalo por parte de alguien más o fruto de su esfuerzo personal.

Relaciones


FarnatLineartZak

Harbin, Guo y Farnat (der. a izq.)


GuoFarnatRelaciones
Guo
El hermano mayor de Farnat había sido su figura paterna y la primera persona a la que tuvo genuino cariño, al tratarse básicamente de un padre para él y quien le había dado razones para seguir adelante. Sin embargo, la idolatría que tenía con este fue desapareciendo con los años, especialmente tras su muerte y darse cuenta de lo contrarias que eran sus metas. Aún así, el fallecimiento de este representa una marca en la vida del singani que resultó en unos de sus principales motivos para querer detener todo lo que estaba pasando.
HarbinFarnatRelaciones
Harbin
Si bien el mayor fue la primer persona a la que admiró, el hermano del medio terminó por ser la persona más importante en su vida; al principio, su relación no era la mejor, pero convivir y notar las cosas buenas del otro, además de pasar momentos difíciles juntos, formó en ellos un lazo de hermandad inquebrantable, con un nivel de comunicación impresionante, al punto de que el mayor es capaz de saber las intenciones de su hermano anticipadamente.

La actitud calmada del agricultor se complementa con el ansioso Farnat, y siempre ha estado dispuesto a darle consejos y brindarle apoyo y refugio; el hecho de que sean la única familia que les queda, intensifica su necesidad de cuidarse el uno al otro.

Esto llega al extremo de obligar a Farnat a romper su promesa de "no morir" al momento donde decide dejar todo atrás, solo para proteger a su hermano de las desgracias de su mundo y de sí mismo.

RonFarnatRelaciones
Ron
Con su maestro llevó una relación curiosa; fue poco el tiempo que tuvieron contacto, pero en todo ese lapso, Farnat fue capaz de aprender de él valiosas enseñanzas que lo acompañarían el resto de su vida, y pese a que el trato del anciano a veces era duro, existía esa sensación de que realmente se preocupaba por él, y solo era muy frío para demostrarlo correctamente, pero sus acciones demostraban más que nada, y aunque este se haya arrepentido hasta cierto punto de haber elegido al joven singani, Farnat no podría estar más agradecido por la oportunidad que le había dado, y más allá de su relación alumno-maestro y todo el misterio que rodeaba al viejo, llegó a pensar en él como un auténtico padre.

Curioso resulta pensar que en tan poco tiempo pudo aprender del hombre más que de sus propios padres en todos esos años, y encariñarse más, pero hay personas que simplemente "se dejan querer" sin importar las formalidades.

LeguiFarnatRelaciones
Legui
Un soldado al que le salva la vida y posteriormente adquiere cariño por él; la Bestia podía verse reflejado en la actitud reservada del joven y su indecisión, y también le recordaba a su hermano mediano el hecho de que el novato no tuviese interés en el combate. Farnat lo incita a buscar un nombre debido a la importancia de estos dentro de su raza, y lo ayuda a sentirse cómodo en el ejército. El soldado se termina volviendo alguien cuyo progreso alegraba mucho a su líder, y era de los pocos que parecía comprender lo que buscaba hacer, y lo apoyaba.

Su muerte es algo que carga en la consciencia, como si hubiera matado la última parte de humanidad que en él quedaba.

HumanosFarnatRelaciones
Terrícolas
Esta raza captó el interés de Farnat desde el primer momento; su forma de actuar, instinto se supervivencia y relación con los dioses era algo que curiosidad le provocaba, y aunque en un momento estuvo a punto de desilusionarse y destruirlos, estos le demostraron la importancia de no evadir los conflictos que naturalmente se daban.

Luego de pasar tiempo con ellos y aprender más de sus costumbres, los comenzó a sentir más como una familia, y se acostumbró a disfrutar con los humanos de lo cotidiano, relajarse y no ser tan conservador en todo momento. Se había soltado por primera vez y podía llegar a dialogar, aunque seguía con miedo hablar.

Por su parte, estos con el tiempo fueron dejando las formalidades, y tomando confianza pese a que se trataba de un Dios.


Historia


Introducción

Dentro del gran cosmos como lo conocemos, han habido infinidad de bastos universos que, con el tiempo, han llegado a ser borrados por Zeno, por una u otra razón. Se crean nuevos universos, y los desaparecidos pasan a formar parte de la nada, por lo que difícilmente alguien se gasta en recordarlos. Aún así, existen, como en todo, algunas excepciones notables.

Este relato da inicio en el Universo N°21, en un planeta de tamaño regular, pero de buenos recursos, poblado por una raza sedentaria enfocada en la agricultura. Dicha raza, parecía no poseer ninguna habilidad para el combate, sin embargo, tenían un nivel intelectual bastante alto, lo suficiente para forjarse un sistema de escritura a base de runas y lenguaje no verbal, además de aprender a negociar con otras razas a cambio de sus cosechas y materias primas. Entre estos trueques, se encontraban todo tipo de objetos, y hasta negociaban por aprender técnicas o habilidades que les llegasen a ser de utilidad.

El tiempo pasó, y los recursos se fueron agotando debido a la sobreexplotación de los mismos, lo cuál no solo causó una baja en la población por la escasez de alimentos, sino que el planeta comenzó a sufrir cambios climáticos bruscos, lo cuál solo provocó más muertes. Ante la situación, lo que restaba de gente optó por escapar, usando una nave que habían ganado anteriormente en uno de sus intercambios. Vagaron por un tiempo, hasta encontrarse con un planeta lo suficientemente estable para vivir, sin embargo, los Singani—nombre por el cuál se había proclamado la raza—se vieron obligados a evolucionar y adaptarse a otro entorno, ya que dicho planeta presentaba gran variedad de peligros naturales, como criaturas monstruosas y mortales, fenómenos como fuertes heladas cada cierto tiempo, o, por el contrario, calor sofocante, además de luz muy tenue, eso y otros aspectos más los llevaron a volverse aptos para el combate. Y, aprovechando la situación ahora favorable para ellos, una parte de los habitantes se enfocó en las artes marciales, aumentando su poder natural y descubriendo una gran variedad de habilidades ocultas que poseían, mientras los demás se encargaban de la estabilidad y cuidado del lugar.

Poco después de formarse como guerreros, decidieron utilizar aquella nave que los había salvado para viajar a otros planetas, y así colonizarlos, obteniendo nuevas riquezas e información y sabiduría valiosa de las razas que conquistaban. Al final, lograron volverse una hegemonía en el universo.

La supervivencia dió lugar al nacimiento del tercer hijo de un noble matrimonio, ambos guerreros. El infante no fue bautizado sino hasta unos años de vida—los nombres forman parte de la identidad, así que toma trabajo elegir uno correcto—, siendo nombrado como "Farnat".

El pequeño creció, tanto a nivel de madurez como en poder, rápidamente, superando en menos de 20 años el poder de sus hermanos, y posteriormente, el de sus padres. Con tal nivel, fue ingresado al ejército de conquista a una edad relativamente temprana. El joven se tomó muy en serio su tarea, esforzándose por ganar toda la experiencia posible. Año tras año, era notable su evolución; pasó a dirigir una tropa completa, y a largo plazo, ser el emperador con mayor número de planetas bajo su mando. Así, su nombre se hizo sonar por todos los rincones del universo; el "rey de las bestias", como había sido titulado debido a su feroz apariencia, se sentía completamente orgulloso de su posición, y hasta dónde había sido capaz de elevar a su raza.

Todo pareció quebrarse el día en el que un Ángel le advirtió sobre el terrible destino de su gente y universo, pues estos serían aniquilados a causa de la baja calidad de vida que este poseía a comparación de los demás. Sin embargo, su gran potencial no pasó de largo para el resto de universos, pues el mismo Ángel estaba allí para ofrecerle la salvación, al convertirse en el aprendiz del Dios de la Destrucción del Universo 19.


Farnat aceptó, aferrándose a la idea de que si seguía ese camino, algún día podría traer de vuelta a la vida a sus iguales.

De ahí en adelante, su vida de resumió en entrenamiento. Un arduo entrenamiento para superar los límites mortales y demostrar su superioridad ante los demás pretendientes del puesto, y lo digno que era de merecer el cargo de deidad. Así transcurrió aproximadamente un siglo, no lo sabía, el guerrero había perdido la noción del tiempo. Para cuándo llegó el día de proclamar su posición como nuevo Dios de la Destrucción del Universo 19, algo había cambiado en su ser, todo el esfuerzo que había hecho se sentía vacío, pues al fin había caído en la verdad que desde hace mucho se negaba a aceptar: Jamás podría regresar su universo, ni su pasado.

Sin percepción del tiempo, ni de sus emociones y carente de un objetivo verdadero para seguir viviendo, se limitó a seguir el régimen de su cargo y realizar medianamente las tareas que debía. Destruía planetas cada tanto, pero no lo disfrutaba, sino que solo lo torturaba, el estar acabando con una especie completa, en toda su vida como conquistador, jamás se había dado cuenta de ese daño, y ahora le remordía la consciencia, pero trataba de convencerse a sí mismo de que era un sacrificio necesario para mantener el equilibrio de su universo.

Cuando no cumplía su deber, se pasaba largos períodos durmiendo, o perdido en sus pensamientos, para poder escapar de su realidad aunque sea por unos cientos de años.

Llegó el día en el que se hartó. Tiró todo a la basura, y sin importarle ya su destino, intentó hacer lo que estaba prohibido para él: Crear. Intentó crear una raza idéntica a la suya, con sus mismas características y condiciones. Pero además de resultar en un fracaso, Zeno no tardó en enterarse de la terrible acción en contra de su nombre, y lleno de enojo, no tardó en erradicar al Dios, arrastrando consigo a todo su universo.

A partir de este momento el resumen contará con extractos del fic para complementar la lectura; queda a elección leer o no los mismos.

Amanece

A causa de la ocupada vida de los soldados, Farnat creció prácticamente sin ver a sus padres, siendo criado por su hermano mayor. Tenía notables problemas para adaptarse y socializar; era más pequeño que el resto de su edad y había nacido sin la capacidad de hablar, por lo que se comunicaba a través de señas. El cachorro creció con una sensación de soledad gracias a todo esto, sin embargo, Guo, su hermano mayor, le dió esperanza; lo llevó a presenciar sus habilidades de combate en un torneo que se daba como prueba para unirse al ejército. Esa había sido la primera vez que Farnat veía combates reales, y quedó fascinado por el espectáculo.


Perdido entre esas afirmaciones, fue sorprendido por el estruendo de la campana que marcaba el inicio de un intercambio de habilidades dentro de la arena. Se apresuró en llevar la vista a los retadores, para no perderse ni un movimiento, y disfrutó de un espectáculo completamente nuevo. No era solo la ferocidad de los golpes lo que le mantenía los ojos fijos en la batalla, sino la explosión de adrenalina que se desprendía mientras transcurría; se preguntó cómo era posible que algo ajeno a él le evocara tanta emoción, y antes de darse cuenta, la tensión lo había llevado a tamborilear frenéticamente los dedos. Era la primera vez que sentía correr por su sangre la expectativa de una pelea real, aún si era solo un combate amistoso, a sus ojos era fantástico el nivel de concentración y barbaridad que estaba viendo.

El torneo prosiguió sin perder la chispa formada desde la primera ronda. Los luchadores variaban su estilo de combate, algunos luchaban únicamente con su fuerza, otros portaban armas de corto alcance, algunos más avanzados tenían la capacidad de usar el ki, una energía que usualmente se materializaba, pero su raza prefería acumularlo dentro de sus músculos para potenciar los golpes; era una práctica que requería absoluto control. De hecho, una de las contiendas había terminado en tragedia debido a que el antebrazo de un participante había explotado precisamente por una mala ejecución de la técnica. Fuera de ese, en el resto de rondas había demostrado un buen nivel, y aún así, no todos podían aprobar, pues la cantidad de jueces era limitada en comparación.


Tras las pruebas, y haber sido tomado su hermano por uno de los soldados como discípulo, le mencionó al más pequeño que, si decidía entrenar para volverse un soldado, con gusto lo tomaría como alumno en un futuro. De esa forma, instauró en el pequeño Farnat un nuevo propósito de vida.


—Si hago todo al pie de la letra, no tardaré muchos años en volverse soldado—. Especuló—. Y cuando eso pase, tú tendrás la edad suficiente para volverte mi escudero—. Aseguró.

La mirada del menor se llenó de gozo; intentaba expresar su alegría con las runas, pero sus dedos tambaleaban torpemente. En su lugar, simplemente se aferró al brazo de su hermano, acción que tomó a este último por sorpresa, pues casi nunca era tan afectivo, no obstante, no le arruinó el momento.

—No tienes que sentirte solo—. Murmuró, pero sus palabras lograron llegar a los oídos del más joven, que pudo sentir cómo su pecho se contraía y por instantes lo hizo pensar que perdería el aliento.

Farnat miró al cielo por última vez ese día; casi había anochecido, y los últimos rastros del sol ocultándose le parecieron tan lentos que tuvo la sensación de que sería fácil para él prepararse para el próximo amanecer.


Nada Personal

A partir de ese momento, Farnat se esforzaría en entrenar arduamente y volverse más fuerte. Sus entrenamientos eran bastante precarios, usando únicamente los elementos naturales a su favor y retándose a sí mismo a nuevos retos. A pesar de ello, aún no era capaz de controlar el ki adecuadamente para acumularlo dentro de su cuerpo.

Tras su entrenamiento, ese día tenía planeado hacer un banquete para Guo, quién llegaría al anochecer luego de largo tiempo fuera del planeta; pero también tenía planeado acercar un poco más a sus hermanos: en todo el tiempo que había estado viviendo sólo con Harbin, el hijo del medio, notó su gran trabajo en tareas de las que ni Farnat ni el resto de su familia tenían idea, tales como la gastronomía o cuidado de animales. Este mantenía una relación muy distante con el resto, por no decir que era básicamente un fantasma; el hecho de haber elegido ser un agricultor en vez de soldado, era una decisión que lo llevó al desprecio del resto, ya que se trataba de una familia con legado de luchadores.


El mediano no era despreciativo ni cruel con su hermanito, nunca le había mostrado rencor ni mucho menos, en realidad, cumplía en su labor de cuidar bien del menor, pero no parecía interesado en afianzar su vínculo o de verlo siquiera como un hermano; no era con él en particular el problema, sino con su familia en general, se mantenía apartado de todos.

Parecía un comportamiento lógico tomando en cuenta lo disfuncional de su círculo familiar, sin embargo, Farnat se hacía una idea de dónde venía este conflicto. Harbin había nacido con buenos dotes para el combate, era más robusto que sus otros hermanos, y era bueno manejando armas pesadas; aún con esa ventaja, nunca tuvo interés en el combate, y prefirió irse por el camino de la agricultura y ayudar a mantener las cosechas y la salud del suelo. El singani mudo no veía aquello como algo malo, pero sus padres y hermano mayor se mostraban indignados a la idea, ya que su familia poseía un legado de guerreros.


Pese a en un principio tratarlo igual, Farnat había aprendido a valorar su trabajo, y quería usar su conocimiento para que le ayudase a cazar un monstruo que podrían cocinar más tarde.

Harbin se negó rotundamente, así que el singani pequeño escapó para obligarlo a que lo siguiera; su plan funcionó, y Farnat lo esperó en la cueva de la criatura hasta que lo vió llegar con armamento para la caza—algo fácil de conseguir en una casa donde los soldados guardaban sus herramientas—. Farnat se lanzó hacia el monstruo, y su hermano trató de detenerlo inútilmente.

Se vieron obligados a pelear, mientras el más pequeño se arrepentía de su decisión debido al miedo.

Según palabras del mediano, la bestia era ciega, así que usando su agudeza auditiva a su favor, comenzó a hacer ruidos fuertes con unas herramientas, mientras Farnat, quién era más ágil, trataba de trepar al monstruo para clavarle un pedazo de filo de plata en el cráneo, su punto débil.

Luego de recibir varios arañazos por parte del enemigo, el veneno se filtró por uno de sus brazos, por lo que se vió obligado a usar el otro para clavarle el arma sobre la frente, todo esto mientras su hermano procuraba distraerlo.


Su compañero acudió rápidamente, sacando los pocos elementos que quedaban en la bolsa. Con una soga anudada, la lanzó hacía una de las esqueléticas patas y tiró lo más fuerte que pudo, intentando darle tiempo al chiquillo. Farnat, por su parte, sintió cómo el veneno recorría una de sus extremidades, pero se forzó a no soltar el arma, y tomándola con la otra mano, la clavó lo más fuerte que pudo sobre la frente del maldito.

La sangre comenzó a brotar de a chorros, y la bestia al fin se desmoronó, dejando caer consigo a un inconsciente Farnat.


La calma antes de la tormenta

Al final lograron matarlo, y al regresar, el agricultor regañó severamente al menor, al punto de casi golpearlo. Aún así, Farnat quiso hacerle saber que sus intenciones no eran malas, y estaba arrepentido de su error. Para ello hizo un intento de dibujo que representaba sus sentimientos respecto a sus hermanos, y luego de un castigo, Harbin pareció dispuesto a perdonarlo.


Tiempo después de haberse retirado de la sala principal, el agricultor se dio un tiempo para observar a la gigante criatura, preguntándose porqué habían llegado a todo eso, y encontró allí mismo la respuesta a su duda. Su compañero de vivienda no sabía dibujar bien, así que únicamente se veían palos con cara, pero con características lo suficientemente específicas para reconocer de qué se trataba: se veía a los dos hermanos mayores tomados de la mano, estando Harbin sosteniendo lo que parecían ser utensilios de cocina y algo como un plato de comida bastante precario. Los detalles tan infantiles lo obligaron a soltar una carcajada, pero luego quedó reflexionando mientras observaba la ilustración. Al final, lo dejó en su lugar y llamó al que estaba castigado.

—¡Farnat, ven aquí!—Al instante sintió los pasos apresurados del guerrero, y luego de sonreirle amistosamente, lo tomó de la espalda, se sentó y apoyó al menor cabeza abajo en su regazo. Alzó la mano, y con la palma abierta, repartió varios golpes en el trasero del pequeño, que parecía querer llorar—. Cachorro malo, muy malo. No vuelvas a hacer eso—. Lo soltó luego de unas cuantas repeticiones, dejándolo sollozar mientras se frotaba la retaguardia—. Ahora acompáñame, necesitaré ayuda para cocinar esta cosa.


Se encargaron de cocinar la carne del monstruo, y terminaron a tiempo para la llegada de Guo. Cuando este último halagó el resultado, Farnat pasó a comentarle con entusiasmo lo que había tenido que pasar para lograrlo—claramente omitiendo el detalle de que había escapado de su hogar—, tampoco olvidó darle créditos al mediano y valorar sus habilidades.

Se sintió satisfecho cuando el primogénito le hizo un cumplido, y la velada transcurrió normalmente. El guerrero le contó sobre sus aventuras fuera del planeta e hizo alarde de una misión importante a la que sería asignado junto con su padre, que cabe aclarar, lo entrenaría para la misma. Farnat, que conocía al maestro de su hermano y sabía lo estricto que era, se vió extrañado por el hecho, y se lo planteó a su hermano. Este último sólo dijo que se había molestado y renunciado—tenía fama de estar loco—; al mediano no le convenció, e hizo otra pregunta sobre qué tan peligrosa era dicha misión. Guo sólo le restó importancia a la misma, pero Farnat también había quedado algo incómodo.

Posteriormente, llamó a entrenar a su hermano, con tal de mostrarle su progreso, y poder sacarle algún consejo o aprendizaje. No duró mucho, sin embargo, debido a la condición de su brazo. Entonces Guo le propuso darle una medicina que utilizaban los soldados para curarse rápidamente; tras aplicársela en la zona del dolor, Farnat cayó dormido en minutos por el alivio y efectos placebos. Sin mediar en la charla que sus hermanos tendrían en su ausencia.


—Parece que Farnat quiere que nos llevemos bien—. Dijo Guo, rompiendo el silencio.

—No veo eso posible—. Respondió sinceramente.

—Tienes toda la razón —. Prosiguió—. No me caes en gracia, pero hiciste un buen trabajo cuidando de Farnat y te estoy muy agradecido —. Colocó una mano en el hombro contrario —. Cuidalo mucho—. Su tono pareció volverse melancólico.

—Lo haré pase lo que pase—. Prometió —. Sólo no te mueras, somos la única familia del chico.

—Prometo intentarlo—. Repuso.


Unos meses más tarde, Farnat habría logrado progresar en su relación con Harbin, y ahora eran más cercanos. No obstante, el más joven se encontraba preocupado por el hermano mayor, que aún no había vuelto de su misión, y la misma se había retrasado. Cuando las tropas al fin llegaron, traían una nave repleta de bajas, y entre los cuerpos se hallaba el cadáver de su hermano.


Entonces, lo vió, y su corazón dejó de palpitar. Las pupilas se le dilataron al reconocerlo entre la multitud, y su primera reacción fue correr para abrazarlo.

Sin embargo, el cuerpo sin vida no respondería a su desesperación.


Indecisión

Los singani, que eran colonizadores por naturaleza, solían visitar planetas que no estaban bajo el régimen de nadie o no poseían gran esperanza de supervivencia. En un principio, trataban de tomar el poder pacíficamente, pero si la negociación no trataba, se veían obligados a tomarlo por la fuerza. La mayoría de estos mundos aceptaban a la primera, por el miedo que les causaba a algunos la raza, o porque el trato era bueno. Aún así, en los últimos años se habían visto envueltos en muchas guerras, y la más reciente había acabado con buena parte de las tropas, entre ellos, el hermano y padre de Farnat.


Tras una introducción de los singani como una raza colonizadora por naturaleza, y las guerras que los había estado debilitando en los últimos años, nos sitúa en la situación actual de Farnat: destrozado por lo que había sucedido, no solo porque sus lágrimas no salían, sino que no era capaz de sentir nada ante la muerte de su padre. Se sentía vacío, ya no tenía deseos se formar parte del ejército, y sin ninguna meta, había perdido toda su voluntad. La única familia que le quedaba era su hermano, ya que su madre había desaparecido tras escuchar la noticia, y lo más seguro era que muriese al igual que su padre. El susodicho trató de levantarlo, alentarlo a seguir, y con el paso del tiempo, logró que este formara parte del equipo de agricultura, y, pese a que había adoptado una actitud holgazana y desanimada, de a poco se fue adaptando a ese estilo de vida, hasta estar lo suficientemente a gusto. Aún así, seguía sintiendo cierto vacío.


Con el paso de unos años, se fue acostumbrado a ese estilo de vida. Pero aún rodeado por la calidez de un lugar donde se sentía apreciado, había algo que le hacía falta.


Farnat era ya un puberto, más cerca de la adultez, y se encontraba pasando un rato ameno con su hermano, demostrándole su fuerza en un juego de pulseadas que termina ganando; se conservaba bien físicamente ya que seguía entrenando a escondidas, solo por hábito. Tras eso, se encarga de su labor, rezongando, y regresa a su hogar para cenar, pero Harbin le advierte que aún no era tiempo, y el protagonista no tarda en marcharse a entrenar.

Aquí se ve que ya es capaz de dominar la Sobrecarga de Ki, y es interrumpido por un hombre ciego, que al principio no reconoce, pero se da cuenta que se trata del antiguo maestro de su hermano, el que se rumoreaba le faltaba un tornillo. Tienen una pequeña charla, donde este le cuenta su versión de los echos, recalcando que su hermano carecía del potencial que tenía él, que ya había escuchado hablar sobre su habilidad y métodos más rústicos de entrenamiento, y ahora que lo observaba por sí mismo, quería ofrecerle ser su maestro, pese a que se encontraba ya retirado. Farnat se niega a aceptar que se encuentra desconforme con su vida actual, pero este le pregunta porqué seguía entrenando de ser así, y eso queda resonando en su cabeza.

Le da tiempo para pensarlo, y al regresar a casa, encuentra a un Harbin preocupado, al que decide confiarle su historia luego de que este confiesa que sabe de sus entrenamientos secretos. Le da su opinión luego de escuchar, alentándolo a dejarse llevar por sus emociones y no arrepentirse de su decisión; por último, lo deja solo, pudiéndose desahogar al fin luego de tanto tiempo por el fallecimiento de Guo.

Entrenamiento

Se ve a Farnat entrenando rigurosamente para las pruebas de admisión al ejército-que serían más brutales considerando que ya era mayor de edad- con su nuevo maestro, Ron, quién, pese a apreciar la fuerza enorme del guerrero, ve que su forma de luchar es muy poco práctica y muy predeterminada; culpa de esto a la falta de un ambiente lo suficientemente hostil y adecuado para ponerse a prueba, así que decide que era momento de continuar su entrenamiento en otro planeta.

Días después, cuando llega el momento de partir, se despide de su hermano, y este último le pide que haga una promesa, la de no morir; Farnat acepta su condición y se marcha en silencio, algo en ambos les hacía pensar que no volverían a verse.

Por último, y lo que había estado omitiendo por un rato, le tocó despedirse de su hermano. Se sentía nervioso y sin encontrar las palabras adecuadas, así que se limitó a quedarse parado frente a él, esperando que preguntase al respecto.


—¿Ya debes irte?—Preguntó, estando enterado de su situación. A lo que Farnat asintió con la cabeza —. Entiendo—. Acercándose, envolvió al menor en un abrazo que más tarde fue correspondido—. Cuidate allá afuera, y... Farnat—. Dijo, cortando el gesto para mirarlo directamente—. Prometeme que no morirás; solo así podré quedarme tranquilo —. Suplicó.

El susodicho alzó las manos para darle una respuesta apropiada: "No moriré, es una promesa" expresó, causando un ligero alivio en el rostro contrario.

—Anda, deben estar esperándote.

Dando un adiós con la mano, que algo dentro de ambos les decía sería el último, Farnat desapareció de la escena.


Farnat y su maestro llegan a un planeta desierto, totalmente envuelto en un clima helado, ideal para proseguir su evolución, aunque no era del agrado del friolento joven, ya que su pelaje no estaba del todo desarrollado. Allí entrenó sobre todo su mente, logrando dominar su cuerpo a través de sus mismas emociones; todos los días debía retarse a salir de su zona de confort, acostumbrándose a bañarse en agua helada y soportando el frío sin algún tipo de abrigo, cazando su propia comida, y pudiendo descansar únicamente una parte del día al refugiarse en una cueva donde la tormenta no le diera de lleno. Al principio le ocasionaba miedo la idea de ahogarse y morir congelado, pero con el tiempo, se fue acostumbrando, hasta el punto de poder relajarse lo suficiente para meditar dentro del río.

Cuando había pasado alrededor de un año siguiendo este régimen, su maestro comprendió que estaba listo para enfrentar su última prueba. Pero antes, y por el cariño que le había tomado a su estudiante en ese tiempo que habían estado juntos, se vió obligado a preguntarle por sus sentimientos respecto al camino que había decidido tomar hasta ese momento. De estar conforme, podrían proseguir con lo planeado, de otro modo, no tenía porqué obligarse a continuar. Para su sorpresa, o quizás no, obtuvo una respuesta positiva por parte de Farnat, o más bien, bastó con una mirada para expresar lo aliviado que se sentía consigo mismo.


—Antes de irnos, Farnat, tengo una pregunta para ti—. Añadió, caminando hacia la nave—. ¿Estás completamente satisfecho con las decisiones que has tomado hasta ahora en tu vida?—La expresión turbia del muchacho ante la repentina pregunta era comprensible, así que trató de explicarse—. Has pasado por mucho para llegar aquí, pero una vez que lleguemos a nuestro destino, no habrá marcha atrás, créeme. Quiero que pienses un momento, si sientes que el camino que has tomado merece cualquier pena—.Viendo que solo había logrado estresar más a su alumno, decidió suavizar sus palabras—. No es necesario que lo sobrepienses; debes saber cuando apagar tu mente, y en este momento, solo tus emociones pueden darte una respuesta certera.

El singani relajó los hombros, quitándose todo el peso que había estado cargando desde que comenzó su entrenamiento. Al principio, sintió temor de saber la verdad a esa incógnita, pero en el momento en que se dejó llevar por sus experiencias, y el flujo de emociones que cargaba con cada uno de sus recuerdos más preciados, supo más que nunca qué debía decir.

"Soy feliz, a pesar de todo" Expresó, sin necesidad de palabras, solamente con una sonrisa y el reflejo de serenidad en su mirada; un mensaje que el antiguo soldado descifró al instante, pues era esa la honestidad que solo un valiente era capaz de dejar ver, y pese a que Farnat jamás había combatido, ante sus ojos, lucía como un verdadero guerrero.

Renacer

Este capítulo cuenta con una narración paralela, que intercala entre las acciones de Farnat y los pensamientos de su maestro.

Por un lado, Ron cuenta cómo en sus años como soldado, se había topado con un planeta inhóspito junto a su tropa. Decidieron descender en este, viendo que el lugar estaba bien cuidado, y era imposible que nadie viviese ahí; son atacados por un habitante, al cual matan sin problema, y encuentran en su cadáver un curioso signo representando una pirámide invertida. Uno de los reclutas reconoce dicho, y asegura que tiene relación con los dioses y una raza guardiana de los mismos; se mofan de él y sus conspiraciones místicas, y siguen adelante con la intención de acabar con aquellos seres. Gracias a su olor, los encuentran, sin embargo, son más duros de matar de lo que hubieran pensado, y Ron terminó siendo el único sobreviviente de su tropa; había pensado que lo matarían, pero lo dejaron huir justo luego de que se había resignado a su muerte, únicamente destruyeron su nave. Pasó un tiempo largo sobreviviendo en el planeta, y se dio cuenta de lo duro y salvaje que era ese lugar. Su experiencia hizo nacer en él un nuevo pensamiento acerca de la vida, uno mucho más duro y con una perspectiva peligrosa sobre la naturaleza y la supervivencia de las especies.

Un día, los habitantes del planeta lo encontraron, al principio Ron pensó que lo atacarían, pero fue llevado a una cueva infiltrada entre la vegetación, donde pudo ver la habitación donde se realizaban los rituales y comprender la existencia de los dioses, y junto a lo que había aprendido en el planeta, darse cuenta de la magnitud de la situación. Sin embargo, se negaría a realizar el rito, y en su lugar, regresaría para buscar a la persona adecuada para obtener esos poderes, en una nave arreglada.


Creí que había entendido todo, hasta que lo vi. Con eso, el rompecabezas estaba completo; estaba en lo cierto, todos nos habíamos vuelto débiles, y nuestro universo se encontraba condenado por eso, pero existía una salida, y la tenía frente a mi. Pero sabía que ese poder no era para mi.


Dediqué el resto de mi vida a buscar a la persona indicada; gané una mala reputación por eso, todos comenzaron a creer que mi viaje me había hecho perder la cordura y me vi obligado a dejar el servicio varias veces. Iba y volvía, para entrenar soldados, pero nunca completaban su entrenamiento, o los que lo hacían, no tenían valor para afrontar algo peor que lo habían sufrido los últimos años; no los culpo, el destino sabe lo que hace, y no se le puede dar una carga tan grande a alguien sin ambición.


En contraste, se mostraría el presente, donde Farnat pasa sus días tratando de superar las adversidades de aquel planeta, dándose cuenta con el paso del tiempo que la naturaleza del mismo parece ir en su contra. Sería atacado por criaturas superiores a los monstruos de su hogar, y el clima lo pondría a prueba nuevamente, esto sumado a que la falta de alimentos vegetales lo obligarían a cazar y gastar energías con regularidad, y dejar de hacerlo por ciertos periodos para recuperar fuerzas o evitar una sobre explotación de recursos. No podía quedarse demasiado tiempo en un lugar por temor a ser atacado mientras dormía, así que estaba en constante movimiento. El tormento duró hasta que finalmente sus fuerzas se agotaron y se desvaneció en el suelo, para luego ser encontrado por los Guardianes.

Estos lo llevaron a la misma cueva que antes a su maestro, y comenzaron un ritual de fuego donde su pecho fue traspasado profundamente por un cuchillo, formando tres marcas que representarían una pirámide invertida. Posterior, la agonía emergería en el singani, y es ahí donde el ritual daría inicio. Tuvo que aguantar el dolor y la sensación de perderse entre sus emociones, pero al final logró salir victorioso, habiéndose convertido en un semidiós.


No era solo el dolor, sino voces resonando en su cabeza, imágenes sin sentido pasaban una detrás de otra, solo para incrementar su tormento. Jugaban con sus emociones, se estaba desbordando, era un arrebato de adrenalina que pasaba por la furia, la amargura, el miedo y la alegría en un par de segundos; no podía resistir más tiempo.


(Aclaraciones: La primera parte del resumen de este capítulo no debería encontrarse en la historia de Farnat, sin embargo, se hizo con la intención de evitar una lectura mucho más extensa, ya que sigue siendo una parte importante de la historia; mis disculpas por ese detalle.)

Despedida

Farnat se dio cuenta que los Guardianes habían desaparecido, y deduce que se debe a que ya habían cumplido con su labor, y pensó lo mismo de su maestro, quien tan prolongada vida había tenido. Así que decide regresar a su hogar, directamente.

Allí se rencuentra con su hermano, y se pone al día con este; pese a tratar de ser sincero, el semidiós se encontraba incómodo y perdido, omitiendo detalles importantes. Tras la charla, descansó en su antigua habitación, y cayó en un sueño demasiado profundo que llegó a asustar a su hermano.

Al despertar, se marchó, dejándole las runas como una señal de que ya no volvería, y que había dejado todo atrás, logrando que Harbin lo diera por muerto, y rota su promesa.

Fue al lugar donde donde el ejército festejaba sus victorias. En esos momentos se estaba realizando un torneo de inscripción a la milicia para los que sobrepasaban la edad necesaria para participar en el clásico, y por ende, este era mucho más difícil, sin reglas en contra de matar al oponente.

Farnat observó con asco cómo un profesional acorralaba a un joven aspirante, y en cuanto se dispuso a matar al joven ante la euforia de la multitud, el singani, ya con la paciencia colmada, se lanzó a destruir el arma que utilizaba. Se acercó a este, y su mirada habló, le dijo que tomaría su lugar, retándolo a que lo ataque.


Se interpuso rápidamente entre el filo y el pecho del desconocido guerrero, tomando el arma entre sus manos y destruyéndola.

El público quedó shockeado ante la repentina aparición, y el soldado le replicó por su falta de moral. Ante la amenaza, Farnat caminó hacia él, quedando frente a frente, y miró detenidamente sus ojos. Los rojizos iris del semidiós agredían la confianza de su contrario, pero no solo eso, sino que a través de ellos pudo transmitir lo que estaba pensando, y se había prometido no volver a decir con palabras.

"Yo tomaré su lugar; atácame si puedes".


Con un golpe mientras mantenía activado su nuevo ki, le bastó para derrotarlo. A los soldados no les gustó eso, y el mismo rey se bajó al tatami para darle una lección; Farnat decidió no tener piedad, y masacró al soberano en unos pocos golpes, acabando la pelea tras desgarrarle la piel con los dientes. Ante el temor y la intriga de la multitud, ahora era el nuevo líder del ejército.


Nuestro peleador era consciente de que podía destruirlo con un par de golpes, masacrarlo y dejarlo moribundo en el suelo, y así hacer que todos lo respetasen y siguieran su mando. De haber sido cualquier otro, se habría contenido y le hubiese dejado la oportunidad de dar el primer golpe, pero este guerrero no contaba con el don de la paciencia.

Alrededor suyo, un fuego morado se avivó, y la gente comenzó a sentir genuino interés por aquel que había osado a interrumpir la celebración. No esperó más tiempo; tomó a su rival por los hombros y los aplanó como masa para hornear, posteriormente, lo jaló de la nuca y estampó contra sus rodillas un par de veces, solo para terminar dándole el golpe de gracia, y el más letal de todos. Sin contenerse, clavó sus dientes sobre la espalda del líder, arrancando su piel como si se tratase de un fino trozo de papel.

Otro Muerde el Polvo

Este capítulo muestra la perspectiva del joven que había salvado y posteriormente se había unido al ejército, sobre su nuevo rey.

La "Bastia Escarlata", como fue apodado, había llegado para cambiar las cosas dentro de la armada; era odiado y alabado por muchos, pero su palabra era incuestionable. Habían comenzado a conquistar planetas casi desiertos, invirtiendo recursos en estos, mano de obra, y reclutando a sus habitantes. Era algo que no solían hacer antes, pues era más una desventaja que un beneficio, y eso causó controversia, ya que, pese a que al final el esfuerzo dio frutos, desperdiciaban tiempo que podían utilizar centrándose en sus rivales más fuertes.

Recibieron un ataque sorpresa, y entonces el rey decidió que era momento de atacar la sede de sus adversarios. Nadie tuvo que pelear, Farnat llamó al guerrero más poderoso y lo enfrentó en una contienda que duraría segundos, utilizando su Hakai, lo dejó en estado de coma, para asesinarlo tras ver sus malas intenciones. El resto de oponentes se resignaron a sus órdenes por temor.

Las tropas ya no debían combatir a menos que fuera totalmente necesario, así que las bajas disminuyeron, y al entrenar a todos los nuevos reclutas de otras razas, el ejército era más basto que nunca.

El soldado que tanto admiraba a Farnat se esforzó en entrenar para ganarse su elogio, y su plan resultó. En ese momento de emoción, le preguntó a su líder si lo recordaba, además de preguntarle la razón por la cuál lo había salvado.


—Pero, yo... Le he querido preguntar algo desde entonces—. Su inquietud llamó la atención del gobernante—. ¿Por qué lo hizo? Es decir... Toda mi vida me han dicho que morir en batalla era parte de mi destino, entonces, ¿Por qué interponerse?

El líder del ejército pareció dudar al momento de dar una respuesta, y tomó unos instantes antes de responder. Entonces, volvió a dirigirle una apaciguada mirada al joven guerrero, y con ella, sus sinceras razones; él no compartía esa visión de la vida. Para Farnat, la muerte no se trataba del destino, sino un final inevitable para todos, pero no había que buscarla por cuenta propia, no, había que aferrarse a la vida, para poder encontrar un destino.

Las palabras habían pegado fuerte en el corazón de aquel novato, solo con eso habría sido suficiente, tenía suficiente voluntad para seguir adelante sin importar nada, pero la bestia decidió seguir con su lección.

"Por eso, haz algo de lo que no te arrepientas. Y no te preocupes por la muerte, mientras así lo desees, nunca morirás", fue lo que expresaron sus ojos, y su sentimiento de calma le fue transmitido directamente al soldado.

Le preguntó cómo se llamaba, pero no hubo respuesta. Él no tenía un nombre ni un hogar, ni una meta que seguir.

"Date un nombre y busca una meta. Este es tu hogar ahora, y aquí eres bienvenido", le hizo saber, logrando que una lágrima se derrame por las mejillas del antes desconocido recluta.


Luego de explicar sus razones y forma de ver la vida, renovó la seguridad del joven sin nombre, que a partir de ahora, se haría llamar Legui, y se volvería un fiel seguidor del semidiós.

En una de sus conquistas, Farnat acciona como es regular: hace una oferta pacífica, y al no funcionar, deja inconsciente al rival más fuerte. Esta vez, sin embargo, todos deciden lanzarse a atacar a la vez, por lo que el semidiós se desorienta y al tratar de utilizar en todos su Hakai, termina por activar una de las variantes más poderosas, la Locura. Se vuelve despiadado por su agonía y comienza a atacar ferozmente, igual que los rivales; se vuelve una guerra entre todos, y Legui se da cuenta que algo andaba mal en su rey. Cuando Farnat cae agonizando, el soldado lo salva de ser traspasado por una espada, del mismo modo que él antes lo había salvado; no obstante, el singani más poderoso le termina rebanando el hombro en plena inconsciencia.

Cuando al fin recupera la cordura, era demasiado tarde para salvar al joven de la prominente hemorragia, así que lo lleva a un lugar alejado del conflicto, donde el novato le pide con sus últimas fuerzas que no lo olvide, y Farnat, con intención de cumplir sus deseos, vuelve a usar su Hakai para apropiarse de su esencia antes de que muera.


Lo llevó a un lugar alejado del disturbio, lo único que podía hacer ahora, era dejarlo morir en paz. Lo tumbó sobre una roca lo suficientemente plana, y escuchó una súplica antes de retirarse.

—No me olvides, por favor...—Susurró, haciéndole saber que no se encontraba furioso, ni arrepentido. Solamente cerró los ojos, aceptando la manera en la que él mismo había decidido perecer.

Farnat no pudo evitar soltar unas lágrimas mientras tocaba su frente con las yemas, cumpliendo sus deseos. La verdad era que le había tomado un cariño al joven; su pasado solitario e ignorado, y su actitud introvertida le recordaban a su hermano, pero en medio, también se veía reflejado a sí mismo, a la parte mortal que había tenido que dejar atrás, y ahora era que veía realmente lo que conllevaba hacerlo.

No había podido protegerlo, y ahora debía cargar con eso para siempre, pero no lo olvidaría. Mientras él siguiera vivo, mantendría sus recuerdos a salvo.

Presagio

El tiempo pasaba para el semidiós, y le hacía cuestionarse sobre sus decisiones en los peores momentos. Pensaba en su hermano, en su madre posiblemente muerta, en la familia que no había podido tener, y todo lo que abandonó para obtener su puesto.

Las cosas habían salido bien, y ahora se encontraba en un mundo unificado, donde sus hombres tarde o temprano encontrarían un camino propio. Cuando esa clase de pesadumbre amenazaba con deprimirlo, salía al mundo, y veía a la gente feliz, su gente, pudiendo estar en paz en un mundo sin guerras, y eso le hacía pensar que su sacrifico valía la pena.


Todo había salido bien; pese a todos los baches y las pérdidas, ahora se encontraba en un mundo unificado casi por completo, donde cada planeta pertenecía a su imperio, y todos luchaban para fortalecerse. Habían entendido su mensaje, o al menos, así parecía, al menos unos cuantos que habían dejado de lado el camino fácil para salir en su propia búsqueda, y con solo esos pocos que se desviaban de lo predeterminado, Farnat podía sentirse realizado. Con el paso del tiempo, pensaba, cada uno de sus hombres encontraría su camino, aún si tardaban hasta el final de su vida, él estaría ahí para presenciarlo. Aún así, él no obligaba a nadie a seguir sus reglas sin protestar, no era tan estricto como su antiguo maestro, pero siempre estaba ahí para dar su sincera opinión.

A veces se sumergía en la soledad de sus pensamientos, y entre tanto divagar, se preguntaba qué habría sido de hermano; había pasado ya mucho tiempo, y aunque él no envejecía, el hermano del medio debió haber muerto hace mucho. Con frecuencia pensaba en eso, también en sus padres, en la madre que jamás había vuelto a casa, y aunque en el fondo sabía que posiblemente había muerto en batalla al igual que su padre, en su mente le gustaba imaginar una realidad donde pudo haber formado parte de la vida de ambos. Una donde su hermano por fin hubiera formado su propia familia, y él mismo quizás hubiera podido ser parte de una.

En esos instantes de melancolía, era donde realmente se sentía vacío, pero el salir a ver su planeta, ver las calles repletas de gente, de hijos con sus padres, de abuelos y sonrisas, si su soledad era algo necesario para que el resto pudiera disfrutar de lo que él nunca tuvo, era un precio que estaba dispuesto a pagar por siempre.


No obstante, aquella felicidad se habría vuelto solo una ilusión, pues la gente, y los planetas comenzaron a desvanecerse progresivamente, y cuando lo hacían, solo Farnat podía recordar que habían existido. Aquel infierno le había sido advertido en sueños por un Ángel, desde hace tiempo, pero no pudo comprenderlo hasta que había quedado completamente solo en su universo.


Una catástrofe sin nombre había comenzado a arrasar con todo su imperio. En los planetas, la gente estaba desapareciendo misteriosamente sin dejar rastro. Al principio, creyó que se trataba de algún monstruo que estaba devorando a su gente, pero en cuando trataba de preguntar por aquellas personas luego de unas horas, nadie parecía recordar su existencia.

—Es inútil que lo intentes.

Las cosas se pusieron peores; los casos aumentaban cada vez más, y ahora no solo la gente, sino planetas enteros, desvaneciendo como por arte de magia, y en cuanto lo hacían, ya nadie podía recordarlos, hasta él mismo comenzaba a llevar lagunas mentales.

—Aún sigues siendo un simple mortal; no puedes alterar la naturaleza.

Cada día, menos gente, más disputas; la guerra comenzaba a resurgir a causa de la devastación y la pérdida de memoria. Y entre todo ese fenómeno, Farnat era el único que sabía la respuesta, pero ya nadie lo escuchaba.

—Esta es la realidad que has elegido.

Se había vuelto un simple fantasma entre todo el disturbio. La gente siguió desapareciendo, ya sea por obra de los dioses o por elección propia, y al final...

—Acéptala.

Él era la única alma que quedaba en pie, tras haber apreciado ante sus ojos el peor de sus temores materializado.

Resignación

Luego de que su universo fuese destruido y Farnat asignado como Dios de la Destrucción de otro universo, el Ángel le explica a este la jerarquía de los dioses, dándole a entender la importancia de este cargo y porqué había sido uno de los elegidos tras demostrar su control manejando este poder.


—¿Ha escuchado hablar de los dioses, Farnat?—Dijo el Ángel; había estado observando al singani un buen rato, sin lograr sacarle una palabra.

Esta vez no fue la excepción. El nombrado únicamente se limitó a menear la cabeza levemente de arriba a abajo, sin mirarlo a la cara.

—¿Sabe? Cuando nos referimos a los dioses, estamos hablando de todo aquel que carga en sus hombros la responsabilidad del universo—. Dijo, y viendo que su interlocutor continuaba con la mirada perdida en el suelo, prosiguió—. Pero cuando los mortales hablan de ellos, suelen conocer solo a los Shin-jin, los dioses creadores.

No obtuvo respuesta, pero la paciencia de aquellos seres era innata, así que no se rindió en el intento de hacer que Farnat probase sus nuevas cuerdas vocales.

—No obstante... La mayor parte de la responsabilidad recae en los Dioses de la Destrucción—. Hablaba lento y pausado, para que su Dios no se perdiese en medio de la explicación—. Tal y como su nombre lo indica, estos no crean vida, sino que la destruyen—. Ante esa pequeña aclaración, pudo notar cómo unos enormes puños se arrugaban y comenzaban a temblar por la tensión—. Es muy difícil elegir a un Dios de la Destrucción; los Shin-jin simplemente nacen, pero esto es distinto, es una labor compleja, que exige mucho más sacrificio con tal de romper el equilibrio natural de las cosas. Es por eso que se hacen esta clase de pruebas antes; no todos llegan a pasarlas, lastimosamente, una gran parte son destruidos junto con su universo, pero usted, Señor, ha sido una de tantas excepciones, y debería sentirse honrado con su puesto—. Añadió, sumergiéndose en un silencio absoluto tras acabar el sermón.


No obstante, Farnat se negaba a escuchar por estar sumergido en su propia frustración, y se larga con la intención de dormirse; antes, el Ángel le dedica unas palabras sobre lo inútil que era seguir deprimido, y el Dios se enfurece lo suficiente para casi atacarlo. Al final, se quita la frustración durmiendo por largos periodos, en los que podía recordar su antigua vida, mientras esperaba que su cuerpo se consumiese al no estar utilizando el Hakai.

Despierta brevemente, y se asquea ante su reflejo tan demacrado, por lo que decide por primera vez salir de su planeta para tener un ambiente más tranquilo donde pensar. Al no ser ayudado por el Ángel, tarda más en ir de planeta a planeta, y se queda en estos un tiempo, pudiendo apreciar toda la miseria de algunos mundos, y la violencia de otros. Eso lo hizo pensar que todos estaban condenados, y que sería mejor destruirlos; aquella duda le resonó en la mente, y buscó un lugar aparentemente inhóspito para reflexionar.


El primero que visitó, un lugar agradable, pero completamente desierto, exceptuando por algunas criaturas que vivían con miedo de salir al exterior, no parecía que fueran a sobrevivir mucho tiempo. El siguiente, un infierno total, sumergido en la guerra y la matanza, nuevamente, parecía que no había necesidad de interferir para que todos mueran, era cuestión de tiempo. Lo siguientes, más miseria, más escasez, más involución y criaturas primitivas sin consciencia de su existencia.

Al ver tal escenario, Farnat supo que todos estaban condenados, él mismo y todo el universo. Si no se mataban entre ellos, un nuevo Dios se encargaría de hacerlo, de todas formas, eran un caso perdido, y no parecían querer escuchar las palabras de ningún Dios. Aún así, podía escucharlos, podía sentir sus emociones y saber lo que pasaba por la mente de cada uno de ellos, aquella habilidad antes había sido una tortura para el aspirante a Dios, ahora parecía haberse convertido en una parte natural de su ser, simplemente no le provocaba nada. Aunque a pesar de saber sus pensamientos, no podía entenderlos, ni empatizar con su modo de vida.

Para él solo quedaban dos opciones: perecer, y dejar que el destino se hiciera cargo de esa gente, o resignarse a ser el destructor que no quería, y acabar con todos.


Este era la Tierra, y le resultó curioso cómo esta raza se manejaba; eran calmados, pero poseían un gran instinto de supervivencia y evolucionaban muy rápido, además de que parecían tener una necesidad de retribuir sus logros a los dioses que le pareció muy curiosa a Farnat. Se quedó viéndolos largo tiempo, muchas veces parecían estar al borde de la extensión, pero lograban sobrevivir. Sin embargo, hubo periodos donde su desarrollo ya no era anatómico, sino intelectual, y con eso se volvían más violentos y egoístas. Farnat había pensado en acabar con ellos por la decepción que le causaban, pero para su sorpresa, estos seguían evolucionando aún durante las guerras, creaban armas, cultura, y al final, cuando todo se resolvía, parecían aprender de sus errores.


Había largos periodos donde el entorno no era la amenaza, sino su desarrollo a nivel neurológico. Contrario a lo que hubiera pensado, se volvían más violentos. Amenazaban con matarse entre ellos a menudos, y las guerras comenzaban a surgir y dividir a todos en bandos enemigos. El desagrado del Dios ante esto fue notorio, se hallaba decepcionado por alguna razón, al ver que habían tomado el camino equivocado, en especial porque tenían el descaro de atribuirle a él todas las desgracias por las que estaban pasando, aún cuando no hacía más que observar; y llegó a la conclusión de que debía acabar con ellos, antes de que empeoraran su situación.

Pero algo lo detuvo.

A pesar de todo, no habían perdido su esencia. Seguían creciendo, aún en medio de los destrozos, seguían evolucionando, renovándose, creando armas, creando cultura y métodos alternativos. Al poco tiempo, la guerra cesó; las consecuencias fueron notorias, en las bajas y en el maltrato de su mundo, pero no parecían haber retrocedido, por el contrario, ahora eran más firmes, y parecían haber aprendido de sus errores.

Aquella inesperada conclusión dejó pensando a Farnat. ¿Acaso había estado equivocado todo este tiempo? ¿Y si sus métodos extremos no eran eficientes y al final las guerras eran otro elemento más en la evolución de las especies? A lo largo de su vida, se había dedicado a evitar los conflictos, y a cargar por sí mismo con el peso de las muertes, porque lo veía como algo innecesario, algo que se podía evitar, pero... Quizás lo había llevado demasiado lejos, quizás había interferido en algo donde no debía. Había impuesto su visión por sobre el orden natural de las cosas, y aún si su universo estaba sentenciado desde el inicio, no le cabía duda de que les había negado una valiosa oportunidad de redimirse. Al final, había sido él quién les había quitado la oportunidad de elegir


Ver aquello le abrió los ojos al Dios, y lo hizo pensar que había estado equivocado todo este tiempo al tratar de evitar algo natural como los conflictos y las guerras, y le había quitado a su universo la oportunidad de evolucionar. Pero comprendió que no era momento de frustrarse ni arrepentirse, sino que debía aferrarse más que nunca a su ideología y seguir adelante, por eso bajó con los humanos.

Final

Un grupo de cazadores había encontrado a Farnat en el bosque, y tras recibir una mirada de este, mencionándoles quién era, bajaron las armas y lo llevaron con su rey. Ya en frente del monarca, este reaccionó de mala manera ante la bestia, y los aldeanos dudaron sobre si su linaje real se trataba de una farsa. Se trataba de un tirano cuyas órdenes se basaban en cumplir sus caprichos, y el pueblo se encontraba harto, así que demostrando el poder de Farnat como verdadero Dios, fue el momento perfecto para derrocarlo.

Luego de que Farnat se encargase de este con sus propias manos, decidiendo matarlo al no ser alguien capaz de redimirse, los humanos le suplicaron que fuese su nuevo líder, pero el singani no podía aceptar ese puesto. Se quedaría temporalmente con ellos hasta que pudiera encontrar a un nuevo rey apto para el cargo; pasó buenos momentos allí, y por primera vez, pudo relajarse plenamente y disfrutar de las cosas cotidianas de la vida. Los humanos se habían vuelto más cercanos a él, y ya no lo trataban con tanta formalidad; llegó a apreciarlos más que solamente como simples habitantes.


Pasó unos años observando, aprovechando su oportunidad para disfrutar del tiempo que pasaba en la Tierra. Al principio, todos lo trataban con miedo y respeto, pero se fueron acostumbrando a recibirlo como uno más de ellos; trabajaba con ellos muchas veces, comían juntos, y era invitado a los eventos y celebraciones que realizaban. Por primera vez en toda su existencia, se sentía completamente a gusto, y que había encontrado un nuevo hogar; había podido aprender muchas cosas de aquellos seres, su empatía y sentimentalismo era muy fuerte, aunque podían ser igual de crueles, disfrutaban de pasar tiempo juntos y las banalidades de la vida, en especial la comida, algo que al Dios le había llamado la atención y hasta descubrió su propio gusto por la gastronomía, junto a muchas otras preferencias a las que nunca le había dado importancia. Le gustaba la música, la vegetación, las fogatas en las noches, y el gusto por las peleas que había sentido de pequeño volvía a resurgir cuando los veía practicar artes marciales. Había aprendido a interactuar con ellos, y a preocuparse genuinamente por su bienestar; ya no se trataban de simples habitantes de un planeta que gobernada, sino que ahora eran personas con las que había pasado buenos momentos, y podía sentir una empatía real, algo que antes le había hecho falta.


Luego de una larga espera, encontró al fin un candidato. Había llegado el momento de irse, y los terrícolas extrañarían su presencia, pero el Dios tenía un trabajo de cumplir en otros planetas, por lo que no se olvidarían de él y su nombre quedaría en la historia de la humanidad.

Tras largos siglos, un viejo y agotado Farnat regresa a la Tierra, luego de haber completado su labor hasta donde el cuerpo se lo permitía, había decidido que aquel que había sido como un hogar también debía ser su tumba, por lo que, luego de ser inútilmente atendido por la medicina humana, muere en presencia del Ángel, quien le dedica unas palabras:


—Parece muy a gusto, Señor—. Dijo una voz familiar, pero que no había escuchado por largo tiempo—. Y con lo atareado que ha estado durante todos estos años, bien merecido se tiene un descanso—. El Ángel miró directamente a los ojos de Farnat, y este por primera vez, le sonrió—. Sí, se ha esforzado demasiado, realmente le vendría bien un descanso—. Murmuró con cierta nostalgia, ambos sabían lo que proseguía—. Ha llegado el momento de partir, ¿Se siente preparado?

Un viejo y agotado Farnat se limitó a responderle con los ojos decaídos, haciéndole saber que lo había estado desde hace mucho tiempo.

—Ya veo, hm. ¿Sabe? Para alguien que estaba tan en contra de convertirse en Dios, ha hecho un buen trabajo burlándose del sistema—. Bromeó el Ángel—. Debe sentirse muy feliz con lo que ha logrado—. Añadió, esta vez con suma sinceridad—. Ahora... Puede descansar en paz—. Extendiendo una mano, pasó a cerrar suavemente los párpados del singani—. Y descuide, porque usted nunca morirá...

"Las leyendas nunca mueren."

Debido a la larga metamorfosis que ha pasado su raza, la especie se ha vuelto más resistente para sobrevivir en lapsos de combate bajo ciertas condiciones, como una mayor resistencia o habilidades ventajosas sobre un tipo de ambiente.

Para ser un Dios, su poder no estaba cerca de ser el más increíble, en realidad, permanecería más en un nivel promedio y bajo mientras se deterioraba su cuerpo, pero gracias a estas habilidades y experiencia adquirida, podría decirse que obtuvo cierta ventaja.

Habilidades

Nombre Descripción Tipo
Ki Semi-Divino Se trata de un tipo de energía especial que reemplaza el ki común del usuario, sin embargo, no se trata de su versión pura, sino una pequeña porción de lo que sería el ki de los dioses; esta versión, pese a aumentar la fuerza del usuario, tiene un límite de tiempo y desgaste mayor, ya que el cuerpo de Farnat no está en condiciones para recibir tanta sobrecarga; el mismo desgaste hace que el cuerpo tarde más tiempo en recuperarse, lo cuál significa un periodo más longevo de sueño.

Al igual que el original, sólo aquellos que poseen el mismo ki pueden sentirlo; posee una mayor regeneración de heridas, prolonga la vida y permite utilizar el Hakai.

Adquirida
Ki Divino En contraste con el anterior, este requiere capacitar el cuerpo del futuro usuario para poseerlo, ya que no se puede anular, y sus funciones son permanentes. Por eso no se corre riesgos al usarlo, de hecho, una de sus mayores desventajas está en lo que provoca su falta de uso, más específicamente, del Hakai; de no usarse con frecuencia esta habilidad a grandes escalas, la energía que no se expulsa termina por consumir el cuerpo del usuario, llevándolo a ese estado de deterioro y delgadez extrema que es tan común en estos dioses, siento mortal a largo plazo.

Una fuerza increíble, manejo total de los sentidos y una imposibilidad a ser asesinado, o siquiera sentir su presencia, por criaturas que no posean el mismo tipo de Ki, son otros rasgos que acompañan este gran poder. Como desventanja a esto, y pese a que no genere daños en el cuerpo, ocasiona un desgaste de energía tal que obliga a dormir durante largos periodos para reponer la fuerza.

Pero también surge la omnipresencia psíquica, es decir, si antes Farnat era capaz de comunicarse por medio de su mente pero no recibir las respuestas de la misma forma, ahora tiene que lidiar con todos los pensamientos de todas las personas que existen. Este efecto es similar al que provocaba el Hakai Incompleto, pero a mayor escala, y sin poder detener las voces de la gente.

Adquirida
Sobrecarga de Ki La raza de Farnat posee una resistencia enorme en sus músculos y piel, en especial en antebrazos y manos, por lo que deciden utilizar el ki de una forma no convencional. En vez de expulsarlo en forma de ataques, llenan los músculos de su cuerpo como dicha energía se tratase de glucógeno, y los recargan hasta su límite. A este punto, sus golpes físicos y resistencia en estas zonas incrementan muchísimo, y todo esto sin necesidad de bajar mucho la eficiencia o agilidad, ya que se puede elegir a qué parte en específico mandar toda esta energía, y revertirlo en el momento que se desee.

No obstante, esto requiere un buen nivel de entrenamiento para poder aplicarse, y mucha concentración, es decir, la famosa "conexión neuromuscular" para que no se salga de control; de no ser así, podría comenzarse a desgarrar el tejido muscular, hasta explotar las venas y todos los receptores, dejando el músculo inútil de por vida.

Condicional
Pelaje, piel y garras Todas estas son condiciones heredadas gracias a la evolución de la especie, forman parte de una gran ventaja cuando se trata de luchar o sobrevivir en ambientes salvajes. El pelaje, principalmente para repeler el frío, la piel gruesa que protege al usuario de cortes y heridas, y las garras cuyo filo es comparable al de una espada de la mejor calidad. Heredada
Sentidos agudos Los singani son poseedores de un olfato y oído sumamente agudos, debido a la anatomía grande de sus orejas y hocico; también cuentan con una vista buena, pese a sus ojos rasgados, que les da menor rango de visibilidad pero buena concentración en los detalles del ambiente, y las bolsitas bajo los mismos y grandes cejas sirven para evitar obstrucciones; el tacto, por otro lado, es un punto donde peca esta capacidad, ya que su exceso de piel no les permite una buena sensibilidad. Respecto al gusto, son físicamente capaces de devorar lo que sea sin vomitar en el intento, pero su gusto es lo suficientemente razonable para preferir una comida preparada. Heredada
Meditación/Control Durante su entrenamiento para acostumbrarse al frío, Farnat aprendió a tomar un mayor control de su mente a través de la meditación y canalización de sus emociones y pensamientos. Esto le permite, hasta cierto punto, lograr una mayor tolerancia al dolor o incomodidades físicas y psíquicas, en algunos casos. Adquirida

Debilidades

Nombre Descripción
Impulsividad Pese a que Farnat es alguien que suele mantener el control sobre sus propias emociones, en su transición a Dios se ha vuelto más inestable y con tendencia a flaquear ante insultos que sepan herir su orgullo, como su pasado.
Ruidos Su aguda audición se pone en su contra cuando los sonidos distorsionan su capacidad o lo aturden al punto de llegar a marearse.
Pecho Farnat tiene su punto más vital rajado por las heridas permanentes que facilitan llegar a dañar su corazón.
Ojos Al ser tan pequeños, Farnat tiene dificultades con su rango de vista, y debe estar moviendo constantemente la mirada para alcanzar a explorar todo su alrededor; el espacio que los separa entre la nariz es un importante punto ciego.
Manos Pese a que sus manos son ideales para pelear con los puños, no es nada eficiente al momento de usar armas, o tareas básicas como tomar objetos sin romperlos.

Esto arruina su gusto por la gastronomía al volverlo un fiasco para cocinar.

Sueño prolongado Desde su transición a Dios, Farnat sufre de periodos de hibernación, volviéndolo un blanco fácil cuando se encuentra somnoliento o descansando, ya que su sueño suele ser demasiado profundo para despertarse si no es por voluntad propia.

Técnicas propias

Hakai Incompleto


FarnatHakai

Esta es una habilidad que deriva directamente del ki semi-divino. En este caso, no posee las cualidades para destruir o borrar al rival, en vez de eso, es capaz de tomar directamente una parte o toda su psique, dejando al enemigo es un estado de coma, inestable, amnésico o sucumbido a la locura. Se resalta el "tomar" , pues como ya se dijo, no posee la fuerza para destruir, así que Farnat se ve obligado absorber la esencia de su rival, guardando él mismo esta parte robada. Eso significa que puede acceder a los pensamientos, recuerdos o personalidad que tenga con la misma claridad que si fueran los propios; esto puede volverse tanto una ventaja como un tormento.

La técnica se trata de la representación de una parte del poder real de un Dios de la Destrucción, una "prueba" divina con el fin de medir el control del usuario y qué tan capacitado se encuentra para recibir un poder y una carga todavía superiores.


Desventajas:

  • Desgaste físico y mental extremo.
  • Si el objetivo muere mientras está aún en uso, Farnat se verá obligado a quedarse con aquello que ha tomado, ya sean memorias, sentimientos de agonía o el conjunto de toda su esencia, y moldearlo de forma que no interfiera con su propia personalidad o sentimientos.

Sobrecarga de Ki: Golpe Dinámico


FarnatGif

Una variante de la habilidad con el mismo nombre a que Farnat suele recurrir, donde todo el ki recae principalmente en las manos y antebrazos.

Farnat lleva toda su energía a los lugares mencionados, aumentando su tamaño lo máximo posible, hasta dejar visibles las venas. Concentrándose en mantener este estado y el equilibrio de su propio cuerpo, utiliza sus piernas para impulsar lo máximo posible sus golpes, así como los boxeadores, y estos terminarían teniendo un impacto brutal en el oponente, por la fuerza, la velocidad añadida y la textura rasposa de su piel.


Desventajas:

  • No puede usarse un tiempo prolongado de tiempo, y deja expuesto al usuario a ser atacado en el resto de su cuerpo al perder algo de velocidad y equilibrio.
  • Desgaste de los músculos y tejidos; posible desgarro de los mismos y volverse un blanco fácil mientras se está activando la técnica.


Objetos

Runas[]

Es un sistema de escritura utilizado por la raza Singani para comunicarse. Al ser mudo, Farnat lo utiliza a modo de lenguaje de señas, llevando los carácteres que conforman dicho sobre pequeñas piedras pegadas a las manos.

Banda sonora

Farnat_-_Insert_Song

Farnat - Insert Song

Combates

Torneo Fanon del Poder[]

Fase
Modo de Combate
Oponente/s
Resultado
Primera Ronda
Fatal de 4
Son Gohan Mirai (DLTD)
Draigond (CW)
Xoph (CW)
Victoria con
Xoph (CW)
Cuarta Ronda
Triple Amenaza
Deneb
Dark Smoke
Victoria
Novena Ronda
Triple Amenaza
Sadness (CW)
Caelesti
Victoria
Undécima Ronda
(Semifinal)
Normal
Shouyu (CW)
Victoria
Duodécima Ronda
(Final)
Fatal de 4
NZHN (I&S)
Sugoki (Bamber)
Leezer
Victoria

Resultado: Primer Puesto

Golden Freezer Awards 2019[]

Categoría
Oponente/s
Resultado
Mejor Anti-Héroe
《𝓚𝓸𝓼𝓱𝓾》
Rice-Zeek (DBF/WW)
Sadness (CW)
Nebula (CW)
Gond (WW)
Victoria

Resultado: Ganador

Fanon Elite League (Zona B)[]

Jornada/Ronda
Oponente/s
Resultado
Jornada 2
NZHN (I&S)
Derrota
Jornada 3
Gondamek
Victoria
Jornada 4
Kaibort (DBGD)
Victoria
Jornada 5
Kaih (DBGD)
Victoria
Jornada 6
Shouyu (CW)
Empate
Jornada 7
Nigma
Victoria
Jornada 8
Rice-Zeek (DBF/WW)
Victoria
Jornada 9
Sugoki (Bamber)
Victoria
Tercer Puesto
Caelesti
Victoria

Resultado: Tercer Puesto

1º Copa Fanon Hispana[]

Fase
Oponente
Resultado
Fase de Grupos
Jornada 3
Rick Olivers
Victoria
Semifinal
Lucia Suárez
Victoria
Final
Jack (OC)
Derrota

Compañero: NZHN (I&S)

Resultado: Segundo Puesto

2º Fanon Elite League (Zona B)[]

Jornada
Oponente/s
Resultado
Jornada 1
Rice-Zeek (WW)
Victoria
Jornada 2
Shouyu (CW)
Victoria
Jornada 3
Rokoshi
Victoria
Jornada 4
Gondamek
Victoria
Jornada 5
Kaih (DBGS)
Victoria
Jornada 6
Sugoki (Bamber)
Victoria
Jornada 7
Hidaki (CW)
Victoria
Final
Allez (DBF)
Próximamente

Resultado: En curso...

Porcentajes[]

Torneo
Nº Combates
Victorias
Derrotas
Empates
Otros
1º TFDP
5
100%
0%
0%
0%
GFA 2019
1
100%
0%
0%
0%
1º FEL
9
77,78%
11,11%
11,11%
0%
Total
15
86,67%
6,67%
6,67%
0%

Palmarés[]

Logo Torneo del poder
¡Felicitaciones, Saail Gox!
¡Has ganado el 1er Puesto en el Torneo Fanon del Poder!
Estatuilla GFA 2019
¡Felicidades a Saail Gox por conseguir el premio a la categoría Mejor Anti-Héroe en los Golden Freezer Awards 2019!
Fanon Elite League
¡►Farnat◄ ha obtenido el 3er lugar en la 1º Fanon Elite League!

Curiosidades/Agradecimientos

  • Etimología: Siguiendo con el juego de palabras derivadas de bebidas alcohólicas para los nombres de los Dioses y Ángeles utilizado en DB, "Farnat" es una alteración de la palabra "Fernet", una bebida de origen Italiano, pero de consumo típico en Argentina. "Singani", por otro lado, es un licor de origen Boliviano.
  • El símbolo de su universo hace referencia a la pirámide jerárquica.
  • Créditos por el hermoso dibujo del apartado de "Relaciones" a Zakura15.
  • Créditos por la plantilla tabber a Allez02.
  • Créditos por la sección de combates a Rayuke.
  • Créditos por la plantilla de personaje a Gond SS.
  • Este personaje contiene un largo historial en la evolución del arte del creador.
  • La vestimenta de Ron es un guiño al segundo diseño de Ánima

Sobrenombres

Referencias

  1. Ganador del 1º Torneo Fanon del Poder
  2. Ganador de los Golden Freezer Awards 2019.
  3. Ganador de la 2º Fanon Elite League.
  4. Segundo lugar de la 1ra Copa Fanon Hispana
  5. Tercer lugar de la 1º Fanon Elite League.
  6. Nivel Mortal
  7. Por el ejército
  8. Apodo "CARIÑOSO" de la comunidad
  9. Por los comediantes
  10. Por los que no saben leer la etimología

Este artículo ha ganado los Golden Freezer Awards








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